¿Quedan cines de barrio? ¿Toda España se hizo artista en el confinamiento? ¿Importan los premios? Los números responden

Un repaso en cifras para entender varias tendencias de la cultura actual a partir de dos amplios informes recientes

El Cine Yelmo Luxury Palafox, en la calle Luchana de Madrid, el 26 de marzo de 2021.víctor sainz

La cultura sabe contar muchas historias. Pero los números también. De hecho, una misma cifra hasta puede crear narrativas opuestas: el 61,7% de los españoles leyeron al menos un libro en 12 meses; pero el 38,3% no lo hicieron. Detrás de las estadísticas, a veces, se esconden esperanzas, temores, problemas y soluciones. Y las propias artes piden ayuda a menudo a las matemáticas para entenderse a sí mismas, sobre todo a través de una serie de informes anuales que sirven de referencia para todo el sector. En las últimas semanas, se han actualizado dos: el ...

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La cultura sabe contar muchas historias. Pero los números también. De hecho, una misma cifra hasta puede crear narrativas opuestas: el 61,7% de los españoles leyeron al menos un libro en 12 meses; pero el 38,3% no lo hicieron. Detrás de las estadísticas, a veces, se esconden esperanzas, temores, problemas y soluciones. Y las propias artes piden ayuda a menudo a las matemáticas para entenderse a sí mismas, sobre todo a través de una serie de informes anuales que sirven de referencia para todo el sector. En las últimas semanas, se han actualizado dos: el Anuario 2022 de la SGAE y la última Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales del Ministerio de Cultura y Deporte. Y de ahí proceden todos los números presentados a continuación, junto con un intento de explicarlos. Aunque las posibles interpretaciones son múltiples: que cada cual elija la suya.

Los estragos de la covid-19

Estaba claro que, entre cierres forzosos y aforos reducidos, la pandemia había dañado especialmente a la actividad cultural. Faltaba saber cuánto: si se compara 2021 con 2019, hubo casi un tercio menos de representaciones de artes escénicas, música clásica y popular; y cada uno de los tres sectores perdió más de la mitad de su público. Y entre marzo de 2021 y febrero de 2022, asistió al cine solo el 27,7% de la población, 30 puntos menos que la tasa habitual en años anteriores a la crisis sanitaria. Entre los motivos por los que los encuestados dicen no acudir a la mayoría de actividades culturales, ha aparecido en los primeros puestos una nueva respuesta: “Razones relacionadas con la covid-19″.

No hay teatro para la España vaciada

Seis de cada 10 representaciones de teatro se celebran en ciudades de más de 200.000 habitantes. Y ahí se concentra también el 69,2% del público. La danza y el género lírico ofrecen concentraciones aún mayores. Y, sin embargo, el 70% de los ciudadanos viven precisamente fuera de esas áreas, en urbes o pueblos de menor tamaño. En un reportaje, hace un lustro, varias fuentes relataban a este periódico que no faltan infraestructuras, sino programación. Por comparar, la música popular está mucho más esparcida por la España vaciada: los conciertos en localidades por debajo de 200.000 habitantes suponen el 53,8% del público total. Si se mira con lupa las artes escénicas aparece, además, otra concentración: más de la mitad de funciones, espectadores y recaudación se registran entre Comunidad de Madrid y Cataluña.

Los últimos mohicanos de la danza

Mire a su alrededor y empiece a contar hasta 100 personas. De todas ellas, solo dos acudieron a algún espectáculo de danza o ballet el año pasado. O, al revés, 98 no lo hicieron. Esta disciplina supuso solo el 4,2% de todas las representaciones de artes escénicas en 2021. La caída en picado del sector desde 2008 parecía haberse detenido en los últimos años, hasta que llegó la covid-19. Y vuelta al abismo. Hay casos tan extremos como el de Ceuta y Melilla: tan solo hubo una representación de danza en todo 2021. El Anuario de la SGAE tiene registrado el número de espectadores: 266. La música clásica, por cierto, registra cifras parecidas, aunque algo mejores.

Siempre suena el pop-rock

El 76,2% de los conciertos programados en 2021 fue de pop o rock. No hay ningún otro sector que concentre tanto la actividad en un género: la novela contemporánea es la lectura favorita, pero con un 63,5%; la comedia reina en el cine, con un 18,2% del público; y los asistentes al teatro se inclinan sobre todo por obras actuales (35,9%). De ahí que, en recintos y salas musicales, apenas quede espacio para otros sonidos: el flamenco, en el segundo puesto, se escucha en el 6,2% de los conciertos. Jazz, blues y soul, juntos, suman el 2,2%. Hip-hop y rap no llegan ni al 1%.

