Josephine Baker abre las puertas del Panteón de Francia

La bailarina y activista de origen estadounidense será la sexta mujer y la primera negra que ingresa en el gran templo laico

Josephine Baker, en una imagen de los años 20 del siglo pasado.

Josephine Baker fue pionera en muchas cosas en vida y, 46 años después de su muerte en París, la icónica artista de music hall francoestadounidense, activista de los derechos civiles y miembro de la Resistencia sigue abriendo caminos: según adelanta este domingo la prensa francesa, Baker ingresará el 30 de noviembre en el Panteón, donde Francia honra “a los grandes hombres”. Será así la primera negra y ...

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Josephine Baker fue pionera en muchas cosas en vida y, 46 años después de su muerte en París, la icónica artista de music hall francoestadounidense, activista de los derechos civiles y miembro de la Resistencia sigue abriendo caminos: según adelanta este domingo la prensa francesa, Baker ingresará el 30 de noviembre en el Panteón, donde Francia honra “a los grandes hombres”. Será así la primera negra y solo la sexta mujer cuyos restos reposen en esta antigua iglesia cristiana de París reconvertida en gran templo laico que honra a algunas de las máximas personalidades francesas que han contribuido a la construcción de Francia desde su Revolución hasta hoy.

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El diario Le Parisien, que adelantó la noticia, asegura que el presidente, Emmanuel Macron, anunció su decisión de aceptar la entrada de Baker en el Panteón el pasado 21 de julio. “Es un sí”, dijo a una pequeña delegación que había impulsado una petición en este sentido que en 2019 recopiló casi 40.000 firmas. El expediente de Baker llegó al Elíseo en junio. Solo unas semanas más tarde, Macron dio su visto bueno y lo anunció en un encuentro en el palacio presidencial que no estaba registrado oficialmente en la agenda del mandatario, señala el diario parisino, según el cual en ella participaron, entre otros, el escritor Pascal Bruckner, el cantante Laurent Voulzy, el ensayista Laurent Kupferman, la empresaria Jennifer Guesdon y Brian Bouillon-Baker, uno de los 12 hijos adoptivos de la artista.

La decisión de que Baker entre en el Panteón no es anodina en un momento de “fracturas” en el país y a menos de un año de unas elecciones presidenciales en las que la extrema derecha amenaza con volver a situarse en la final, señala Le Parisien. “Es un mensaje muy fuerte de universalismo”, declaró Kupferman, que lanzó la campaña de firmas, al rotativo.

“Josephine Baker encarna todo aquello que necesitamos en estos momentos, es decir, lo que nos puede unir. Ella es la prueba de que en la República francesa todo es posible. Que existe la igualdad de oportunidades. Y que, además de los derechos, tenemos también deberes”, agregó. La panteonización de Baker “simboliza la imagen de una Francia que no es racista, contrariamente a lo que dicen algunos grupúsculos mediáticos. Josephine Baker es una verdadera antirracista, una verdadera antifascista”, acotó Pascal Bruckner en declaraciones a la agencia France Presse.

“Me hice famosa en Francia en los años 20. No soportaba Estados Unidos y fui una de las primeras artistas de color en mudarme a París”, contó Baker

Freda Josephine McDonald nació el 3 de junio de 1906 en Saint Louis, Missouri, en el seno de una familia negra y pobre en el Estados Unidos segregado. Obligada desde muy pequeña a trabajar, pronto destacó por sus dotes como bailarina, lo que la llevó primero a Broadway en su adolescencia y, poco después, hasta el París de los años 1920. Allí saltó a la fama en 1925 gracias a su actuación en la Revue Nègre en el teatro de los Campos Elíseos, donde bailó el charlestón sobre un tambor vestida apenas con plumas de avestruz. “Me hice famosa en Francia en los años 20. No soportaba Estados Unidos y fui una de las primeras artistas de color en mudarme a París”, contó la propia Baker al diario The Guardian en una de sus últimas entrevistas, en 1974.

Mientras acrecentaba una fama artística consolidada con su famosa actuación con la faldita de bananas y torso desnudo en el espectáculo La folie du jour en el Follies-Bergère, Baker, que en 1937 obtuvo la nacionalidad francesa, observaba en primera línea el avance en Europa de los fascismos que acabaría combatiendo como miembro de la Resistencia, igual que años más tarde lucharía por los derechos civiles en su país de origen y por los de las mujeres a lo largo de su vida. “Durante la guerra trabajé con la Resistencia francesa y conduje una ambulancia. Fue excitante. El Gobierno francés me dio la Cruz de Guerra, la Legión de Honor… Les pregunté que por qué me la daban, no hice mucho, otros lo merecían más”, contó a The Guardian en la entrevista, quitándose unos méritos que sin embargo reciben ahora un nuevo reconocimiento final y definitivo.

“Una mujer contemporánea: se casó varias veces, no tuvo hijos, pero decidió adoptar a 12 niños. Era un icono libre, bisexual y masón”, declaró Jennifer Guesdon, impulsora del reconocimiento

La petición promovida para panteonizar a la Venus Negra, uno de sus apelativos de la época, destacaba que Baker fue una “artista, primera estrella internacional negra, musa de cubistas, resistente durante la Segunda Guerra Mundial en el ejército francés, activista junto a Martin Luther King por los derechos civiles en Estados Unidos y en Francia con la Lica (Liga internacional contra el antisemitismo, la actual Licra)”. Además, destacó Jennifer Guesdon, otra de las impulsoras del reconocimiento, fue una “mujer muy contemporánea: se casó varias veces, no tuvo hijos, pero decidió adoptar a 12 niños. Era un icono libre, también bisexual y masón”, declaró a Le Parisien.

La ceremonia de panteonización tendrá lugar el 30 de noviembre, de acuerdo con unos reportes que el Elíseo no desmiente, aunque todavía no ha enviado un comunicado oficial. Se trata de la fecha de su aniversario de bodas con uno de sus varios maridos, Jean Lion, lo que le permitió obtener la nacionalidad francesa en 1937. Baker, que falleció el 12 de abril de 1975, está enterrada en Mónaco, desde donde sus restos serán ahora trasladados hasta el Panteón parisino. Es la segunda mujer que logra este honor bajo el mandato de Macron, que también decidió la inhumación en el templo laico de las personalidades galas de otro gran referente del feminismo francés, la exministra y superviviente de Auschwitz Simone Veil, en 2018.

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