Rigoberta Bandini: “No, no soy del Opus. ¡Me saco las tetas en todos los conciertos!”
La cantante, que publica por fin su primer disco, encara la polémica del vídeo de ‘Ay mamá', su posible condición de pija, sus creencias religiosas, las críticas del catalanismo cultural o su interés por Joaquín Sabina y Maluma
Primero fue la madre, luego las tetas y ahora el bebé. El ciclo de la vida. El niño se llama Nico y ha cumplido dos años. Es el hijo de Rigoberta Bandini, la autora de Ay mamá, esa canción de orgullo de lo femenino que habla de pechos, caldos en la nevera y valentía y que se ha convertido en un himno que cantan incluso los niños de Educación...
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Primero fue la madre, luego las tetas y ahora el bebé. El ciclo de la vida. El niño se llama Nico y ha cumplido dos años. Es el hijo de Rigoberta Bandini, la autora de Ay mamá, esa canción de orgullo de lo femenino que habla de pechos, caldos en la nevera y valentía y que se ha convertido en un himno que cantan incluso los niños de Educación Infantil. Paula Ribó (Barcelona, 32 años, nombre real de Rigoberta Bandini) lanza por fin (7 de octubre) su primer disco. Durante tres años ha ido publicando canciones sueltas y ahora las empaqueta. La emperatriz, que así se llama el trabajo, incluye cuatro temas completamente nuevos y ocho ya conocidos (entre ellos éxitos como Ay mamá, Perra o Julio Iglesias). De los no publicitados surgen dos dedicados a su hijo. En uno de ellos, Canciones de amor a ti, canta: “Que los hombres de este nuevo mundo lloréis bien tranquilos”.
La artista lo explica la tarde del jueves en la cafetería de un hotel madrileño: “Veo a la generación de mi padre, que tiene 70, un poco cohibida, que le cuesta expresarse, por esas mierdas que se han ido transmitiendo sobre que llorar es de blandos. Eso está en el ADN de los de esa generación. Lo que le deseo a mi hijo es que llore tranquilo, que se deje de mierdas. Su padre [Esteban Navarro, 37 años, su mano derecha creativa], es de otra generación y llora mogollón. Pero es verdad que la apertura emocional está más vinculada con las mujeres. Como madre me gustaría que mi hijo se apropiara de eso, porque es mucho más sano que lo otro. Esto lo digo porque ha nacido con unos genitales masculinos y si finalmente es un hombre, porque luego puede ser que no quiera ser un hombre”.
Yo ya para protegerme me lo llamo a mí misma [pija]. Lo que me deja tranquila es que la gente que me conoce de verdad sabe que soy bastante ‘punki’. De pija tengo poco. Pero sí, a veces me han llamado pija… Bueno, hay cosas peores”
Rigoberta Bandini ha llegado a la capital para un viaje de unas horas con el objetivo de grabar un vídeo que servirá de promoción a La emperatriz. Ha venido sola: sin representante o familia. La artista lleva siendo una estrella del pop español algo más de un año. Actriz, dobladora y escritora, fundó el proyecto de Rigoberta Bandini en 2019 y editó canciones como Too Many Drugs o In Spain We Call It Soledad. Música pop desprejuiciada, buena voz, letras ingeniosas e inteligentes y gran capacidad para conectar tanto con públicos de paso como con entendidos. En directo, teatralidad y diversión. A finales de 2021 llegó Ay mamá, Benidorm Fest y todo el resto ya sabido para aquel que haya vivido en España la última temporada. “Me sentí incómoda con lo que pasó tras la final de Benidorm Fest [la gente enfrentó dos modelos: el suyo, feminista, y el de Chanel, supuestamente no tan feminista], porque crearon una enemistad que no existe. Chanel y yo no somos las mejores amigas, aunque le podría escribir para tomar una birra. Es una persona a la que tengo mucho cariño y una profesional como la copa de un pino. Somos, simplemente, diferentes tipos de artista. Pero nos utilizaron porque somos mujeres. Esta politización no suma mucho”.
