Un organismo de la Unesco pide “paralizar el proceso de destrucción” de tres asentamientos tartésicos en el centro de Huelva
Icomos sostiene que el Ayuntamiento “desprecia los valores naturales, culturales, ambientales y paisajísticos” de estos yacimientos al autorizar la construcción de cuatro torres de 15 pisos en la zona
Icomos, organismo asesor en temas de patrimonio de la Unesco, ha dado la voz de alarma internacional. El cabezo de la Joya, además de los de Mondaca y Roma, lomas sin construir en el centro de Huelva y donde se asentaron poblaciones tartésicas, “están amenazados de forma severa por las previsiones urbanísticas, cuya materialización supondría una pérdida irrecuperable para el patrimonio cultura...
Icomos, organismo asesor en temas de patrimonio de la Unesco, ha dado la voz de alarma internacional. El cabezo de la Joya, además de los de Mondaca y Roma, lomas sin construir en el centro de Huelva y donde se asentaron poblaciones tartésicas, “están amenazados de forma severa por las previsiones urbanísticas, cuya materialización supondría una pérdida irrecuperable para el patrimonio cultural y natural no solo de Huelva, sino de toda España”, se lee en el Informe sobre el Sistema de Cabezos de Huelva, al que ha accedido EL PAÍS.
Icomos recuerda que el Ayuntamiento onubense ha dado autorización para construir sobre la Joya ―una necrópolis tartésica con numerosas tumbas y joyas arqueológicas de hace más de 2.500 años que se han expuesto en los principales museos del mundo― cuatro torres de hasta 15 pisos sobre 26.000 metros cuadrados. Por eso, reclama paralizar “con carácter inmediato la tramitación” de los planes urbanísticos UE-1 (la Joya) y el PERI 13 (cabezo Mondaca). El organismo asesor de la Unesco propone levantar esos edificios “en otras zonas menos sensibles desde el punto de vista natural y cultural” para evitar su destrucción completa.
“Los cabezos han desempeñado un papel relevante para el ser humano a lo largo de la historia”, señala la asociación Hispania Nostra, entidad de defensa del Patrimonio que los ha incluido en su Lista Roja. La Joya, por ejemplo, oculta una de las necrópolis orientalizantes más significativas de la Península, en la que se han excavado 33 tumbas con una abundancia, diversidad y riquezas materiales únicas, ya que son objetos de bronce, plata, oro, marfil, alabastro y hasta huevos de avestruz. Sus pobladores disfrutaban de una próspera economía basada en las relaciones con toda Iberia, Chipre, la ciudad de Tiro y parte del Oriente Próximo.
Los cabezos son lomas de entre 50 y 68 metros de altura junto a la ría de Huelva que, a causa de los cambios en la línea de costa, quedaron integrados en la trama urbana de la capital, lejos del mar, pero que no están urbanizados. Por eso, el Ayuntamiento de Huelva tiene planes urbanísticos para ellos (torres de hasta 30 metros de altura)”, lo que, según Icomos, supondrá la “destrucción de los valores naturales, culturales, ambientales y paisajísticos, especialmente el contexto y el enclave de la necrópolis tartésica de la Joya”.
Las asociaciones ciudadanas Huelva te mira, la Plataforma Amigos del Parque Moret, Ecologistas en Acción, Periferias, Plataforma de cultura y sociedad, ARQQ, Fridays For Future Huelva, Vecinos de la Merced y Círculo de Patrimonio Cultural denunciaron los planes municipales ante Icomos, que ahora ha hecho público su informe.
En él se lee que “los planes aprobados sobre la Joya en 2004 y en 2020, en el marco del plan general de Huelva, son incompatibles con los valores naturales, culturales, ambientales y paisajísticos de los cabezos, como han determinado especialistas e instituciones objetivas e independientes despreciados por el Ayuntamiento de Huelva”. Y menciona al Defensor del Pueblo Andaluz, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Instituto Geológico y Minero de España, la Universidad de Huelva y a 45 centros de investigación.
Por eso, Icomos reclama paralizar estos desarrollos, “comenzar una revisión del plan general de Huelva que prevea el disfrute ciudadano de los cabezos”. Igualmente, exige “proteger, adecentar y reparar las laderas de los cerros existentes con carácter urgente como primer paso para una futura valorización de esos espacios”.
Cada metro cuadrado de esos cerros es portador de información arqueológica valiosa e insustituible”, dice Icomos
Durante siglos, los cabezos siempre proporcionaron un terreno estable, elevado, para el control del territorio, defensas naturales frente a fenómenos naturales, la piratería o invasiones de otros pueblos. Propiciaron la existencia de un puerto de resguardo en la ría de Huelva, enclave comercial y de intercambio cultural con otras civilizaciones del Mediterráneo atraídas por su proximidad a las minas de pirita ibéricas, explotadas desde la Prehistoria.
Icomos recuerda que la ciudad actual de Huelva, de apenas 12.000 habitantes a principios del siglo XIX, experimentó un desarrollo espectacular con la llegada de compañías extranjeras para explotar la llamada Faja Pirítica Ibérica. La trama urbana empezó a extenderse rodeando los cabezos, que siguieron sin urbanizar, con un marcado carácter natural, hasta que en la segunda mitad del siglo XX el planeamiento urbanístico propuso su ocupación, “en momentos donde el patrimonio, el paisaje cultural y los entornos naturales llenos de biodiversidad no eran aún valores a preservar conforme a los criterios que imperan en el momento presente”.
El informe también arremete contra la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, porque “tampoco ha instado modificación alguna, ya que la Delegación Territorial de la Consejería en Huelva, a través de los informes de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, sólo ha impuesto regularmente la obligación de excavaciones previas sin excesivas dificultades”.
“El Sistema de Cabezos de Huelva reclama un tratamiento más sensible con el papel que debe jugar en una Huelva más sostenible y más acorde a las directrices europeas y mundiales sobre la aplicación de los principios de ecología urbana al futuro de las ciudades”, dice Icomos. “Principios que resultan incompatibles con la construcción de bloques masivos de viviendas en altura por los daños medioambientales a los que inducen al concentrar servicios de todo tipo y ser puntos de convergencia del tráfico rodado, además, del dispendio energético que supone la concentración en altura de un número de plantas que excede los estándares tradicionales del sector”.
Y concluye: “Cada metro cuadrado de esos cerros es portador de información arqueológica valiosa e insustituible que merece ser conservada para un futuro plan de investigación y valorización que, eventualmente, pueda acompañar la integración de esos espacios llenos de valores en la ciudad para disfrute ciudadano, sean turistas o paisanos”.