Toma de temperatura a los asistentes minutos antes del concierto de Raphael del 20 de diciembre de 2020 en Madrid. víctor Sainz

‘Streaming’, vinilos y lo ‘nuestro’

La industria cultural que reaccionó más rápido ante internet fue, seguramente, la musical. En 2015, las ventas del formato digital superaron por primera vez al físico. Y el año pasado ascendieron al 82,6% del total. Prácticamente todo este volumen de negocios (el 98%) se debe a suscripciones y pago por escuchar música en streaming. Mientras tanto, a medida que queda arrinconado, el mercado físico no deja de ofrecer curiosidades: los vinilos aumentan sus ventas y ya representan el 40% del total. Y entre los álbumes más vendidos, al menos desde 2008, siempre ha habido una amplia mayoría de repertorio español.

¿Un largo adiós al cine?

En 1968, cada español acudía de media 11,33 veces a las salas en un año. Y se contabilizaban 7.761 pantallas. Una década después se iba al cine unas seis veces al año y había 4.430 pantallas. El descenso se hizo más notable en los ochenta, volvió a tomar aire en los noventa y los datos de 2008 pueden ofrecer una pista aproximada sobre los últimos años: una asistencia media de 2,34 veces al año, en línea con los principales países europeos excepto Francia, y 4.169 pantallas. Sin embargo, 2021 supuso un golpe tremendo: cada ciudadano no llegó a ver ni una sola película en salas de media en un año: 0,86. Habrá que ver las cifras de 2022, pero la taquilla ya ha registrado unos cuantos fines de semana desoladores. Aun así, en 2021 se exhibieron 2.105 películas, la cifra más alta desde 1992. ¿Demasiadas? Imposible resolver tan complejo debate en una línea. Quien quiera abordarlo encontrará cifras y argumentos de sobra a favor y en contra.

De ‘Cinema Paradiso’ al centro comercial

Hubo un tiempo en que el séptimo arte se asociaba con un pequeño cine de barrio, con más arte que comodidad en las butacas. Hoy en día las excepciones resisten, o incluso se inauguran, pero la realidad predominante es otra: el cine multisalas del centro comercial. Si bien un 43,3% de los cines todavía disponen de una única sala, la mayoría cuentan con tres o más, hasta superar las 10. Aunque la dificultad de los Cinema Paradiso se detecta en otros indicadores: supusieron el 2,1% de todas las sesiones de 2021, frente al 45,8% de los cines de más de 10 salas; no llegan a ofrecer ni una proyección por día (0,4 de media), frente a las dos de sus colosales rivales. Y solo convocaron al 4,5% del público nacional: una de cada dos entradas, en cambio, se vendió en una taquilla con al menos 10 opciones.

¿Qué vemos en el cine?

Dominan las películas de EE UU, igual que en prácticamente toda Europa: más de una de cada tres sesiones. Lo que encaja también con la evolución de los cines hacia los enormes multisalas donde las superproducciones hasta ocupan más de una pantalla a la vez. Sigue, en el segundo puesto, el cine español. Un repaso de los últimos 15 años muestra varias evoluciones: las películas alemanas han perdido presencia en España, a la vez que la ganaron las francesas. Reino Unido e Italia han tenido altibajos, pero también una cierta constancia, con una media que se puede estimar en torno a las 110 y 50 películas exhibidas —no estrenadas, ojo— al año, respectivamente. A las salas españolas llega también mucho más cine del resto de la UE que antes. Por otro lado, América Latina sigue prácticamente ausente. Lo que se ve en los cines, eso sí, es básicamente cine: hasta la fecha, pese a mucha promoción, la penetración de alternativas sigue siendo residual. Solo el 2,6% acude a la sala para ver otro tipo de espectáculo, sobre todo conciertos.

Los videojuegos amplían su reino

A estas alturas, repetir que los ingresos del sector del videojuego ridiculizan a los de música y cine juntos ya no es noticia. De ahí que tengan mayor interés otros detalles: por ejemplo, su progresiva penetración. La mitad de los encuestados entre 15 y 70 años respondió que había jugado al menos una vez en los últimos tres meses. Y uno de cada tres hogares cuenta con una consola. Pero en realidad, este es el segundo dispositivo más habitual para jugar: el principal es el móvil (el 55% de los entrevistados). Se dice que el público femenino avanza cada vez más, pero en España de momento sigue siendo minoría. Otra tendencia también camina a pasos agigantados: el juego online y las llamadas microtransacciones (compras disponibles dentro de un título, por ejemplo de un objeto, un atuendo o un futbolista). Se prevé que su crecimiento constante, año tras año, les lleve a representar una quinta parte de los ingresos de todo el sector en 2025. Mientras, se verá si el Gobierno consigue aprobar antes del final de la legislatura una ley para limitar el acceso de los menores a esas compras cuando son de resultado aleatorio.

Lo que todos tenemos

Al menos un libro en casa: el 88,5%. Un televisor: el 98,5%. Algún equipamiento para escuchar música: 96,8%. Acceso a internet, ya sea en casa (88,2%) o a través del móvil (84%).