La artista catalana ofrece una conversación fluida y variada. Lo mismo habla de sus referentes musicales (”Serrat, Silvio Rodríguez, Abba, Franco Battiato… y artistas contemporáneos como la belga Angèle, C. Tangana o Rosalía”) que de una operación de reducción de pechos a la que se sometió cuando tenía 20 años: “Lo normal ahora es ponerte pecho, pero no quitártelo. Y hay ahí un debate interesante. En mi caso fue porque me crecieron cuando era muy pequeña y los pechos me sexualizaron rápido. Por dentro era una niña, pero por fuera era un objeto de deseo. Ahí sentí un odio muy fuerte hacia mi propio cuerpo, pero eso no era culpa mía: era culpa de la gente que me hacía sentir que mi cuerpo estaba hecho para comérselo, y que era suyo, no mío. En ese momento me vino muy bien operarme. Ojalá nuestros cuerpos sean nuestros y no tengamos que sentir esa presión, sobre todo nosotras”.
Se queda sorprendida al conocer la noticia por parte del periodista de las acusaciones de varias mujeres al cantante de Arcade Fire, Win Butler, por conducta sexual inapropiada. Dice que no iría a un concierto de alguien sobre el que cayese esa sospecha. En este contexto, la cantante Zahara ha comentado recientemente en la web Jenesaispop: “El día que exista el Me Too en la música española, no habrá festival que aguante”. Bandini: “Yo no he tenido ninguna experiencia desagradable, me pilla en una edad más madura. Pero es fuerte esto que dice Zahara. Es que está muy normalizado el acoso sutil. Y está en todos los ámbitos, no solo en el musical. Es verdad que yo ahora no, pero cuando miro atrás mi vida está llena de microexperiencias desagradables. Y la suma de estos micros es la que hace que sea problemático. Y eso es una mierda”.
Pregunta. ¿Le molesta que la llamen pija?
Respuesta. Yo ya para protegerme me lo llamo a mí misma. Lo que me deja tranquila es que la gente que me conoce de verdad sabe que soy bastante punki. De pija tengo poco. Pero sí, a veces me han llamado pija… Bueno, hay cosas peores.
P. Supongo que se refieren a que es de una familia acomodada y por eso lo ha tenido todo más fácil.
R. Soy de una familia de clase media, quizá media-alta. Mis padres han trabajado toda la vida. Mi madre es profesora de música en un colegio y sigue allí; mi padre trabajaba en la empresa de mi abuelo, que luego cerró… No he vivido una sensación de “tengo la vida solucionada”. En absoluto. Llevo haciendo doblaje de películas desde los seis años y no he pedido un euro a mis padres nunca. Siempre me he mantenido. No he vivido en la precariedad, eso es verdad, y doy gracias. Pero de ahí a ser una marquesa, tampoco.
P. ¿Cómo se posiciona socialmente?
R. Progresista. Me gustan las políticas sociales de progreso, de avanzar. En una charla me dijo Manuela Carmena: “Siempre hay que avanzar con un ancla en el pasado”. O sea: no se puede avanzar a lo loco. Hay cosas en la tradición que no están mal, y eso es un aprendizaje que he hecho en la madurez. De pequeña era más punki. Hay que tener un ancla en conservar algo del pasado, pero con un paso siempre en el progreso, hacia la igualdad y hacia el amor. Coexistir sin odio.
P. Dígame algún progreso que le cueste digerir.
R. [Lo piensa varios segundos] Igual voy a decir una barbaridad, pero con esto de las nuevas tecnologías y las redes sociales estamos en un universo en el que soy conservadora. No tengo claro que haya que avanzar y avanzar. Pongamos un ancla para recordarnos que somos seres humanos y establezcamos medidas. Por ejemplo, y estoy improvisando: no dejemos que los niños tengan móvil hasta los 15 años, que en las redes sociales tengas que entrar con reconocimiento facial… Es que ahora es una selva. Creo que a la hora de abrir nuevos terrenos hay que ser precavidos, porque el sistema prueba/error puede hacer mucho daño a algunas personas.
