El público del Teatro Real fuerza la suspensión de una función por la falta de distancia social
Los espectadores de los pisos superiores aseguran que había hasta 15 personas sin butacas de separación entre ellas
El Teatro Real se ha visto obligado a suspender la función de este domingo de Un ballo in maschera, ópera de Verdi con la que el coliseo madrileño inauguró la temporada el pasado viernes, por una gran protesta del público motivada por la falta de distancia social. Según ha relatado a EL PAÍS una de las asistentes, que tenía localidades en una de las últimas plantas, donde las localid...
El Teatro Real se ha visto obligado a suspender la función de este domingo de Un ballo in maschera, ópera de Verdi con la que el coliseo madrileño inauguró la temporada el pasado viernes, por una gran protesta del público motivada por la falta de distancia social. Según ha relatado a EL PAÍS una de las asistentes, que tenía localidades en una de las últimas plantas, donde las localidades son más baratas, en esa área había hasta 15 butacas seguidas ocupadas y los espectadores mostraron su disgusto a los acomodadores en cuanto vieron que no había asientos de separación entre los que acudían separados. En un comunicado, la institución asegura que había un aforo del 51,5%, es decir, 905 localidades ocupadas.
El ambiente se fue caldeando y muchos de los asistentes empezaron a patear y dar palmas para mostrar su descontento. La bronca llegó a tal punto que los responsables del teatro decidieron comunicar por megafonía que se retrasaría la función para que quien quisiera pudiera abandonar la sala y reclamar la devolución del dinero de las entradas, lo que provocó un colapso en el vestíbulo que hizo que incluso llegara la policía. “No había hojas de reclamaciones, tuvieron que ir a las oficinas a imprimirlas. En el patio de butacas se veían algunas butacas clausuradas, pero en los pisos superiores, donde estamos todos mucho más pegados, había filas enteras de 15 personas seguidas. Es impresentable, aquí viene mucha gente mayor y deberían tenerlo en cuenta”, resume una de las espectadoras. El teatro no ha podido especificar aún si el nivel de ocupación era igual en todas las áreas.
Otra espectadora con abono en las primeras filas del patio de butacas afirma que ahí tampoco había asientos clausurados. “Estaba toda la fila ocupada, no había ni un sitio libre, estábamos como piojos. Y eso que es la zona más cara del teatro. Yo me fui con mi acompañante hacia atrás, donde parecía que había más espacio”, comenta a este diario. Según el testimonio de esta asistente, después de que el teatro anunciara que se devolvería el precio de las localidades a quien lo solicitara, la orquesta salió al foso para dar comienzo a la representación. Sonó la obertura y salieron los primeros cantantes, pero el abucheo era tal que finalmente el director musical, Nicola Luisotti, abandonó su puesto y la función se canceló. Según el comunicado del teatro, el maestro hizo hasta dos intentos para proseguir la función, pero “un reducidísimo grupo insistió en proseguir con sus protestas para boicotear la representación, por lo que la misma tuvo que suspenderse, cerca de las 21.10”.
La normativa de la Comunidad de Madrid permite un aforo de hasta el 75%, una cifra que en la práctica no permite establecer distancia de seguridad entre todos los espectadores. Según informó el director general del Teatro Real, Ignacio García-Belenguer, en la rueda de prensa de presentación de la producción, el coliseo había decidido no vender más del 65% para que el público se sintiera más seguro.
Muchos otros asistentes han manifestado en redes sociales su indignación. Entre ellos estaba la escritora Rosa Montero, que lo ha relatado así en su cuenta de Twitter: “Se suspende la ópera del Real por las protestas originadas por el hacinamiento de la gente. Yo estaba y ha sido de pena. Falta total de distancia. ¡Y en estos momentos, con 37 zonas restringidas! Amamos la ópera pero así no”.
El Teatro Real ha informado de que abrirá una investigación “para averiguar esta lamentable incidencia y tomará las medidas necesarias para que las sucesivas funciones se desarrollen con normalidad”. El coliseo madrileño fue el primer teatro de ópera del mundo en reabrir después del cierre por el coronavirus y ha llevado a gala también ser pionero en la creación de protocolos para retomar la actividad artística de forma segura mientras dure la pandemia.
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