El tango homenajea a Maradona, su “dios imperfecto”

Una veintena de artistas dedica canciones al astro, gran amante del ritmo del 2x4 y fallecido hace 10 meses

El 'Chino' Laborde canta en el homenaje a Diego Maradona realizado por el Festival de Tango de Buenos AiresEnrique García Medina

Entre la gloria y la tragedia, la vida de Diego Armando Maradona fue puro tango. El ascenso del mayor astro del fútbol argentino desde su cuna de tierra en el barrio de Villa Fiorito al panteón de los dioses populares había sido vaticinado antes de su nacimiento. “Dormía el muchacho y tuvo esa noche / El sueño más lindo que pudo tener / El estadio lleno, glorioso domingo / Por fin en primera lo iban a ver”, dice ...

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Entre la gloria y la tragedia, la vida de Diego Armando Maradona fue puro tango. El ascenso del mayor astro del fútbol argentino desde su cuna de tierra en el barrio de Villa Fiorito al panteón de los dioses populares había sido vaticinado antes de su nacimiento. “Dormía el muchacho y tuvo esa noche / El sueño más lindo que pudo tener / El estadio lleno, glorioso domingo / Por fin en primera lo iban a ver”, dice El sueño del pibe, compuesto por Reinaldo Yiso y Juan Puey en 1942, e interpretado por numerosos cantantes después, entre ellos el mismo Pelusa. Temas coetáneos inmortalizaron sus gestas con la pelota y una selección de ellos sirvió para homenajearlo a diez meses de su muerte en el Festival y Mundial de Tango de Buenos Aires.

El ritmo del 2x4 lo emocionó hasta las lágrimas. “Me fui afuera [a jugar a Europa] a los 22 años sin conocer el tango. Cuando volví, volví con un tango en la camioneta, llorando”, contó Maradona en una entrevista televisiva. Era Clavelitos, la canción de Miguel Moreno que lo acompañó cuando regresaba al fútbol de su país natal, en 1993. Era ya un jugador consagrado tras haber conquistado la Copa del Mundo con la selección argentina en 1986 y convertir al Nápoles en campeón de Italia, pero arrastraba también un historial de adicción a las drogas, en especial a la cocaína.

La nostalgia, esencia del tango, sobrevoló todo el homenaje al ídolo fallecido el pasado 25 de noviembre, a los 60 años. “¡Oé, oé, oé; Die-go, Die-go!”, entonó la directora del festival, la bailarina Natacha Poberaj, al inaugurar el espectáculo en la tarde del martes. El público del anfiteatro del parque Centenario se sumó con rapidez al cántico antes de dar paso a Mauro Caiazza, al frente del proyecto Kaia Za San, el primero de la veintena de artistas que pasaron por el escenario.

Versiones tangueras de canciones como La Mano de Dios, popularizada por el cuartetero Rodrigo o La vida tómbola, de Manu Chao, fueron interpretadas junto a obras inéditas, como el instrumental El gol del siglo, o algunos de los temas favoritos de El Diego, como Cucusita, también de Montero. Esa canción, que el futbolista cantó en 1992 en un acto de beneficencia a favor de un centro de ayuda a discapacitados, fue interpretada en el festival por un emocionado Hernán Cucuza Castiello mientras detrás se proyectaban imágenes con las mejores jugadas del Diego.

Casi una década antes, cuando era jugador del Barcelona, una noche pisó el Camp Nou con traje en vez de hacerlo con la camiseta azulgrana. Cantó Caminito junto a Julio Iglesias y Plácido Domingo frente a más de 70.000 personas. “Me encanta el tango. Lo hago muy mal, eso es cierto también, pero el que no prueba, no sabe nunca cómo le va a ir. Entonces a mí me gusta probar siempre”, dijo en otra entrevista televisiva.

Su voz llegó a la audiencia a través de una emotiva grabación realizada por la Cachivache Orquesta. Se lo escuchó cantar El sueño del pibe desde el pequeño televisor de la casa en la que vivió en el barrio porteño de Paternal, en los alrededores del estadio de Argentinos Juniors, club con el que debutó en primera. En el vídeo, proyectado en pantalla gigante, Bruno Tombari y Rocío Lequio bailan por las distintas habitaciones de esa vivienda, hoy museo, en la que comenzó a forjarse la leyenda.

“Te dirán tantas cosas de mí, pero todo es mentira, nada es verdadero, porque yo… porque yo ya no muero…, porque yo ya no muero. Yo que fui un dios imperfecto, el lado insurrecto de la eternidad, hoy ya soy parte del aire de todos, de nadie, de mi propiedad. Hoy, veinticinco de un mes de algún año cualquiera ¡Qué puede importar! Hoy, como ayer y mañana, será mi bandera la rabia heredera del Sur marginal”, cantó Castiello en el tango Yo ya no muero, con letra de Alejandro Szwarcman y música de Pablo Covacevich.

“El Diego es de todos y todos lo tenemos en el cuore”, continuó, entre aplausos, Javier Cardenal Domínguez, antes de interpretar un homenaje a Maradona con letra del poeta Horacio Ferrer acompañado por la guitarra de Hernán Reinaudo. “Quedan las canciones, así como queda su magia”, aseguró después otro tanguero, el Chino Laborde, al interpretar Para verte gambetear.

Magia en los pies. La eterna de Maradona con la pelota; la efímera que brota de algunos bailarines en las noches milongueras de Buenos Aires. El festival aunó tango y fútbol sobre el escenario en un espectáculo que terminó casi como había empezado, entre aplausos y cánticos de “Maradó, Maradó”.


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