Bajo Ulloa no es un cuento

Oscura, barroca y terrible, la película recupera algunas de las iniciales señas de identidad del director

Foto: Rosie Day, en 'Baby'. Vídeo: Tráiler de la película.

A Juanma Bajo Ulloa, excelencia visual, nunca le gustó lo fácil. Tras dos películas magníficas, Alas de mariposa (1991) y La madre muerta (1993), cuentos de horror ambientados en la cotidianidad, con los que obtuvo premios y prestigio y que fueron creados antes de los 26 años, se negó en redondo a seguir por la senda estilística que había marcado él mismo. Viró hacia la comedia cafre y salvaje, y obtuvo un histórico triunfo comercial con Airbag (1997). Pero, de nuevo, no quiso oír los cantos de sirena de esa línea y desde entonces parece dispuesto a una personalísima y muy...

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A Juanma Bajo Ulloa, excelencia visual, nunca le gustó lo fácil. Tras dos películas magníficas, Alas de mariposa (1991) y La madre muerta (1993), cuentos de horror ambientados en la cotidianidad, con los que obtuvo premios y prestigio y que fueron creados antes de los 26 años, se negó en redondo a seguir por la senda estilística que había marcado él mismo. Viró hacia la comedia cafre y salvaje, y obtuvo un histórico triunfo comercial con Airbag (1997). Pero, de nuevo, no quiso oír los cantos de sirena de esa línea y desde entonces parece dispuesto a una personalísima y muy arriesgada carrera de obstáculos, con la que contradecir a la industria, a los especialistas y a lo que parece demandar el público. Su último artefacto artístico es la contundente Baby, con la que en principio regresa al universo fabulador de sus dos primeras obras, aunque con un más difícil todavía: se trata de una película sin una sola palabra, muda de diálogos, puro cine a contracorriente de hermosísima imagen.

Oscura, barroca y terrible, Baby recupera algunas de sus iniciales señas de identidad de fondo —la maternidad como desequilibrio, la infancia trágica— y también las simbólicas —las hadas, las brujas, las vírgenes, el catolicismo—. La banda sonora de Bingen Mendizabal y Koldo Uriarte, junto a la fotografía de Josep M. Civit y al estiloso trabajo de decoración y vestuario, confluyen a la perfección en el relato de una joven yonqui y alcohólica que para poder alimentar sus adicciones decide vender su bebé a una tétrica institución criminal, lugar donde se hacen carne el clásico cuento cruel para niños y sus sustancias: la casa perdida en el bosque, la presencia de la fruta como tentación y de la naturaleza —pájaros, insectos, buitres, caballos blancos, ratones— como cobijo o como peligro.

Algo redundante en su núcleo central, cuando el objetivo de recuperación del bebé lleva a la madre a un escondite continuo en la casa del terror, la película, sin embargo, arranca como una obra maestra con unos minutos iniciales memorables en cuanto a imagen, sonorización y emoción alrededor de una vida en pañales, y culmina con bendita hermosura.

Baby

Dirección: Juanma Bajo Ulloa.

Intérpretes: Rosie Day, Harriet Sansom Harris, Natalia Tena, Charo López.

Género: fábula. España, 2020.

Duración: 104 minutos.

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