Saramago, más vivo que nunca en su centenario
La ópera ‘Blimunda’ cierra en Lisboa las celebraciones por el nacimiento del Nobel portugués, que ha inspirado múltiples obras a otros creadores
Antes incluso de recibir el Nobel de Literatura en 1998, José Saramago ya tenía su ópera. Después de leer la novela Memorial del convento, el compositor italiano Azio Corghi le pidió permiso para convertirla en un libreto lírico que acabarían firmando ambos. Se estrenó en 1990 en la Scala de Milán como Blimunda y al año siguiente en Lisboa. Desde entonces no había vuelto a representarse. Este miércoles será esa ópera, con un nuevo montaje d...
Antes incluso de recibir el Nobel de Literatura en 1998, José Saramago ya tenía su ópera. Después de leer la novela Memorial del convento, el compositor italiano Azio Corghi le pidió permiso para convertirla en un libreto lírico que acabarían firmando ambos. Se estrenó en 1990 en la Scala de Milán como Blimunda y al año siguiente en Lisboa. Desde entonces no había vuelto a representarse. Este miércoles será esa ópera, con un nuevo montaje de Nuno Carinhas y dirección musical de José Eduardo Gomes, la que cerrará en el Teatro Nacional São Carlos, en Lisboa, los actos del centenario del escritor portugués, que nació el 16 de noviembre de 1922 en Azinhaga. Poco podía imaginar aquel segundo hijo de una familia de jornaleros del Alentejo que sus creaciones acabarían inspirando óperas, películas, cómics, obras de teatros y discos de todos los géneros, del jazz al flamenco.
La razón de esta fertilidad creativa se encuentra, según su biógrafo Miguel Real, en la capacidad de síntesis de todos los estilos literarios que observa en su obra: “Es simultáneamente lírica y épica, clásica y moderna, incide en el realismo y la fantasía, en lo histórico y lo maravilloso, en lo serio y lo paródico y cada personaje importante se ha diseñado con una hechura que cruza el escepticismo y la esperanza”. “Si el Mal es dominante en sus libros, el Bien también surge como fuerza de placer y alegría. Fue un autor completo, por eso es inspirador tanto para las nuevas generaciones como para creadores de otras áreas artísticas”, expone en un correo Real, que acaba de publicar en Portugal junto a Filomena Oliveira la biografía As Sete Vidas de Saramago (Las siete vidas de Saramago).
Después de 30 años adormecida, la ópera Blimunda ha resucitado en un nuevo montaje de Nuno Carinhas, con Dora Rodrigues como Blimunda Sietelunas y Julian Hubbard como Baltasar Sietesoles, los protagonistas de una novela histórica que recrea la construcción faraónica del convento y el palacio de Mafra en un tiempo donde los autos de fe de la Inquisición convivían con la influencia de sacerdotes visionarios como Bartolomeu de Gusmão, el jesuita que construyó un artefacto aerostático (la passarola) a principios del siglo XVIII.
Memorial del convento, que ha debido ser la única novela portuguesa en salir al palco de la Scala, fue también uno de los pocos libros que Federico Fellini quiso llevar al cine. La ópera es, según Carinhas, “un objeto autónomo, una interpretación de una novela que otro habría hecho diferente. Esta es la versión de Azzio y Saramago, pero tengo dificultad para ver la novela en esta ópera”. Su versión está construida a partir de fragmentos, que permiten viajar por diferentes aspectos del libro. “Mi preocupación era evitar los tiempos muertos y lograr que la ópera fuese un viaje fluido”, explica Carinhas por teléfono.
Durante el año del centenario han fructificado nuevos saramagos. Uno de los más potentes fue la coproducción del Teatre Nacional de Catalunya y el Teatro Nacional São João de Oporto del Ensayo sobre la ceguera, dirigida por Nuno Cardoso, estrenada en junio. Tras su paso por Barcelona, habrá nuevas funciones en Lisboa y Oporto. Puede que el Ensayo sobre la ceguera sea el título más adaptado del Nobel portugués, lo que demuestra su fuerza y su vigencia. Contiene desolación y esperanza a partes iguales, retrata la lucha entre la humanidad que protege y la inhumanidad que destruye. Una vieja batalla que se rejuvenece en cada generación. En el fondo una pelea entre el bien y el mal que incluso interesó en Hollywood.
Julianne Moore protagonizó su adaptación al cine, A ciegas, que dirigió Fernando Meirelles y que inauguró el Festival de Cannes en 2009. No le resultó fácil al brasileño dar con el tono. Hizo 12 versiones sobre aquella novela que había leído en 1997 y que le había removido hasta el extremo de abandonar el mundo de la publicidad para volcarse en el cine. Cuando visitó en Lisboa a Saramago con un saco de preguntas, él le dijo: “Yo ya he escrito el libro, la película es tuya, ahora hazla como quieras”.
Tampoco fue fácil para el dibujante valenciano Tomás Guerrero encontrar el estilo para biografiar en cómic al autor de La balsa de piedra. “Me costó bastante decidir el cómo. Mi estilo se encuentra a caballo entre la ilustración y la historieta, con composiciones de una sola página narrativamente singulares, algo complejas de entender pero con un resultado más visual”, cuenta por teléfono. El resultado fue O Neto do Homem Mais Sábio, publicado en Portugal en 2020 y en negociaciones para traducirse en España. El cómic sigue el juego del propio Saramago en El año de la muerte de Ricardo Reis y convierte en narradores a Ricardo Reis y al abuelo del escritor, Jerónimo Melrinho, al que rindió tributo el novelista en su discurso de agradecimiento por el Nobel: “El hombre más sabio que conocí en toda mi vida no sabía leer ni escribir”.
Guerrero considera que la fuerza inspiradora de Saramago reside tanto en su obra como en su vida, “en su honestidad vital, su tenacidad, su continua respuesta a la no rendición en cualquiera de sus vertientes y el trabajo artesano de cada día”. “Encuentro inspirador en esta época de inmediatez mediocre que alguien de 53 años empiece a escribir de una forma convencida y que en poco más de veinte años consiga el Nobel”, añade.
Con motivo del centenario, la coreógrafa Olga Roriz estrenó en Lisboa este verano De este mundo y del otro con la Compañía Nacional de Ballet, que arranca con el personaje de La balsa de piedra, Joana Carda, que dibuja una raya en el suelo. Inspirada en las mujeres de la literatura de Saramago, “aquellas que parece que se quedan atrás, pero que son las que salvan”, destaca la coreógrafa, pone a 35 bailarines a caminar entre el pesimismo y la esperanza entre los que se mueve el escritor. También este año el que acaso sea el músico de jazz más internacional de Portugal, Mário Laguinha, ha publicado un disco, Jangada, en parte gestado alrededor de Saramago. Y esta semana la orquesta de la Fundación Calouste Gulbenkian estrenará un experimento que fusiona la partitura del Don Giovanni de Mozart con el texto teatral de José Saramago “Don Giovanni ou o Dissoluto Absolvido”, bajo la dirección musical de Nuno Coelho y el montaje de Jean Paul Bucchieri.
No hay género que este año no le haya rendido tributo. Si la potencia inspiradora se puede considerar un medidor de la vigencia de un artista, parece claro que la de Saramago está más viva que nunca.