‘Reminiscencia’, ‘noir’ futurista con ideas pero sin belleza

En las (casi) siempre necesarias contaminaciones entre los géneros cinematográficos, con señas de unos aplicadas a relatos de otros, la del noir dentro de la ciencia ficción ha sido una de las más fructíferas. Blade runner es el paradigma, pero antes y después ha habido otros títulos en diferentes lugares y con estilos muy particulares: Lemmy contra Alphaville, Días extraños, Johnny Mnemonic, Dark city, Ghost in the Shell.

Reminiscencia, debut en la dirección de la estadounidense Lisa Joy...

En las (casi) siempre necesarias contaminaciones entre los géneros cinematográficos, con señas de unos aplicadas a relatos de otros, la del noir dentro de la ciencia ficción ha sido una de las más fructíferas. Blade runner es el paradigma, pero antes y después ha habido otros títulos en diferentes lugares y con estilos muy particulares: Lemmy contra Alphaville, Días extraños, Johnny Mnemonic, Dark city, Ghost in the Shell.

Reminiscencia, debut en la dirección de la estadounidense Lisa Joy, se une al grupo con buena parte de los arquetipos del cine negro, aunque en una película ambientada en un Miami de futuro posbélico, con buena parte de la ciudad sumergida en las aguas, a la manera de Venecia, y reconvertida en lugar de vida nocturna a causa de la insoportable humedad diurna. El detective privado un tanto incauto, la pelirroja mujer fatal y cantante de cabaret, la presencia constante de la voz en off, el garito infecto, un cierto erotismo, los claroscuros del alma, el crimen, la pasión desbocada, el fatalismo de los personajes, la corrupción social, el final agridulce. Sellos del noir —aquí, neonoir—, en una película de ciencia ficción acerca de la memoria, enlazando así en unos cuantos aspectos con Origen, de Christopher Nolan, pero sin su ambición ni su estilo visual.

La película de Joy, también guionista en solitario, tiene aspecto de serie B, tanto para lo bueno como para lo malo. En lo positivo porque, pese a su temática y a su solemne guion, no peca de excesiva ambición, a grandilocuencia barata. Para lo malo porque el aspecto visual huele a feos colores y texturas digitales contemporáneos, a futuro dibujado sin brillo ni apenas expresividad artística.

La voz en off, entre lo explicativo y lo poético, cae a veces en lo remilgado (“la memoria es como el perfume, es mejor con cuentagotas”), pero casi siempre, tanto en la narración del detective que interpreta Hugh Jackman como en los diálogos, hay alguna interesante reflexión sobre la necesidad del ser humano por recordar. ¿Mirar hacia delante en la vida, o alimentarse de la vista atrás en los malos momentos, y más en un futuro donde ello es posible, reviviendo lo físico, lo puramente palpable?

Con ecos explícitos del mito de Orfeo y Eurídice, Reminiscencia se convierte de este modo en un estimable acercamiento a la necesidad (o a la tortura) de la memoria, a la que le perjudica en demasía su aspecto de convencional producto de usar y tirar.