‘Camera Café, la película’, un festival de nostalgia, surrealismo y referencias a clásicos del cine
Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes y Miguel Esteban desvelan cómo fue el proceso de adaptación a la gran pantalla de la popular serie de televisión
Han pasado casi 20 años desde su estreno en televisión y la máquina de Camera Café sigue en su sitio, inmóvil, mientras observa y escucha todo lo que sucede en ese cuarto donde los empleados de una oficina charlan frente a ella. Lo que hay más allá de esas cuatro paredes ha sido un misterio hasta que el pasado viernes se estrenó Camera Café, la película (2022), que expande las dimensiones de aquel pequeño universo laboral para mostrar qué hay al otro lado de la puerta. El resp...
Han pasado casi 20 años desde su estreno en televisión y la máquina de Camera Café sigue en su sitio, inmóvil, mientras observa y escucha todo lo que sucede en ese cuarto donde los empleados de una oficina charlan frente a ella. Lo que hay más allá de esas cuatro paredes ha sido un misterio hasta que el pasado viernes se estrenó Camera Café, la película (2022), que expande las dimensiones de aquel pequeño universo laboral para mostrar qué hay al otro lado de la puerta. El responsable es Ernesto Sevilla (Albacete, 43 años), director del filme, acompañado en el guion por Joaquín Reyes (Albacete, 47 años) y Miguel Esteban (Madrid, 43 años). Los tres atienden a EL PAÍS por videollamada el mismo día del estreno, cada uno desde un sitio distinto, pero manteniendo en común el buen humor y la química que los acompaña allá donde van.
La película pone el foco en el personaje de Jesús Quesada, interpretado por Arturo Valls —también productor de la comedia—, que intenta ganarse un nombre en la empresa para recuperar su relación perdida con su hija. Y adaptar una serie que transcurre en un plano fijo mientras los personajes conversan mientras toman un café no ha sido tarea fácil. El producto final, que cuenta con casi todo el reparto de la versión televisiva, es una sucesión de sketches donde el costumbrismo se fusiona con la locura y los géneros se mezclan entre sí, pasando por la comedia, el suspense, el terror o el musical en solo cuestión de segundos. “Camera Café era muy loca”, cuenta Esteban, “lo que ocurría en off era muy muy loco. Era normal ver a los protagonistas en un entorno muy pequeño, porque sucedía todo en el mismo plano, pero las aventuras que contaban y todo a lo que se referían eran disparates tremendos, y nosotros teníamos que rellenar ese vacío. Así que en principio nos abrumaba un poco por dónde ir, pero el tono alocado era obligatorio”.
El hecho de que los guionistas lo fueran también de La hora chanante, la famosa serie de humor surrealista que triunfó en la televisión española entre 2002 y 2006, ha provocado que la película haya sido etiquetada por muchos como chanante, pero “no es del todo así”, matiza Sevilla. Durante los 90 minutos que dura suceden muchas escenas que bien podrían pertenecer al programa, pero el filme cuenta con muchos más guiños y homenajes al séptimo arte añadidos “muy intencionadamente”, según el director.
“Referencias hay sin parar. Hay planos copiados directamente”, cuenta Sevilla, “hemos incorporado cosas de Martin Scorsese, David Fincher, Quentin Tarantino, Paul Thomas Anderson, Spike Lee… Nombres muy grandes”. ¿El motivo? “Nos hacía gracia como broma estilística que una película de Camera Café maneje estas referencias”, aclara el director. Por ejemplo, hay un plano donde el protagonista, Quesada, está en la oficina dando una vuelta como si fuera Robert de Niro en Casino (1995). “Para nosotros ya es una broma en sí, porque la oficina es su casino, y no es De Niro, es Arturo Valls. Y así durante toda la cinta. De Fincher hay otro plano copiado exactamente, que es cuando a Quesada se le sube a la cabeza su ascenso en la empresa y quiere ser presidente. Ese plano, cuando se mueve el objetivo, es igual que uno de Tyler Durden en El club de la lucha (1999)”.
En un momento de la película llegan a aparecer extraterrestres, algo que también “está rodado imitando a Paul Greengrass [director de la saga de Jason Bourne]”, añade Sevilla. “Aprovechando que Quesada pasaba por diferentes estadios, nosotros hemos aprovechado para homenajear géneros con una realización totalmente al servicio del que tocara en cada momento. Por ejemplo, si queríamos un poco de terror, hacíamos que la cámara tomara registros del género, obviando la comedia por completo”. Tantas referencias, entre las que también están El lobo de Wall Street, Kill Bill o Atrapado en el tiempo, que se hace hasta difícil llevar la cuenta.
Esteban destaca que esto también ha sido posible porque “Ernesto dirige que es una maravilla, es una delicia verlo. Todo estaba ya escrito pensando en cómo iba a dirigirlo él”. Y aunque la película es un constante aluvión de sketches, en los que siempre hay cosas sucediendo en pantalla, aseguran que no tardaron demasiado en escribirla. Proceso que también se agilizó como consecuencia de la buena química del trío, que ha coincidido en varios trabajos. Y pese a que la película tiene grandes dosis de surrealismo, confiesan que en algún momento tuvieron que frenar los pies a Sevilla. Por ejemplo, quería empezar la película como si fuera un musical, algo que, bromean, no convenció a Valls y terminaron por descartar.
Del formato original, que han tratado “con mucho mimo”, han mantenido ciertos detalles —como algunas transiciones o la sintonía principal— y secretos, como no revelar en qué trabajan los protagonistas, algo que no se detalla en ningún momento y que, por el momento, seguirá siendo un misterio.