‘Ama’: ¿qué es una mala madre?

El debut en la dirección de Júlia de Paz Solvas es el crudo retrato de una mala madre. El adjetivo no está en la película, aunque la madre sea básicamente un desastre, sino en la mirada de la sociedad y del espectador hacia una mujer que no está a la altura de lo que se le exige. El padre ni existe. Pepa, interpretada con garra por la sevillana Tamara Casellas, hace lo que puede para sobrevivir. Reparte los flyers de una discoteca de playa y le gusta, o no le queda otra, salir por la noche. Va por la vida d...

El debut en la dirección de Júlia de Paz Solvas es el crudo retrato de una mala madre. El adjetivo no está en la película, aunque la madre sea básicamente un desastre, sino en la mirada de la sociedad y del espectador hacia una mujer que no está a la altura de lo que se le exige. El padre ni existe. Pepa, interpretada con garra por la sevillana Tamara Casellas, hace lo que puede para sobrevivir. Reparte los flyers de una discoteca de playa y le gusta, o no le queda otra, salir por la noche. Va por la vida dando tumbos y eso es incompatible con la atención que necesita una niña pequeña. Basado en el corto del mismo título, Ama es una película a ras de suelo en su retrato de una mujer desbordada y sola. El contexto de su precaria forma de vida es un Benidorm desdibujado donde la noche y el día circulan por carriles contrarios y en el que la vida familiar niega la existencia después de caer el sol.

Pegada en todo momento a su protagonista, cámara en mano, Júlia de Paz Solvas muestra con desgarro la mala fortuna de una mujer cargada como una mula de bolsas y responsabilidades que no sabe afrontar. Por momentos, y salvando las distancias, el personaje recuerda a la madre de The Florida Project, la brutal película de Sean Baker situada en un motel de carretera cercano a Disneyland. Pero Ama no explora la infancia, como hace Baker. Aquí la relación maternofilial se abre paso más tímidamente, marcada por esa cicatriz cerca del pubis que evoca el trauma del parto. La madre no sabe cuidar de sí misma ni de una hija que por momentos parece una extraña. Una madre-niña, dubitativa, menuda y nerviosa, que sostiene a una hija que pronto la doblará en tamaño. Alimentándose de comida basura, solo bajo la purpurina de una tienda de regalos el juego entre ellas parece posible. Ama no juzga a su personaje, al revés, en el fondo persigue la comprensión hacia una mujer perdida. Y aunque su final se precipite demasiado, logra su cometido al lanzar una pregunta que no tiene una respuesta fácil: ¿quién lo decide y qué es exactamente una mala madre?