Tele y música, cada día

La actividad ganadora es ver la televisión: el 78% lo hace al menos una vez al día. No hay, además, algo que una tanto: trasciende el género, el nivel de estudios o de ingresos, la edad. La música también acompaña cotidianamente a unos cuantos: el 64,7%. Aquí, el videojuego aún está lejos de competir: es una opción tan frecuente solo para el 4,6%. En una semana, caben más actividades: el 65,8% ve al menos una película, el 59,8% una serie, uno de cada tres españoles lee un libro. A nivel anual, evidentemente, los porcentajes suben: escucha música el 85,7%, ve cine o series el 77,7%, lee un libro el 61,7%.

Al público no le importan los premios

Cualquier artista celebrará el Cervantes, el Goya o el Max. Y bien que hará. Es posible, además, que le facilite el camino hacia su siguiente creación. Pero que sepa, a la vez, que al público seguirá sin importarle: los galardones son, al parecer, el último criterio que se toma en consideración para elegir un libro (solo el 1,3%), un espectáculo de teatro o una película (0,4% en ambos casos).

Al museo en compañía y cerca de casa

Uno de cada cinco españoles pisó un museo en 2021. Y lo hizo casi siempre en persona, dentro del país (preferiblemente de su ciudad) y rodeado de hijos, familiares, parejas o amigos. Las visitas a algún centro en el extranjero solo supusieron el 8,1%, aunque también es cierto que viajar en época de pandemia tampoco resultó tan fácil. Pero, pese a ello, poco éxito tuvo la opción de disfrutar de un museo online: la eligió el 7,4%. Una tasa casi idéntica a la de los solitarios, dispuestos a ir sin nadie más a uno de esos centros artísticos.

Asistentes a un espectáculo teatral en Madrid el 2 de septiembre de 2020.víctor Sainz

No todo el barrio se hizo artista durante el confinamiento

Por un momento, durante el confinamiento, pareció que además del coronavirus también brotaba la creatividad. Uno aprendía a hacer pan, el otro componía poemas, alguien sacó la guitarra del armario, mientras no paraban de aparecer nuevos Picasso. Los números dicen que algo de eso sí sucedió. Pero de forma muy minoritaria: actividades como fotografiar, pintar o dibujar, escribir, tocar música o bailar apenas registraron subidas de uno o dos puntos porcentuales.

Las plataformas no son para todos

Es un hecho que las suscripciones a plataformas audiovisuales como Netflix, Movistar + o HBO Max han subido en los últimos años. Tanto que ya cinco de cada 10 usuarios contaban con al menos una en 2021. También es indudable que dominan el mercado. Pero de ahí a que su llegada haya democratizado por completo el acceso a la cultura hay un trecho: cuando se desglosan los datos por ingresos, se descubre que todo el mundo tiene al menos una televisión, y prácticamente siempre HD. Pero a medida que el dinero se reduce, las plataformas se convierten en una opción cada vez más residual para la población.

La cultura trae más cultura

“El nivel de estudios es la variable más determinante en la participación cultural”, reza el informe del ministerio. Pero se suma otro elemento más: todos los datos cruzados muestran que es mucho más probable que el público que disfrute de, pongamos, un ballet acuda además a un museo; o que un lector también sea cinéfilo; etcétera etcétera etcétera.

Me interesa mucho, o para nada

Pocas actividades culturales consiguen implicar a la mayoría de la población. Y casi todas se enfrentan a por lo menos un 30% (y en varios casos mucho más) de ciudadanos que alega “falta de interés” o “de tiempo” —algo, de cierta forma, parecido— ante su nula participación. Tal vez de aquí puedan salir unas cuantas reflexiones y preguntas para las administraciones públicas y los gestores culturales. En el otro extremo, eso sí, las artes cuentan en todas las disciplinas con un núcleo duro de asistentes muy apasionados, que acuden una y otra vez, muy por encima de la media nacional. En general, lo que más interés despierta es la música, con una nota media de 7,7 sobre 10. En el último puesto, en cambio, los archivos, con un 3,3.

La cultura cría, pero no peina canas

Vayan por delante las excepciones: lectura de prensa, radio, asistencia a conciertos de música clásica. En prácticamente todas las demás disciplinas y actividades culturales, se repite el mismo panorama: las tasas de participación más altas corresponden a los jóvenes, van bajando progresivamente al aumentar la edad y empiezan a caer considerablemente a partir de los 55 años. De acuerdo, los achaques. Pero, por lo demás, cuesta aceptar que casi toda la segunda parte de la vida avance hacia la exclusión cultural. Y que, por ejemplo, el mayor tiempo disponible con la jubilación no coincida con un repunte de implicación en el ámbito artístico. Más preguntas, pues, para quien tenga poder o ideas para responder.

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