Las pequeñas palabras
El cuarto trabajo de dirección de Paul Morrison es una película dura y de sosa puesta en escena, más simple que sencilla
Las películas sobre amores otoñales dirigidas principalmente a un público en los alrededores de la jubilación suelen tener una característica común: los buenos sentimientos, la carga tonal positiva, la esperanza. La singular 23 paseos, en cambio, pese a no ser una tragedia, prefiere la sinceridad de los altibajos de la vida. El cuarto trabajo de Paul Morrison como director es una película ...
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Las películas sobre amores otoñales dirigidas principalmente a un público en los alrededores de la jubilación suelen tener una característica común: los buenos sentimientos, la carga tonal positiva, la esperanza. La singular 23 paseos, en cambio, pese a no ser una tragedia, prefiere la sinceridad de los altibajos de la vida. El cuarto trabajo de Paul Morrison como director es una película dura con una esencia clara: a esas edades todo resulta mucho más difícil, empezando por el amor; por lo que se ha vivido, por la intuición de estar en el último trecho, por la influencia exterior, que siempre la hay, por la salud, porque ya no se aguantan ciertas cosas, por el callo de la existencia.
Narrada a través de los 23 paseos del título, en los que sus protagonistas, junto a sus respectivos perros, acaban conformando una relación tras toparse un buen día en el primero a la manera de los dueños de los 101 dálmatas, la historia de Morrison, también guionista, se asienta en la conversación tenue más que en las grandes palabras. Sus solitarios personajes son gente sencilla que no suelta grandes frases ni pensamientos, sino que habla y actúa desde la cotidianidad de la gente de la calle y no como el director intelectual que es posible que haya detrás. Y eso es una virtud.
La otra gran fuerza de la película son sus dos intérpretes, tan distintos, tan complementarios: Alison Steadman, bregada desde los años setenta en el cine y el teatro de Mike Leigh —la histórica Abigail’s party, de 1977—, con una actuación quizá más técnica; y el comediante Dave Johns, de tardía revelación para el cine con Yo, Daniel Blake, de Ken Loach, espontáneo y directo.
Morrison, sin embargo, cojea en la presentación de la situación económica del hombre, maniquea en el peor estilo del a veces grueso Loach, y sobre todo en la sosa puesta en escena, incapaz de levantar ninguna secuencia. Y esta vez, no como la película en general, más simple que sencilla.
23 PASEOS
Dirección: Paul Morrison.
Intérpretes: Alison Steadman, Dave Johns, Natalie Simpson, Graham Cole.
Género: drama. R U, 2020.
Duración: 102 minutos.