Joaquín ‘Nikis’: “Nos hemos cuidado siempre porque no cuidarse es morirse y morirse es dejar de divertirse”
El carismático líder de una de las bandas más gamberras de los ochenta vuelve a los escenarios con un surrealista proyecto country llamado ‘Los Nikis de la Pradera’
Hace cinco años a Joaquín Rodríguez (Madrid, 60 años) le dio por primera vez en su vida -y a pesar de haber sido el carismático compositor, líder y cantante de una de las bandas más gamberras de los años 80, Los Nikis- por ir a clases de música.
Con el bajo había sido autodidacta y esa experiencia le llevó a escribir en 2015 NPI de música (Ediciones Chelsea), un libro en el que animaba a todo el que quisiera montar un grupo a hacerlo aunque de música no tuvieran ni puñetera id...
Hace cinco años a Joaquín Rodríguez (Madrid, 60 años) le dio por primera vez en su vida -y a pesar de haber sido el carismático compositor, líder y cantante de una de las bandas más gamberras de los años 80, Los Nikis- por ir a clases de música.
Con el bajo había sido autodidacta y esa experiencia le llevó a escribir en 2015 NPI de música (Ediciones Chelsea), un libro en el que animaba a todo el que quisiera montar un grupo a hacerlo aunque de música no tuvieran ni puñetera idea. “Ahora que sé un poco de armonía me dan ganas de sazonar mis palabras con sal y comérmelas, como hacía Mortadelo”, dice con la misma ironía burlona que llevó a algunas de sus letras más célebres de su banda.
Rodríguez tiene una hija de 28 años que adora a Taylor Swift y otra de 31 que es fan de The Strokes. Y a él, que es piloto de Iberia, ahora le ha dado por el country. El instrumento que aprendió a tocar en aquellas clases era el banjo y los frutos de lo aprendido se pueden apreciar en su nuevo proyecto, Los Nikis de la Pradera, el grupo con sabor hillbilly con el que saca un disco homónimo, en el sello El Volcán, y con el que este jueves debuta en la Moby Dick.
Pregunta. ¿Ya era piloto cuando estaba en Los Nikis?
Respuesta. Lo compaginé durante mucho tiempo con Los Nikis, porque estuve haciéndome piloto del 82 al 87 y en el grupo milité del 80 al 90. Después entré en Iberia y me apañaba gracias a la ayuda de una programadora, Carmen, que era encantadora y sabía que yo tocaba en un grupo y me arreglaba los turnos como podía.
P. ¿Y tenían fans dentro de la compañía?
R. En los ochenta y los noventa no tanto. Cuando me hicieron comandante pues yo ya tenía mi sambenito de rockero pero ha sido más bien con el revival que ha habido ahora que muchas azafatas me dicen: “Sí, sí, pues se lo he dicho a mi madre y era super fan vuestra”. Y estoy a un paso de que lo digan ya de sus abuelas.
P. ¿Le supuso una crisis muy grande dejar Los Nikis?
R. No, la crisis fue anterior porque yo era el que componía todas las canciones y cada vez que acabábamos un disco yo pensaba: “Dios mío, ¿de dónde voy a sacar las ideas para hacer otro?”. Así que aprovechando que uno se fue a Estados Unidos a estudiar, otro a trabajar por ahí fuera, pues lo dejamos. Tenía entonces 27 años.
El rock no se ha inventado aquí. Somos todos japoneses intentando bailar flamenco y no pasa nada
P. ¡Pero es que era jovencísimo! Claro, ¡qué crisis ni que crisis!
R. Bueno, yo me acuerdo de una frase de Paul Weller cuando dejó The Jam que era algo como: “Tenemos 21 años y tocamos para un público de 17. Tenemos que retirarnos ya”. Yo con 27 me veía como un abuelo.
P. ¿Y entonces en qué consistió su crisis de los 40?
R. Yo ya no dejé nada para los 40. Y además a mí siempre me ha gustado mucho la música. Con Mauro Canut tuve un grupo en los 2000 que se llamaba Los Acusicas. Estuvimos una década. Ahora con este grupo me va a tocar estar hasta el 2030.
