Sant Jordi devuelve la esperanza a las calles de Barcelona

El sector editorial espera facturar un 60% de una ‘diada’ normal en el regreso del Día del Libro y de la Rosa tras la jornada virtual de 2020

Barcelona -
Una mesa de libros en plaza Catalunya en Barcelona, dos días antes de la 'diada' de Sant Jordi.Albert Garcia (EL PAÍS)

Será extraño: lugares emblemáticos como La Rambla sin tenderetes ni autores firmando porque estarán casi todos en las casetas concentradas en zonas perimetradas, con controles de acceso y sanitarios y sentido único de visita. Muchas menos, en todo caso, y mayormente locales. También las previsiones de ventas son modestas: un 60% de la facturación de una festividad del Día del Libro y de la Rosa tradicional, apenas la mitad para el sector de las flores. Aun así, que Sant Jordi regrese hoy viernes a las calle...

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Será extraño: lugares emblemáticos como La Rambla sin tenderetes ni autores firmando porque estarán casi todos en las casetas concentradas en zonas perimetradas, con controles de acceso y sanitarios y sentido único de visita. Muchas menos, en todo caso, y mayormente locales. También las previsiones de ventas son modestas: un 60% de la facturación de una festividad del Día del Libro y de la Rosa tradicional, apenas la mitad para el sector de las flores. Aun así, que Sant Jordi regrese hoy viernes a las calles de Cataluña tras quedar reducida en 2020 a una cita virtual por el confinamiento se vive, tanto por el sector como por la ciudadanía, como la punta de lanza de la esperanza de decantar la batalla del coronavirus y empezar a superar la crisis.

La que será una de las primeras grandes fiestas cívicas en Cataluña desde el inicio de la pandemia no va a ser aún del todo normal. “Es un Sant Jordi de mínimos, pero en ese marco vamos a máximos”, asegura el presidente de los editores en lengua catalana, Joan Sala. Así, un complejo dispositivo ha permitido, a pesar de todas las restricciones sanitarias, que se instalen unas 800 paradas en toda Cataluña, cifra no demasiado alejada de una fiesta del libro prepandemia. Se debe, entre otras cosas, a que se ha permitido a las librerías instalar mesas con novedades frente a las tiendas. La opción ha sido aplicable, de manera excepcional, desde el pasado miércoles, en una especie de Sant Jordi de tres días para esponjar y evitar aglomeraciones, estrategia que han utilizado unas 90 librerías en la capital catalana. En esa línea se ha enmarcado la reducción de instalar tenderetes sólo a profesionales del libro y a los floristas, vetando a la miríada de entidades cívicas y escolares que dan tanto color como contribuyen a abarrotar los típicos grandes escenarios santjordiescos barceloneses, como La Rambla, el paseo de Gràcia o la Rambla de Catalunya, que este año quedan despejados.

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Más de la mitad de los tenderetes, 490, se concentra en Barcelona. De estos, 180 puestos están en las 11 zonas delimitadas que se han habilitado por la ciudad. Son, mayormente, espacios casi acotados naturalmente, como la icónica plaza Reial o los jardines del Palau Robert o, excepcionalmente, la calzada del paseo de Gràcia, cortado al tráfico. La medida es pareja en todas las grandes ciudades de Cataluña. El protocolo será estricto: control de acceso, sentido único, numerus clausus (30% del aforo) y, según los autores, la necesidad de haber acordado cita previa con la librería para firmar el ejemplar. Será en casetas solo para ese fin y con colas específicas. Tiempo, en principio, habrá: la jornada arranca a las 9.00 y concluirá a las 20, para poder cumplir con el toque de queda (22.00).

Ventas altas en el primer trimestre

El moderado optimismo es tal que hasta las ventas preocupan relativamente, aunque este día es de los de mayor facturación para las librerías: según su tipología, puede oscilar del 4 a 12% del montante de todo el año. También es vital para la edición en catalán: de los 1,5 millones de ejemplares que suelen venderse, un 70% es en esa lengua, invirtiendo la proporción del resto del año. “Calculamos una facturación de un 60% con relación al último Sant Jordi normal, el de 2019”, fija Patrici Tixis, presidente de la Cambra del Llibre de Catalunya, que agrupa a toda la cadena del sector. Con las cifras de ese año, la facturación rondaría los 13 millones de euros. Excepto las librerías ubicadas en zonas de costa y montaña, la situación de confinamiento comarcal favorecerá al comercio de proximidad. Peores previsiones tiene el gremio de floristas, castigado además por una escasa producción en los países proveedores: unos 10 millones de euros, fruto de la venta de solo entre 3,5 y 4 millones de rosas.

La realidad es que los libreros han detectado bastante movimiento de compra desde el pasado fin de semana, que encajaría con las cifras que baraja el sector en España, que llega a este Día del Libro con unas ventas en el primer trimestre de 87 millones de euros, cifra superior, claro, a la de 2020 (con 78 millones), pero también a la de 2019 (85 millones), según la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal). Un Sant Jordi, pues, de doble esperanza.

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