Globos de oro, año cero

Los premios de Hollywood se reinventan como una empresa con fines de lucro para dejar atrás la polémica por falta de diversidad y malos manejos

Todd Boehly y su esposa Katie en la ceremonia de los Globos de Oro, el 10 de enero de 2023.FREDERIC J. BROWN (AFP)

Hollywood es una gran tierra para reinventarse. Ese ha sido el camino tomado por los Globos de Oro, uno de los premios más conocidos del entretenimiento. Los galardones son ya propiedad de una empresa privada, poniendo fin al polémico grupo que los organizó de forma casi ininterrumpida desde 1944, la Asociación de la Prensa Extranjera (HFPA, por sus siglas en inglés). La organización estuvo en el centro de las críticas por su falta de diversidad y por malos manejos de algunos miembros. Después de un par de años de po...

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Hollywood es una gran tierra para reinventarse. Ese ha sido el camino tomado por los Globos de Oro, uno de los premios más conocidos del entretenimiento. Los galardones son ya propiedad de una empresa privada, poniendo fin al polémico grupo que los organizó de forma casi ininterrumpida desde 1944, la Asociación de la Prensa Extranjera (HFPA, por sus siglas en inglés). La organización estuvo en el centro de las críticas por su falta de diversidad y por malos manejos de algunos miembros. Después de un par de años de polémica, los Globos seguirán en la órbita de las celebridades como un evento con fines de lucro. A pesar de haber sufrido cierto deslustre, la marca de los premios sigue siendo dorada para la industria.

El fiscal de California ha aceptado esta semana la propuesta de negocio hecha hace dos años por Eldridge Industries, un poderoso fondo de inversión. Este tiene entre su portafolio aseguradoras, tecnológicas, bienes raíces y diversos negocios de entretenimiento que van desde los catálogos musicales de Bruce Springsteen y The Killers hasta los dos equipos deportivos más queridos de Los Ángeles, los Dodgers y los Lakers. Su fundador y consejero delegado, Todd Boehly, un multimillonario cuya fortuna ronda los 5.300 millones de dólares, también ha mostrado apetito por los mercados extranjeros. El año pasado compró el Chelsea de la Liga Premier inglesa en una operación récord.

Boehly, de 49 años, quiere dar nuevos aires a los Globos. “La gente no se ha dado cuenta de que la HFPA tiene un cuerpo de gobierno de 80 años. Es muy complicado. Cada vez que deben ajustar sus reglas terminan peleándose por detalles menores”, contó en una conversación con el financiero Michael Milken a principios de mayo. “Tienen una regla en la que necesitan cinco días para convocar a una junta. Eso es porque hace 80 años tenías que llegar a Los Ángeles en tu caballo y calesa. No la han cambiado porque no pueden acordar si es mejor seis u ocho horas”, añadió el magnate.

En la charla, Boehly habló también de los periodistas que formaban parte de la cúpula de la organización. “El negocio periodístico ha sido muy golpeado, así que no querían expandir el cuerpo de gobierno porque tenían miedo de que esto afectara su forma de ganarse la vida”, señaló quien funge como consejero delegado interino de los Globos de Oro desde octubre de 2021. Los 87 integrantes originales, después ampliada a 96, se dedicaron a gestionar los recursos de una organización sin fines de lucro en lugar de “usar su habilidad para escribir y vender historias de Hollywood en todos los mercados en el extranjero”.

En febrero de 2021, Los Angeles Times publicó una investigación que cimbró al pequeño pero poderoso grupo de la HFPA. La revelación tomaba como punto de partida una demanda interpuesta por periodistas europeas que habían solicitado ingreso al exclusivo club y que habían sido rechazadas. No era la primera vez que sucedía, pero el reportaje del diario angelino llevaba también un dato insostenible en los nuevos tiempos que rigen en Hollywood. No había un solo miembro negro entre sus cerca de 100 integrantes.

Tom Cruise, a la derecha, fue una de las estrellas de Hollywood que devolvieron sus Globos de Oro tras la polémica estallada en 2021. Bob Riha Jr (Getty Images)

Esto desencadenó una fuerte reacción. Un centenar de publicistas, el nexo entre las estrellas y la prensa, le dieron la espalda a la organización exigiendo un cambio. El verdadero golpe llegó cuando se sumó el poder más público de Hollywood, sus estrellas. Tom Cruise devolvió sus premios y Scarlett Johansson pidió un boicot contra la organización, a la que calificó de sexista. Brendan Fraser dijo también que había sido acosado sexualmente por un presidente de la HFPA. Las productoras afroamericanas Shonda Rhimes y Ava Duvernay, artífices de varios éxitos televisivos, pidieron cortar vínculos con el grupo. NBC, la cadena que retransmite los premios, hizo eco de las críticas e informó que no emitiría la edición de 2022, que se llevó a cabo en completo descrédito.

Los Globos de Oro volvieron a las pantallas en 2023. Fue posible porque la organización se reformó tras el escarnio. Incluyeron a nuevos votantes internacionales para incrementar la diversidad (ahora son 310), sancionaron a unos miembros y despidieron a otros. Se dictaron nuevos lineamientos éticos. Para la ceremonia, pagaron medio millón de dólares por tener como presentador a un comediante negro y homosexual, Jarrod Carmichael. Este se burló de la organización en el monólogo que dio al arranque a la edición 80. “Yo no diría que son racistas, pero no tenían un solo miembro negro antes de que muriera George Floyd. Voy a dejar que juzguen ustedes”, afirmó.

El peso de la vieja organización en la nueva compañía está en duda. El comunicado de la operación dio solo algo más de 20 palabras al viejo orden. “Nos emociona mucho cerrar esta anticipada transacción y comenzar la transición desde una organización de miembros a una empresa comercial”, afirmó la presidenta de la HFPA, Helen Hoehne.

Los términos económicos de la transacción no han sido desvelados. Los premios quedarán bajo el paraguas de las Producciones Dick Clark, una empresa que prepara anualmente la emisión televisiva de la gala y que es también propiedad de Eldridge. Los recursos que están todavía en las arcas de la HFPA, obtenidos en parte por la venta de derechos por la transmisión, serán transferidos a una fundación que tendrá tareas filantrópicas.

Boehly cree que con la transición a una empresa con fines de lucro será más fácil obligar a los Globos y sus empleados a rendir cuentas. Una parte de los miembros originales de la HFPA han sido contratados con un sueldo de 75.000 dólares anuales. Entre sus obligaciones estará organizar funciones de las películas y series puestas a consideración de los votantes y escribir contenido para la organización.

Menos claro están los límites éticos que tendrá la nueva empresa. Convertida en una ceremonia que tiene como objetivo generar ingresos, los Globos no han dado a conocer nuevas reglas éticas. Eldridge es propietaria de Variety y The Hollywood Reporter, las publicaciones decanas de la industria del entretenimiento y que suelen ser recipientes de mucha de la publicidad de las producciones en la época de premios.

También puede existir conflicto de interés. El fondo de Boehly es dueño minoritario de A24, la productora independiente que se ha convertido en un caso de éxito en Hollywood. El magnate le inyectó 90 millones de dólares de capital semilla en 2012. El año pasado, la compañía recibió una nueva inversión por 225 millones de dólares y rozó una valoración de 2.500 millones. Todo a la vez en todas partes, producida por A24, ganó hace algunos meses siete premios Oscar, entre ellos Mejor Película. Boehly ha dicho que pretende convertir los Globos de Oro en un canal para promocionar lo mejor de lo mejor de Hollywood. ¿Incluirá esto los productos de su enorme portafolio?

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