Muere a los 51 años Michela Murgia, la “escritora de los derechos”

La intelectual italiana, católica y defensora de los derechos LGTBI, fue una de las voces más duras con el gobierno de Georgia Meloni

La escritora Michela Murgia, el 9 de julio de 2012 en Cobras (Cerdeña).Vittoriano Rastelli (Getty)

Michela Murgia (1972-2023), “la escritora de los derechos”, como se la conocía en Italia, una de las intelectuales más destacadas del país transalpino, ha fallecido este viernes en Roma a los 51 años a causa de un tumor renal que le había provocado una metástasis generalizada. La autora, católica, feminista y defensora de los derechos LGTBI, había revelado en mayo que se estaba muriendo y relató públicamente sus últimos meses de vida.

En una entrevista con Il Corriere della Sera reveló q...

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Michela Murgia (1972-2023), “la escritora de los derechos”, como se la conocía en Italia, una de las intelectuales más destacadas del país transalpino, ha fallecido este viernes en Roma a los 51 años a causa de un tumor renal que le había provocado una metástasis generalizada. La autora, católica, feminista y defensora de los derechos LGTBI, había revelado en mayo que se estaba muriendo y relató públicamente sus últimos meses de vida.

En una entrevista con Il Corriere della Sera reveló que lamentaba morirse en una Italia carcomida por el “gobierno fascista” de Giorgia Meloni. “Sólo espero morir cuando Giorgia Meloni ya no sea primera ministra, porque el suyo es un gobierno fascista”, dijo entonces y criticó la decisión de la fiscalía de retirar la patria potestad a una de las madres de decenas de parejas de lesbianas.

“Recuérdenme como quieran. Nunca he pensado en mostrarme como algo diferente de lo que soy para complacer a nadie. Incluso a los que me odian creo que les he sido útil, para autodefinirse. Me iré llena de recuerdos. Me considero muy afortunada. He conocido a mucha gente maravillosa. No es cierto que el mundo sea malo; depende del mundo que te hagas. Cuando tenía veinte años nos preguntábamos si moriríamos siendo demócrata-cristianos. No importa si no me queda mucho tiempo: lo importante para mí ahora es no morir fascista”, agregó en aquella entrevista. La primera ministra ultraderechista se despidió de la escritora mostrando sus respetos: “Fue una mujer que luchó por defender sus ideas, aunque fueran notoriamente distintas de las mías, y siento un gran respeto por ello”.

“Murió como vivió. Hizo de su vida uno de los megáfonos más poderosos del discurso mediático, y hasta el final se mantuvo fiel a una autorrepresentación en la que había logrado ordenar su compleja existencia. Es imposible imaginarla desprovista de vida porque la vitalidad era el motor principal de su arrolladora personalidad. Nada humano le era ajeno”, escribe la escritora Chiara Valerio en el diario La Repubblica.

Murgia fue escritora, dramaturga, ensayista y columnista sarda, aunque antes ejerció como profesora de religión y directora de una central termoeléctrica, entre otros oficios, y en 2014 se presentó para ser candidata a la presidencia de su región natal, aunque no lo logró.

Aunque debutó en su carrera literaria a los 35 años, Michela Murgia fue una de las intelectuales italianas más influyentes de los últimos 20 años. En 2006 publicó su primera novela, Il mondo deve sapere, una historia tragicómica sobre el mundo de los call centers —trabajaba en uno que vendía aspiradores por teléfono en la época que escribió el libro— que comenzó como un blog y que acabó inspirando la obra de teatro homónima y la película Toda la vida por delante, de 2008.

No le gustaba definirse como escritora, sino como activista que utiliza la literatura para impulsar sus batallas políticas, al principio identificadas con el autonomismo sardo, luego con el feminismo y después con las cuestiones LGBTQ+.

De formación católica, siempre estuvo muy vinculada a sus raíces sardas. En 2008 escribió Viaggio in Sardegna, dos años antes de publicar La acabadora, la obra sobre la eutanasia y la adopción en los años cincuenta que le valió el reconocimiento del público y la crítica y con la que ganó varios premios, entre ellos el prestigioso Campiello. Después llegó Ave Maria, en el que logró aunar su formación católica con el feminismo ―algo que volvió a conseguir más tarde con God save the queer (2022)― y en el que reinterpretaba la figura de la madre de Jesucristo. Con este volumen sentó las bases de las críticas al patriarcado que desarrollaría los años siguientes en sus publicaciones. Le sucedieron L’incontro (2012), el ensayo breve sobre el feminicidio L’ho uccisa perché l’amavo. Falso! (2013), Chiru’ (2015), posiblemente su obra más autobiográfica, en la que plasmó su visión de la relación entre amor y poder; y Futuro interiore (2016).

En los años siguientes se dio a conocer no solo por sus libros, sino también por su compromiso como activista feminista e intelectual. Fue una de las primeras en entender y explotar las redes sociales.

También se ganó al gran público con el podcast Morgana, que realizó junto a la escritora Chiara Tagliaferri, y que durante varias temporadas contó biografías de mujeres (y más tarde también de hombres) que “tu madre no aprobaría”.

En God Save the Queer, volcó uno de los temas que más le “tocó” en sus últimos años, hasta el punto de dar a conocer a su “familia queer”, formada por las personas más cercanas y con las que compartía una casa a las afueras de Roma, donde se casó con el actor y director Lorenzo Terenzi. A mediados de julio, habló precisamente de ese “matrimonio contra su voluntad”. Mugia se casó con Terenzi por lo civil para ver garantizados los derechos de su pareja y de lo que ella llamaba su “familia queer”―”un núcleo familiar atípico, en el que las relaciones cuentan más que los roles”―, compuesta por sus amigos e “hijos del alma”. Fue madre, pero ninguno de sus cuatro hijos salió de su vientre, los adoptó “con el corazón”, ya adultos.

Decenas de personalidades del mundo de la política y la cultura han llorado la pérdida de la escritora. El escritor y presentador Gad Lerner la ha definido como “una formidable, talentosa y temeraria revolucionaria contemporánea”.

Marina Berlusconi, hija de Silvio Berlusconi y presidenta del grupo Mondadori, con el que la escritora sarda publicó sus obras, ha lamentado su pérdida. “No hace falta compartir las ideas de Michela Murgia para considerarla una mujer valiente, apasionada y coherente, además de una autora original y de gran talento”, ha dicho. “Muy rápida, en un país lentísimo”, con este mensaje se despidió de Murgia Nicola Lagioia, escritor y ex director de la Feria del Libro de Turín.

La diputada Laura Boldrini ha hablado de “una mujer única en la escena italiana”: “una escritora, una intelectual, una artista, una voz libre, una feminista con una mirada profanadora hacia las convenciones y las hipocresías. Una persona interesante que amaba la provocación y el desafío de frente”, ha señalado. El exprimer ministro, Giuseppe Conte, definió a la escritora como “una voz libre hasta el final” y “un ejemplo de valentía incluso en la enfermedad”.

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