‘A fuego lento’: un festín de amor y gastronomía con Juliette Binoche a los fogones
La película que representa a Francia en los Oscar es una apasionada historia de cocina en la que entre los platos más sofisticados se cuece un idilio otoñal
Basta la primera media hora de La pasión de Dodin Bouffant (titulada en España A fuego lento) para disfrutar de su fabuloso festín. Se trata de un arranque que funciona como una coreografía de placeres mundanos que introducen al espectador, entre el calor y el olor que emanan de hornos, fuegos y fogones, en el ritual de la cocina del gastrónomo Dodin Bouffant (“El Napoleón del...
Basta la primera media hora de La pasión de Dodin Bouffant (titulada en España A fuego lento) para disfrutar de su fabuloso festín. Se trata de un arranque que funciona como una coreografía de placeres mundanos que introducen al espectador, entre el calor y el olor que emanan de hornos, fuegos y fogones, en el ritual de la cocina del gastrónomo Dodin Bouffant (“El Napoleón del arte culinario”, dice un personaje) y de su cocinera durante veinte años, la magnífica Eugénie.
La sensual introducción, al ritmo de los sonidos de la propia cocina, pone sobre la mesa la química entre Juliette Binoche y Benoît Magimel, y basta para intuir que lo que se cuece en la cocina de este château francés es, además de exquisitos platos, una historia de amor reposado y adulto. Durante más de dos horas de película, conoceremos algunas claves de ese amor y de los menús más sofisticados, de un consomé de tuétano de esturión para abrir boca al postre que llaman tortilla noruega, un soufflé de merengue quemado con aguardiente y corazón de helado que cierra el primer banquete.
Dirigida por el franco-vietnamita Tràn Anh Hùng, A fuego lento adapta una de las novelas más conocidas del Marcel Rouff, La vie et la passion de Dodin-Bouffant, gourmet, publicada en los años veinte del pasado siglo y reconvertida en el XXI en una novela gráfica de éxito. La película, que logró el premio a la mejor dirección del pasado festival de Cannes, ha sido la elegida para representar a Francia en los Oscar (no sin la merecida polémica por dejar fuera a la incontestable Anatomía de una caída, de Justine Triet). Gastronomía y chovinismo servido en bandeja. Después de todo, Hollywood ya se encandiló en los ochenta con un referente del cine culinario, El festín de Babette, adaptación del cuento de Isak Dinesen dirigida por Gabriel Axel, y otra adaptación, la mexicana Como agua para chocolate (1992), basada en el libro de Laura Esquivel, fue un fenomenal éxito de taquilla en Estados Unidos.
Situada a finales del siglo XIX, A fuego lento es una mirada al trabajo en la cocina como vínculo de amistad y amor. Un lugar siempre en marcha aunque sereno, que contrasta con la histeria de la popular serie The Bear. El director de El olor de la papaya verde (1993) pone el foco en el espacio-escenario de la cocina, un laboratorio de grandes mesas de madera con toda su parafernalia. Mucho más importantes que las cristalerías y vajillas de porcelana son los paños y los mandiles de lino, los cacharros de cobre y los viejos utensilios de un lugar entregado a las labores de descubrimiento del placer.
Todo en A fuego lento gira alrededor de la gastronomía, también la manera de entender el amor: Binoche y Magimel expresan sus contrariados sentimientos a través del paladar. Plagada de citas culinarias y de un inevitable exceso de empalago, la película cumple su papel de manjar, que, guiado por los sonidos y movimientos de una historia de amor y recetas, consigue literalmente que la boca del espectador se haga agua.
A fuego lento
Dirección: Tràn Anh Hùng.
Intérpretes: Juliette Binoche, Benoît Magimel, Emmanuel Salinger, Patrick D'Assumçao.
Género: drama. Francia, 2023.
Duración: 134 minutos.
Estreno: 20 de diciembre.