El ministro de Cultura: “En el peor de los escenarios, con la nueva ley audiovisual no retrocedemos en nada”
Miquel Iceta rompe en el festival de Cannes su silencio sobre la reforma que se vota hoy en el Congreso y que ha enfurecido a los productores independientes. El político socialista reconoce “discusiones” entre su ministerio y el de Asuntos Económicos, que se encargó de gestionar la normativa
La nueva ley audiovisual lleva días generando ruido en todos lados: en el sector, en las redes sociales o en el Congreso, donde se vota esta misma tarde. Y, sin embargo, una de las voces que más tienen que decir al respecto se mantenía callada. Tanto que ayer los productores independientes, indignados con un cambio introducido por el PSOE a última hora que perjudica su búsqueda de financiación frente a los grandes grupos, atacaron...
La nueva ley audiovisual lleva días generando ruido en todos lados: en el sector, en las redes sociales o en el Congreso, donde se vota esta misma tarde. Y, sin embargo, una de las voces que más tienen que decir al respecto se mantenía callada. Tanto que ayer los productores independientes, indignados con un cambio introducido por el PSOE a última hora que perjudica su búsqueda de financiación frente a los grandes grupos, atacaron directamente al Ministro de Cultura y Deporte por su silencio. Al fin, Miquel Iceta ha hablado, hoy jueves, pocas horas antes de conocer el veredicto de los diputados. “En el peor de los escenarios con la nueva ley no retrocedemos en nada. Quizás haya quien diga que no avanzamos lo suficiente. Cuando un sector reclama y pide más, de entrada siempre digo que tiene razón. Otra cosa es que podamos satisfacer lo que piden”, ha asegurado el ministro ante un grupo de periodistas en el festival de Cannes, adonde acudió a pesar de una votación clave en Madrid, porque ya se había “comprometido” a acompañar al cine español hoy en el certamen.
“En el Consejo de Ministros no ha habido discusiones, entre ministerios igual sí. Cuando salió del Gobierno esta ley concitaba la unanimidad. Lo cual no quiere decir que durante el trámite no se hayan visto las cosas de forma distinta y con enmiendas no siempre coincidentes. Pero eso es normal en un Ejecutivo de coalición. Yo solo me puedo hacer responsable del texto que llevé al Congreso, que es el que aprobó el Consejo de Ministros. Desde ese proyecto atendía bien a ese equilibrio. Luego el proceso de enmiendas ha cambiado algunas cosas y veremos cómo acaba. Cuando llega un proyecto de ley al Congreso el papel lo tienen los grupos parlamentarios y se suelen hacer eco con mayor y menor fortuna de sectores a veces con intereses contrapuestos. Creíamos haber encontrado una solución y confío en que se alcance”, ha afirmado Iceta, que ha intentado en todo momento también a través de sus declaraciones perseguir ese difícil equilibrio que a su manera de ver también busca la ley. Y ha respondido así a las insinuaciones que ayer lanzaron los productores independientes en una rueda de prensa que representaba a todo el sector: aseguraron que el hecho de que la Ley General de Comunicación Audiovisual haya sido tramitada por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, liderado por la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, demuestra “quién tiene la fuerza real dentro del Gobierno” y que Cultura no tuvo ni “la capacidad ni a veces la voluntad de reaccionar”. El manifiesto de los productores, que pide modificar el texto antes de la votación para protegerles, cuenta con el apoyo de todas las principales instituciones del sector audiovisual español, así como las firmas de Pedro Almodóvar, Carla Simón, Alex de la Iglesia, Javier Fesser, Isabel Coixet, Iciar Bollaín, Antonio de la Torre, Marta Nieto, Maribel Verdú, Antonio Resines o Santiago Segura, entre otros.
A la vez que aceptó y dijo entender las críticas que recibe, Iceta quiso matizar la preocupación de la industria, que habla de “barbarie”, “tortura”, “desierto cultural” y de un sector “tocado de muerte” si la ley se aprueba tal y como está formulada ahora. “Hay un miedo a que las productoras asociadas a televisiones ocupen el papel de la producción independiente. Yo no soy un gran experto, y si ellos perciben ese riesgo debe existir, no quiero desmentirles radicalmente, pero no tan grande. No hay nada que no pudieran hacer ya esas productoras y no lo están haciendo. Y hemos aumentado el porcentaje que han de dedicar a producción todo tipo de televisiones y distribuidores de contenidos, no se trata de pelearse por una tarta que disminuye sino de repartirse bien una tarta que se amplía”, ha defendido Iceta. “A veces es muy difícil compatibilizar intereses muy contrapuestos: tenemos los de las plataformas audiovisuales, de las televisiones privadas y de la producción independiente, que también es diversa, porque hay algunos muy pequeños y otros que ya han adquirido afortunadamente una gran dimensión. Para intentar sortear esa dificultad estamos intentando tramitar la ley audiovisual y luego vendrá la del cine”, ha agregado.
Sus palabras difícilmente calmarán los ánimos de los productores independientes, que se han levantado en armas, después de la sorpresa que se llevaron tras la votación del dictamen de la ley, el pasado jueves, en la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Ahí, el texto salió adelante con el apoyo del PSOE, Unidas Podemos, Esquerra Republicana y PNV, pero casi nadie reparó en que los socialistas habían introducido un cambio de última hora. Literalmente, una palabra. Pero, a nivel práctico, una diferencia abismal según los productores. Tanto que ayer Unidas Podemos —que culpa del revuelo a su socio de Gobierno—, Esquerra y EH Bildu presentaron ayer una enmienda transaccional que devuelva el texto a su versión original y negocian con los socialistas hasta el último segundo para alcanzar un acuerdo. De ahí que no esté nada claro que la ley cuente con los apoyos suficientes para seguir adelante en su formulación actual.
La reforma obliga por primera vez a las grandes compañías de streaming como Netflix o Disney + a destinar el 5% de sus ingresos generados en España a financiar obras audiovisuales europeas, algo que ya cumplen las cadenas privadas. Un 70% de ese porcentaje debe invertirse en producciones independientes nacionales en español o lenguas cooficiales. Pero, ¿qué es un “productor independiente”? “La persona física o jurídica que no está vinculada de forma estable en una estrategia empresarial común con un prestador del servicio de comunicación audiovisual […] y que asume la iniciativa, la coordinación y el riesgo económico de la producción de programas o contenidos audiovisuales, por iniciativa propia o por encargo, y a cambio de una contraprestación los pone a disposición de dicho prestador del servicio de comunicación audiovisual”, según el artículo 110.1, tras la modificación socialista.
La enmienda de Unidas Podemos, Esquerra y EH Bildu propone colocar “un” ahí donde la ley escribe “dicho”. En términos concretos, un productor vinculado a Atresmedia que prepare una película o serie para la misma emisora en ningún caso se puede considerar independiente. Pero, con la formulación actual, sí podría serlo si levantara un proyecto para otra gran cadena privada o plataforma. De ahí que Gutiérrez y sus compañeros teman sobre todo un “duopolio” donde Atresmedia y Telecinco produzcan obras cada una para la otra: “No podemos filtrar todos los contenidos solo por dos prismas”. Con “un”, en cambio, solo serían “independientes” aquellos que trabajan al margen de los principales actores de la industria.