Los guionistas de Hollywood, en huelga: “A los estudios hay que pegarles donde más les duele: en la cartera”
El sector de escritores protesta a las puertas de los ocho grandes estudios para reclamar mejoras salariales tras el fracaso de la negociación
Jorge Ramírez-Martínez eligió los estudios de Amazon para protestar en su primer día de huelga. El guionista, de 36 años, estaba sentado a las puertas de la sede que el gigante tecnológico tiene en Culver City, al sur de la ciudad de Los Ángeles. Allí fueron filmadas Ciudadano Kane o Recuerda, de Alfred Hitchcock, pero la tarde del miércoles, en este lugar se contaba otra historia de Hollywood. Medio centenar de escritores formaban un piquete ...
Jorge Ramírez-Martínez eligió los estudios de Amazon para protestar en su primer día de huelga. El guionista, de 36 años, estaba sentado a las puertas de la sede que el gigante tecnológico tiene en Culver City, al sur de la ciudad de Los Ángeles. Allí fueron filmadas Ciudadano Kane o Recuerda, de Alfred Hitchcock, pero la tarde del miércoles, en este lugar se contaba otra historia de Hollywood. Medio centenar de escritores formaban un piquete para exigir a los ocho grandes estudios que dominan esta ciudad mejores condiciones laborales. “A los estudios hay que pegarles donde más les duele, en la cartera”, dijo el escritor de Selena y The Blacklist: Redemption, quien llevó a su pequeño perro King a que lo acompañara a defender sus derechos. El cartel que portaba decía: ”¡La comida de perro es cara!”.
Han transcurrido dos días de la primera huelga de Hollywood en 15 años. Los guionistas se citaron el martes al mediodía a las puertas de los estudios. Vestían camisetas azules con el escudo de la organización a la que pertenecen, el Writers Guild of America (WGA). La protesta no solo se lleva a cabo aquí, en la cuna de la industria, también ocurre en Nueva York, al otro lado de Estados Unidos. Los miembros de la sección este del WGA han ido a manifestarse a las oficinas que los estudios tienen en Manhattan.
Ramírez-Martínez describe la veloz transformación que ha presenciado en la industria. NBC, la cadena de televisión para la que escribía, ofrecía contratos de 20 semanas de trabajo para preparar una temporada de televisión. Cuando trabajó para Netflix, le propusieron las mismas condiciones pero para dos temporadas. “Quieren hacer más en menos tiempo”, señala. Los guiones, además, se hacen con menos manos. Una serie de ocho episodios en una plataforma digital se resuelve con cuatro guionistas, cuando el sindicato considera que deberían ser siete.
El ambiente de estos dos días es de cierto pesimismo, pues ninguna de las dos partes espera una rápida resolución. El comité de negociación de los guionistas determinó la noche del lunes que la huelga era inevitable después de que los estudios rechazaran ocho de las 14 propuestas que el sindicato puso sobre la mesa. Las negativas tocaron los puntos más urgentes: elevar el mínimo de escritores por proyecto y un incremento del 6% del monto que los guionistas reciben de los llamados residuales, es decir, la cantidad que les corresponde por cada transmisión de los proyectos que firman. Los estudios propusieron una subida del 2%.
“Me parece simplemente alucinante”, dijo el miércoles Christine, integrante del sindicato de actores SAG-AFTRA, que también se ha sumado a la protesta. “Ha sido un año de beneficios récord para ellos, pero no quieren compartirlos. Los estudios se han quejado del incremento de costos en las producciones, pero desde el 11 de mayo (día que se levanta la emergencia sanitaria en EE UU) ya no tendrán que seguir con los protocolos de covid, que habían inflado los presupuestos”, añade.
“Es un insulto que hayan rechazado esas propuestas”, añade Ramírez-Martínez. “Somos los responsables de crear series con las que ellos ganan millones de dólares, prestigio, premios Emmy y Oscar, y simplemente no nos quieren compensar de una mejor manera”, se queja.
“Chill, Netflix”
Hollywood se ha quedado sin un motor creativo. “La codicia NO es buena”, afirmaba una de las pancartas, un guiño a la famosa frase que Gordon Gekko (Michael Douglas) decía en Wall Street. “Alexa no nos reemplazará”, se leía en otro cartel frente al imperio audiovisual de Jeff Bezos (los estudios rechazaron la propuesta de que la inteligencia artificial no puede ser usada para escribir). Otro: “Writer’s Block!” (Bloqueo creativo).
“¿Querían dramas? ¡Aquí tienen un poco de drama!”, se leía en el mensaje empuñado por Joelle, de Universal Writers Program. En 2007, fecha de la última huelga en Hollywood, la guionista trabajaba como productora de realities, un género que tuvo un boom cuando el paro frenó a las producciones que dependían de guion. Ahora está del otro lado. Siente la presión de un oficio que ha visto caer su salario promedio en la última década a pesar de la multiplicación de series y proyectos. “Los conglomerados de los medios están extendiendo las horas de trabajo con la menor paga posible. Simplemente no es sostenible. No le conviene a ninguna de las partes”, opina.
El sueldo de David Zaslav, el consejero delegado de Warner Bros Discovery, era uno de los temas recurrentes en los mensajes en manos de los guionistas. El ejecutivo ganó el año pasado 250 millones de dólares, lo que podría cubrir el sueldo de unos 10.000 escritores, el número de miembros que tiene el WGA. “Es ridículo que se hagan pasar por pobres”, dijo Adam Conover, el actor y sindicalista, en una entrevista.
La huelga anterior se extendió desde noviembre de 2007 por más de 100 días y tuvo un impacto en la economía local de más de 2.000 millones de dólares. Este año, la protesta amenaza con convertirse en una ficha de dominó que puede terminar paralizando del todo a la industria. El 30 de junio se vence el plazo para que el sindicato de directores renueve su contrato colectivo. Los gremios esperaban obtener de los guionistas la hoja de ruta para actuar frente a los estudios agrupados en la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP, por sus siglas en inglés).
“El 2023 ha sido el primer año en que he sentido un golpe económico”, asegura Mike Langer, otro de los escritores que se han sumado a la protesta. “Aunque en los últimos tres años hubo mucho trabajo, la economía sin duda está afectando a la industria. Pero la televisión y el cine no irán a ningún lado. Así que aunque haya una mala economía, la paga debe ser justa”, ha asegurado este egresado del American Film Institute.