El día que Warhol trajo la modernidad a España: “Fue como si nos visitara Dios”
La exposición ‘Warhol/Vijande’ recupera el esfuerzo del galerista Vijande y el coleccionista Suñol para abrir el país al mundo del arte internacional en la Transición
Fernando Vijande ya era un importante galerista e impulsor del arte español contemporáneo cuando en 1980, en Nueva York, le ofreció a Andy Warhol exponer y visitar Madrid. Tuvo la confianza de hacerlo porque le había comprado al menos cuatro cuadros para su amigo de la infancia, el mecenas involuntario Josep Suñol. Uno aportaba la vocación de fila...
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Fernando Vijande ya era un importante galerista e impulsor del arte español contemporáneo cuando en 1980, en Nueva York, le ofreció a Andy Warhol exponer y visitar Madrid. Tuvo la confianza de hacerlo porque le había comprado al menos cuatro cuadros para su amigo de la infancia, el mecenas involuntario Josep Suñol. Uno aportaba la vocación de filantropía y el dinero, y el otro, las conexiones y el pedigrí. La combinación hizo eclosionar las nuevas propuestas y voces que evanescían en la España de la Transición al acoger y fomentar a artistas como Luis Gordillo, Guillermo Pérez Villalta o Antoni Muntadas. Sin embargo, el punto culminante, el momento más simbólico de esa colaboración y de la apertura de España al arte internacional, fue la llegada de Warhol a la galería Vijande en 1983. Un hito social y cultural que ahora recuerda la exposición Warhol/Vijande, cita en Madrid, abierta desde este viernes y hasta el 21 de julio en el museo Lázaro Galdiano de Madrid.
“Siempre digo que se juntó el hambre con las ganas de comer. Josep tenía dinero, y Fernando los contactos. Gracias a su patrocinio, Fernando podía exhibir las obras que deseaba y adquirió la experiencia para presentarle a Warhol la propuesta de visitar un país que estaba en pleno cambio y expansión. Había entonces una alegría, una explosividad, unas ganas de comerse el mundo”, recuerda Rodrigo Vijande, hijo de Fernando y presidente de la Colección Suñol Soler. Fotografías, objetos, fotolibros y obras del propio Warhol recuerdan en la muestra aquel acontecimiento que congregó a cientos de personas que le pedían al icono del arte pop que les firmara el tique de entrada (se cobraron 100 pesetas), sus camisetas, las escayolas o el billete del autobús. “Fue como si nos visitara Dios”, dijo en la presentación la cantante de la movida madrileña Alaska, quien fue modelo del autor de Lata de sopa de Campbell.
Cinco cuadros de Warhol forman parte de la exposición, de los cuales tres (Mao, Ladies and Gentlemen, Warhol and the members of The Factory) fueron adquiridos por Vijande para Suñol en 1976 en Turín. “Tenemos que tener un Warhol, es lo mejor que hay ahora”, le pidió el mecenas. Era un encargo más entre los muchos que le venía haciendo a su socio-amigo en los últimos siete años. Fueron colegas desde niños y en su juventud viajaron juntos, pero luego Vijande se trasladaría a Madrid y Suñol se quedaría en Barcelona. “Retomaron contacto cuando Suñol ordenó construir una casa muy moderna, al estilo de las que hacía la Fundación Miró, y quería decorarla de una manera única. Coincidió en el tiempo en que mi padre acababa de inaugurar en Madrid su primera galería, Vandrés, en 1971, y quién mejor que él para ayudar a decorar su nuevo hogar. No tuvo vocación de marchante en un primer momento, quería adornar su hogar y se encontró con que compartían gustos y gracias a esa colaboración surgió la fundación Suñol-Soler”, recuerda el hijo de Vijande.
Entre las galerías Vandrés (1971-1980), que comenzó como una tienda de antigüedades en colaboración con Gloria Kirby, y Vijande (1981-1987) pasaron al menos una docena de Premios Nacionales de Artes Plásticas, como Jaume Plensa, Juan Muñoz, Joan Hernández Pijuan, Carmen Calvo, José María Sicilia o Susana Solano. Vijande les pagaba un sueldo a sus artistas y Suñol adquiría las mejores piezas de cada exposición. La combinación también permitió que otros artistas internacionales expusieran en territorio español, como Bob Smith y apostó por las primeras performances; ahí tuvo lugar la mítica actuación de Allan Kaprow. En 2017, la Fundación Suñol organizó la exposición Fernando Vijande Retrato: 1971-1987, con la obra de 51 artistas que se vieron potenciados y representados por el catalán. “Con esta nueva muestra queremos recordar a estas dos figuras y ver cómo Warhol es un nexo importantísimo. Es la pieza más importante de la colección Suñol Soler y la cúspide de la carrera galerística de Fernando, porque traer a Warhol a Madrid y conseguir que te hiciera una exposición ad hoc para tu galería es algo importante que no todo el mundo consigue”.
Vijande conocía a Warhol desde finales de los sesenta, cuando hacía sus rutinarias visitas a Nueva York, considerada la capital del arte en ese entonces. Fue en la exhibición colectiva New Images from Spain de 1980, en el Guggenheim de la Gran Manzana, cuando el español le propuso al de Pittsburgh crear en su galería, un garaje en Núñez de Balboa convertido en un loft minimalista, la muestra Pistola, Cuchillos Cruces. El nombre respondía a una serie de símbolos relacionados con la imaginería que tenía Warhol del territorio hispano: inquisición, Guerra Civil y catolicismo. Para conseguir la llegada del astro pop, el galerista se comprometió a que todas las obras serían vendidas o se quedarían con él; su apuesta tuvo respuesta en los 12.000 visitantes que recibió la exposición. “La rueda de prensa, mil veces fotografiada y difundida, es ahora un icono de la apabullante transformación de España en los ochenta, justo después de la elección de Felipe González y antes del referéndum para ser parte de la OTAN”, narra Rodrigo Vijande. Warhol visitó también Toledo, Segovia, El valle de los Caídos y El Escorial. Le encantaron las tiendas de parafernalia religiosa, la arquitectura fascista, las capas en Seseña y los bollos de la pastelería Mallorca.
También forma parte de la muestra la proyección del vídeo Mario Banana en el pórtico del Lázaro Galdiano. Junto a esas imágenes en las que se ve al artista drag Mario Montez pelar y lamer un plátano, está la serie Imágenes Alteradas, una serie de retratos que le hizo Christopher Makos a un Warhol travestido. Para el autor de Shot Sage Blue Marilyn, Makos era el “fotógrafo más moderno de Norteamérica” y le pidió que registrase su visita al viejo continente. Quien también fue retratador de Truman Capote, Liz Taylor, John Lennon o Mick Jagger, capturó a un Warhol con peluca, maquillaje y los labios pintados, similar a la versión de Mao que realizó el artista plástico. Makos estuvo presente en la apertura de Warhol/Vijande, cita en Madrid, donde recordó lo que significó su paso por España: “Era un país en plena efervescencia con una nueva generación de artistas y esa chispa eléctrica que sigue iluminando mi imaginación hasta ahora. Desde ese primer viaje, me enamoré de España. Y hasta el día de hoy, considero a España como mi segundo hogar. Esta exposición, que ha organizado el hijo de Fernando, Rodrigo Vijande, es un homenaje a la permanencia del arte”.