Artur Domoslawski, reportero: “Kapuscinski sufriría mucho en Twitter”

El periodista polaco recorre América Latina para escribir crónicas, como en su día hizo el mentor al que le dedicó una polémica biografía

El escritor polaco Artur Domoslawski en el centro de Bogotá el 16 de junio de 2022.Camilo Rozo
Bogotá -

Vivimos en la incomprensión. Artur Domoslawski escribió una biografía bellísima, Kapuscinski Non Fiction, sobre la vida y la obra del reportero polaco, el periodista más grande que ha parido la tierra. Se acercó tanto a quien había sido su maestro que descubrió que tenía cierta tendencia a fabular en sus textos y que mantenía relaciones paralelas a su matrimonio. En definitiva, que era humano. Los seguidores de Kapuscinski acusaron al aprendiz de haberle sometido a un ajuste de cuent...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Vivimos en la incomprensión. Artur Domoslawski escribió una biografía bellísima, Kapuscinski Non Fiction, sobre la vida y la obra del reportero polaco, el periodista más grande que ha parido la tierra. Se acercó tanto a quien había sido su maestro que descubrió que tenía cierta tendencia a fabular en sus textos y que mantenía relaciones paralelas a su matrimonio. En definitiva, que era humano. Los seguidores de Kapuscinski acusaron al aprendiz de haberle sometido a un ajuste de cuentas después de muerto (el reportero falleció en 2007 a los 74 años). En realidad, era una declaración de amor de 500 páginas, pero no todo el mundo lo entendió así. Domoslawski, al margen de esto, acaba de publicar una biografía sobre Zygmunt Bauman y ha desarrollado una carrera de reportero y escritor especializado en Latinoamérica. A menudo sus entrevistados le preguntan de dónde viene y cuando responde que de Polonia, lo miran como si acabara de llegar de la luna.

Pregunta. ¿Qué representa para usted la llegada de un político de izquierdas como Gustavo Petro a la Presidencia de Colombia?

Respuesta. A un intelectual colombiano le dije una vez que Kapuscinski era de izquierda. Y me contestó: “Bueno, pero fue demócrata”. Para mucha gente en Colombia ser de izquierda era ser de las FARC. En Perú ser de izquierda era ser de Sendero Luminoso. Ahora eso cambió.

P. Usted lo conoció como senador de la República. Ahora regresó al país para cubrir la campaña con la que se ha convertido en presidente. ¿Qué diferencias ve entre un Petro y otro?

R. Su forma de hablar hoy es más cautelosa, de estadista, de líder de todos aunque sabemos que no todos lo reconocen y muchos lo odian, siguen con su petrofobia. La Presidencia es una conclusión de todo su activismo desde que tenía 17 años, cuando era miembro del M-19. Creo que su llegada es lógica y justa. Es obvio que va a poder cambiar poco. Las resistencias a los cambios sociales y culturales son muy fuertes y duraderas. Ese proceso lleva mucho tiempo. Este país necesitaba un cambio más que cualquier otro de América Latina.

P. Cubrió la llegada de Chávez y Lula al poder. Después la región se volvió más conservadora, seguramente por el fracaso estrepitoso que fue el chavismo y la mala fama que le dio a los otros dirigentes de izquierda. ¿Hacia dónde va ahora América Latina?

R. Con Petro, Boric en Chile y Lula en Brasil, si gana, se puede construir un eje progresista muy prometedor. Aunque siempre con una gran dificultad. Boric llegó con el viento a favor y ahora todo eso parece tambalearse. Las ventanas de cambio en la región son muy estrechas. Es necesario que los lideres progresistas tengan prisa.

P. ¿Cómo surge su interés por un lugar tan remoto de su lugar de origen?

R. Por la literatura y la música. Quién sabe si también gracias a aquella chica latinoamericana que conocí en la escuela secundaria. Luego, en la vida profesional, fue Kapuscinski el que fortaleció esta pasión mía. En Polonia, durante la dictadura comunista, había mucha información de Nicaragua, Cuba, y también de dictaduras militares anticomunistas. En el 89, con la transición, América Latina desapareció por completo, pero a mí me fascinaba. Polonia y América Latina tienen cuentas muy fuertes con el pasado: tuvimos dictaduras con un color ideológico reverso. Nosotros, una roja. Aquí, negras. Con este tema empecé mis aventuras latinoamericanas.

P. Sus libros han sido poco traducidos al español (La muerte en Amazonia, sobre los crímenes de grandes multinacionales en Brasil, Peru y Ecuador; y Los excluidos).

R. Todos estos temas los cubren periodistas locales, o españoles o americanos. ¿Por qué traducir a un polaco?

P. ¿Una mirada distinta?

R. Claro, nosotros retratamos una región periférica desde otra también periférica. Entonces, ¿por qué nos traducen tan poco?

P. Esa es la grandeza de Kapuscinski, abrirse paso desde ahí. Perdone que lo mencione tan pronto.

R. Él tuvo esta suerte, pero los de mi generación no tanto.

P. ¿Por qué?

R. Fue el mejor y único. Con su talento literario llegó a los ojos de las editoriales. En España se vendió mucho, se hinchaba cuando decía que en España triunfó. En el mundo anglosajón, mucho menos.

P. Usted ha recomendado las crónicas de juventud de Kapuscinski bajo la influencia del comunismo. Tiene textos muy anticatólicos.

R. Los escribió en los años 60. Están recopiladas en un libro que se llama La jungla polaca. Son crónicas muy literarias y supongo que hay invenciones ahí también. Pero eso se justifica con el juego con la censura que había entonces. Muchos reporteros polacos de aquella época inventaron cosas para no comprometer a las fuentes.

P. Recuerdo el argumento de una de esas crónicas: Kapuscinski va a un convento de clausura a tratar de rescatar a una monja a la que según su familia le han lavado el cerebro.

R. Habla con ella a través de una rejilla. Puede que fuera verdad.

El escritor polaco en un hotel del centro de Bogotá.Camilo Rozo

P. Esa dualidad sobre todo en la cultura polaca está en la literatura. Adam Zagajewski escribió Dos ciudades, un texto sobre su familia polaca que quedó atrapada entre la URSS y Alemania.

R. Era el gran poeta polaco. Zagajewski se murió esperando el Nobel. Cuando Olga Tokarczuk ganó, ya era obvio que él no iba a ganarlo.

P. ¿Y Kapuscinski pensaba que podía ganarlo?

R. ¡Claro!

P. No hubiera sido injusto que se lo dieran.

R. Unos años después de su muerte el secretario de la academia sueca escribió que si hubiera vivido unos años más lo habría ganado.

P. Lo ganó después Svetlana Aleksiévich, la reportera bielorrusa.

R. Me gusta mucho menos. No tiene un estrategia narrativa ni un estilo original y tan bonito a como Kapuscinski. Creo que si Kapuscinski hubiera estado vivo ese año, lo hubiera ganado él.

P. Aunque si antes hubiera salido su libro...

R. El mismo secretario de la academia sueca dio a entender que en este contexto, probablemente no. Lo midieron según los criterios de la no ficción anglosajona, que son muy estrictos. No tienen en buena consideración las licencias poéticas de Kapuscinski.

P. ¿Hubiera publicado esa biografía con él vivo?

R. No hubiera sido posible. Era persona muy delicada, muy dedicada a sí misma. Dudo si para él sería una carta de amor, como usted lo considera. Él era muy inseguro, le dolían mucho las polémicas.

P. Hubiera sufrido en la época de Twitter.

R. Sí, hubiera sufrido. Hubiera tenido que separarse por completo de las redes sociales o se suicidaría.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Más información

Archivado En