‘Introduction’: el abrazo agridulce del maestro Hong Sangsoo

La nueva película del cineasta surcoreano vuelve a demostrar, en apenas una hora y en blanco y negro, su talento para las emociones de baja intensidad

Imagen de 'Introduction', de Hong Sangsoo.

En el cine de Hong Sangsoo las emociones discurren entre finas y agridulces variaciones. Movimientos en apariencia ligeros y transparentes, construidos desde lugares serenos y cotidianos. Capas de vida narradas a partir de espacios, rostros y diálogos en las que lo importante se confunde con lo intrascendente. Hong persigue lo que no se ve a través de un preciso trabajo de improvisación con los actores. Con la herramienta de un guion que se aleja de lo convencional, con secuencias escritas muc...

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En el cine de Hong Sangsoo las emociones discurren entre finas y agridulces variaciones. Movimientos en apariencia ligeros y transparentes, construidos desde lugares serenos y cotidianos. Capas de vida narradas a partir de espacios, rostros y diálogos en las que lo importante se confunde con lo intrascendente. Hong persigue lo que no se ve a través de un preciso trabajo de improvisación con los actores. Con la herramienta de un guion que se aleja de lo convencional, con secuencias escritas muchas veces en la madrugada previa al rodaje, el director, guionista y, en esta ocasión, también cámara, despliega las partes en busca de ese destello de aparente baja intensidad que compacta sus historias. Esos breves y milagrosos encuentros que se repiten a lo largo de una filmografía que ya suma 25 películas.

Introduction, última miniatura de uno de los miembros más destacados de la nueva ola del cine coreano, no escapa a ese modus operandi: la búsqueda de la emoción a través de sus derivas menos estridentes. En esta ocasión, con un guion premiado en el festival de Berlín, el recurso onírico del blanco y negro y la capacidad de síntesis de su formato favorito, una hora de metraje. Hong presenta un cuadro en el espectador sigue los pasos de un aspirante a actor perdido entre una novia que se instala en Berlín, un padre médico acupuntor que parece pasar por un mal momento y una madre que se ha instalado en la atalaya de un hotel costero. No pasa nada y pasa de todo en este fino hilo narrativo en el que se cruzan personajes de los que sabemos poco, pero lo poco que sabemos resulta extrañamente real y cercano.

La metodología de Hong está tan pegada a los espacios que rueda como a los intérpretes que habitan esos espacios: la consulta del médico, las calles solitarias, la playa y el restaurante con sus chupitos de soju. Fragmentos cotidianos que se van soldando unos a otros sin estridencias, dejando que el espectador también haga su trabajo. Con su personal sello de rápidos zooms y conversaciones filmadas de lado, el cineasta coreano bucea esta vez en el estado anímico de un chico que no acaba de crecer, una crisis de madurez de la que no parece del todo responsable. Solo por las sutiles variaciones que hace Hong en torno al poder de un abrazo merece la pena ver esta película, que quizá no alcanza la profundidad de La mujer que escapó ni captura la magia de un espacio como Grass, pero que nos conecta con el placer de mirar la vida despacio, sin más.

Introducción

Dirección: Hong Sangsoo.

Intérpretes: Shin Seok-ho, Park Mi-so, Kim Min-hee, Kim Young-ho, Seo Young-hwa.

Género: drama. Corea del Sur, 2021.

Duración: 66 minutos.

Estreno: 11 de marzo.

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