Cees Nooteboom: “Es trágico que pase lo de Cataluña”

El escritor holandés, estrella del Hay Festival de Arequipa, publica ‘Tumbas’, en el que recorre los lugares donde descansan grandes escritores

El escritor Cees Nooteboom, en el Hay Festival de Arequipa (Perú). JULIO DEL CARPIO

A este hombre que nació en Holanda y ha viajado por todo el mundo, Cees Nooteboom (La Haya, 1933), la Segunda Guerra Mundial le robó la infancia; al final de su adolescencia dejó su casa, de la que recuerda los ruidos malditos de la contienda, y desde entonces no ha parado de viajar.

Tiene casas en Menorca, en Ámsterdam, a las que vuelve para recuperar “el abrazo de la tierra”, y después sigue camino. Ahora está en Arequipa, como estrella mayor del Hay Festival que se celebra en l...

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A este hombre que nació en Holanda y ha viajado por todo el mundo, Cees Nooteboom (La Haya, 1933), la Segunda Guerra Mundial le robó la infancia; al final de su adolescencia dejó su casa, de la que recuerda los ruidos malditos de la contienda, y desde entonces no ha parado de viajar.

Tiene casas en Menorca, en Ámsterdam, a las que vuelve para recuperar “el abrazo de la tierra”, y después sigue camino. Ahora está en Arequipa, como estrella mayor del Hay Festival que se celebra en la ciudad natal del Nobel Mario Vargas Llosa. Lleva en su mochila de escritor incesante muchísimos libros, algunos incardinados en España, y en este momento Siruela publica Tumbas, un recorrido peculiar por los lugares de eterno descanso de escritores inevitables (desde Samuel Beckett a Joseph Roth, desde Antonio Machado a Julio Cortázar), con fotografías de su mujer, Simone Sassen. La misma Siruela publica ahora El azar y el destino, su recorrido por América, desde Surinam a Tierra de Fuego, y Visor da a la estampa Ojo de monje, una colección de su última poesía.

En Arequipa le han preguntado de todo. Y como él adoptó a España desde que decidió vivir en Menorca y recorrer el país (lo cuenta en El desvío a Santiago, editorial Siruela, 1992), aquí también le han preguntado por Cataluña. No es que a él le guste mezclarse con esa polémica, pero le preguntan, qué va a hacer. En una de las intervenciones dijo que lo que había hecho [Carles] Puigdemont era “una tontería” cimentada en sentimientos, “y los sentimientos no se pueden racionalizar”.

En esta entrevista con EL PAÍS quiso cambiar el adjetivo. “Lo de Cataluña es una tragedia. He visto a gente sencilla, convencida, votando sí, pero creo que a muchos Puigdemont los ha conducido como el flautista de Hamelin. La respuesta española y europea ha sido tímida también, no ha aparecido un gran hombre de Estado como interlocutor, ha faltado sabiduría para ayudar a aquellos dos [a Puigdemont y Oriol Junqueras] a salir de su ahogo. Y digo que es una tragedia porque no todos los que han votado sí son idiotas, es gente cuyo sueño no se ha realizado. Y en cuanto ha entrado el factor dinero por medio se han ido y han dejado a sus votantes. Puigdemont debería haber sido más inteligente, pero no lo ha sido. Y [Carme] Forcadell no se dejó llevar por sus propios letrados. Una tragedia, sí”.

Él lo advirtió en El desvío a Santiago, a raíz de unas declaraciones de Jordi Pujol, entonces president de la Generalitat, que comparó a Lituania con Cataluña. Escribió Nooteboom que a lo mejor llegamos a ver a Europa como la sucesión de pequeños jardines, destrozándose así la idea de la integración del continente. En Cómo ser europeos (Siruela, 1995) hace las mismas advertencias, e incluye una reflexión literaria sobre el sentido de esa unión. Joyce escribiendo en Trieste, Proust en Venecia, Diderot en Ámsterdam, Orwell en Cataluña… Nooteboom en España, le añadimos nosotros.

“Para la novela no hay una idea previa, hay un trabajo. 500 palabras cada día”

—¿Qué le puede pasar a Europa si otra vez se fragmenta?

—Que seremos extremadamente vulnerables: ni los chinos ni los norteamericanos se van a separar, son bloques enormes. Los chinos serían los maestros de la tierra: tienen un plan maestro, sobre todo para África. Y nosotros siempre estamos divididos. ¡Pero yo no soy Jesús en el templo! ¡Por qué me preguntan siempre de política!

Él escribe: “Le pertenezco a España”. “Es una declaración de amor, sí. Es un amor también por el castellano. Y, además, para mí, España es el balcón para mirar hacia América Latina. Y acaso soy el escritor extranjero que en estos tiempos ha escrito más sobre España. ¡Y a veces siento que a los españoles no les gusta mucho que escriba sobre ellos!”.

España le pertenece, pero es un escritor del mundo, y lo es en novelas, poemas, prosas de viaje, pensamiento… ¿Cómo ha podido dividirse tanto? “Me fui de casa en autostop. Nunca tuve estudios, ni una profesión, siempre he sido un hombre libre, he escrito periodismo pero nunca estuve en una redacción. Siempre he leído mucho. Y, como decía de sí mismo un gran escritor del XIX, tengo tres tinteros, en uno está la poesía, en otro las novelas, y así sucesivamente. Estuve hace poco en una isla muy extraña, al noroeste de Holanda, sin montañas, con mucha arena, con dunas, la isla de los Monjes Grises. Allí se me ocurrió este poemario, Ojo de monje, que publica ahora Visor. Me salió así, 33 poemas seguidos”. Del tintero de poeta. ¿Y cuál es la sustancia que le hace decir esto es poesía o esto será prosa? “¡Depende del tintero! El color de la tinta para la novela es el trabajo. No hay una idea previa, hay un trabajo. 500 palabras cada día. Y el resultado del trabajo es una novela. Faulkner marcaba su ruta. Yo no lo sé hacer”.

—Hay otro tintero aún, el que abraza la naturaleza en Lluvia roja (también Siruela) y en 533, que está por salir, en el que cuenta su jardín de Menorca. ¿Qué tintero es ese?

—Soy todo yo. Para mí no hay separación, hay una decisión en cada momento. Creo que esto pasa porque soy de un pequeño país y hay que hacer demasiadas cosas para simplemente existir.

“España es el balcón para mirar hacia América Latina”

Y ahora aparece el viajero Nooteboom dirigiéndose al último refugio de los poetas. Tumbas. Él dice que los poetas no están en sus tumbas, sino en sus libros. Pero ha ido a ver dónde yacen para hacer un diccionario de muertos que siguen viviendo. “Como una aventura para visitar a mis seres queridos. Entre Simone y yo hubo un pacto: nunca quitaríamos ni pondríamos nada de la tumba. En la de Roth había una rosa, en la de Cortázar había una botella de absenta, en la de Machado había cartas… Eso le dicen sus visitantes. Ellos siguen hablando en sus obras completas”.

Ha viajado por todo el mundo, en Menorca posee un jardín y su cielo, tiene una casa en Ámsterdam, pero su destino es el viaje, como para Cavafis. ¿Y Europa? ¿Podría decirse que Europa adquiere en Nooteboom la trascendencia sentimental de una patria? “Soy europeo, pero también me siento holandés, tenemos una historia muy antigua que en cierto modo conecta con la española, de manera negativa. Esa historia nos ha envuelto a todos, a los holandeses, a los belgas, a los franceses, a los españoles… Pero ser holandés o ser español ahora no sería posible sin ser europeo”.

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