P. Un rumor que existe sobre usted: que es del Opus Dei.
R. [Risas] Me encanta que me hagas esta pregunta. No, no soy del Opus: ¡me saco las tetas en todos los conciertos! Soy muy creyente a mi manera. Para mí Dios y la fe tienen mucho que ver con expansión, con no tener límites. Y no al contrario: censura, castigo y corsé. Reivindico la figura de Dios desde la izquierda. Me da mucha rabia que se haya apropiado de ella la derecha. Porque Dios es amor e igualdad.
P. ¿Y la Iglesia?
R. La verdad es que el papa Francisco me cae muy bien. Lo sigo en Twitter. Pero la Iglesia es una entidad que no me representa.
Opina sobre la polémica que se generó con el vídeo de Ay mamá: mujeres que participaron mostrando sus pechos hablaron de censura porque al final esas imágenes no salieron. Estas feministas denunciaron que la decisión la había tomado un hombre, el director del vídeo. Ella tercia: “Se cortaron muchas cosas, incluso un parto natural de una amiga. Fue por una decisión artística porque no cabía todo. Fue decisión mía y del director. Me sabe muy mal que algunas mujeres se hayan sentido violentadas y les pido perdón públicamente, porque ya se lo pedí en persona. Pero no siento que hiciera algo no feminista. Artísticamente esas imágenes no funcionaban, no cuadraban con la atmósfera del vídeo”. Sigue reflexionando sobre este tema: “Enfoco el feminismo como un constante aprendizaje. Joder, eso deberíamos tatuárnoslo. Tenemos que dejar de juzgarnos las unas a las otras. Yo me considero feminista y a veces se me escapa un comentario machista. Al final nos estamos quitando una piel, no podemos exigirnos ser perfectas. Dejemos esa caza de brujas. Estamos en el mismo barco”.
Vuelve a hablar de música, de que tuvo una fiebre Joaquín Sabina en su adolescencia, porque se quedó “fascinada con las imágenes que creaba”. “Pero dejé de conectar, lo que no me ha ocurrido con Serrat, que lo sigo escuchando mucho”. Se arranca a cantar un tema de Maluma, Felices los 4, del que estuvo “enganchada”. Opina sobre la controversia de la nueva canción del catalán Alizzz, Que pasa nen, donde se reivindica lo charnego de la periferia frente a las élites culturales catalanas. Lluís Llach le respondió: “Harás cultura catalana cuando utilices lengua catalana”. Bandini: “La de Alizzz me parece una canción chulísima. Creo que es necesario que haya temas así. Alizzz nació en Cataluña y su arte es catalán, aunque lo haga en castellano. Es que si no, es como si te estuvieran expatriando. Yo me siento supercatalana y canto en castellano. No puedo decir que solo soy española, porque también me siento catalana”.
Bandini va a terminar la gira de este año con sus dos mayores llenos como artista en solitario (fuera de festivales): 14 de octubre en el WiZink Center de Madrid y 24 de noviembre en el Palau Sant Jordi, ambos con unas 11.000 personas (también actúa en otras ciudades), y en 2023 se va a borrar de los escenarios. “Me apetece ponerme en la frecuencia de la creación. Bucear en mis movidas, ver qué sale. Sin límite temporal. Igual en mayo me subo por las paredes y necesito hacer algo. Tampoco quiero ser esclava de mis palabras, pero ahora la idea es dedicar 2023 a crear desde dentro”, señala.
La entrevista ha terminado, se apaga la grabadora y la cantante coge el móvil como una centella. El periodista pregunta algo, pero ella solo tiene concentración para la pantalla. Noticias de Nico, su hijo. Reacciona al cabo de unos segundos: “Perdona, ¿me habías preguntado algo?”.