P. ¿No le da miedo que le critiquen los puristas del country por adueñarse del genero?
R. Si no les gusta es su problema. ¿Que me venga uno con sombrero y con hebilla a decirme que no respeto el genero? Le digo: Pero chaval, ¿qué me estás diciendo si tú eres de Soria? Ya con Los Nikis intentábamos hacer lo mismo que los Ramones, como tantos grupos de rock españoles. Y el rock no se ha inventado aquí. Somos todos japoneses intentando bailar flamenco y no pasa nada. Si con 18 años no nos importaba la crítica, imagínate ahora con 60. Cero pelotero.
Dos de nosotros ya han tenido problemas de próstata, uno ha sido abuelo, a otro le han operado de la vista. O sea, vemos la residencia ya allí a lo lejos
P. ¿Y no le da pereza lo de salir de gira a su edad?
R. O sea, si con 18 años te puede hacer mucha ilusión montar un grupo y salir del barrio para ir de gira, con 60, todavía más. Porque claro, dos de nosotros ya han tenido problemas de próstata, uno ha sido abuelo, a otro le han operado de la vista. O sea, vemos la residencia ya allí a lo lejos. ¿Qué puede molar más que ahora la nieta de Arturo pregunte por su abuelo y le digan: ‘No es que está de gira con su grupo de country’? Nosotros hubiéramos tenido muy fácil el volver a tocar canciones de Los Nikis, intentar llenar el WiZink tocando Ernesto y El imperio contraataca. En cambio esto es empezar de cero, con muchísimas ganas de pasarlo bien.
P. ¿Se cuidan mucho?
R. Nos hemos cuidado siempre porque no cuidarse es morirse y morirse es dejar de divertirse. Y además Rafa y yo, siendo pilotos, no podemos llevar mala vida.
P. ¿Y cuáles son las ventajas de ser un rockero sobrio?
R. Yo creo que disfrutarlo más durante y después... Nosotros hemos visto en los 80 cómo se moría la gente a nuestro alrededor. A nosotros nos influyó además mucho la historia de los Ramones, una de las más tristes que hay de la historia del rock: dejaron de hablarse entre ellos, cayeron como moscas. No queríamos terminar así.
P. ¿Qué le parece que El imperio contraataca se haya acabado convirtiendo en un himno entre grupos de ultraderecha?
R. Eso fue muy posmortem, a finales de los noventa. Mis sobrinas me contaron que de pronto en las discotecas la gente cantaba eso y levantaba el brazo. Yo flipaba. Cuando yo hice esa canción fue pensando en una sátira del libro de texto del colegio donde veías el mapa de España de siglo XV y después cómo iba menguando.
P. ¿Pero le agrada o le desagrada?
R. Me fastidia que la gente le busque tres pies al gato cuando no los tiene.
Con 18 años te puede hacer mucha ilusión montar un grupo y salir del barrio para ir de gira: con 60, todavía más
P. Los U2, por ejemplo, se opusieron a que Trump usase una canción suya en una campaña...
R. Eso nos ha pasado a nosotros a pequeña escala. Una página web de un partido de ultraderecha la puso en su web. Y les dijimos: perdonad, no. Primero, se pagan autores. Y segundo se pide permiso. Pidieron permiso y les dijimos que no.
P. Eso es una respuesta, entonces
R. Sí. Pero vamos, yo siempre he votado centro. No sé si está bien decir lo que votas o no, pero yo siempre he votado centro. Voté a UCD, luego voté a CDS, ahora votaba a Ciudadanos. ¡Y me he quedado sin partido! [risas] Pero vamos, la política en el quesito estadistico de mi cerebro ocupa un uno por ciento. Tengo amigos de tendencias políticas totalmente dispares y no es un tema que nos ocupe.
P. Una de las canciones de su disco está dedicada a un hater. ¿Es usted uno?
R. En absoluto. De hecho no soporto a los haters.
P. ¿Y en quién está inspirada El imbécil?
R. Pues la verdad que una vez en mi trabajo nos hicieron una presentación en PowerPoint y el tipo de que la dirigía dijo: “Bueno, como veis en el anterior slide”. Y yo pensaba: ¿por qué dice slide! ¡Es una diapositiva de toda la vida!