Carlos Saura, el personaje imaginario

Félix Viscarret dirige un retrato íntimo del cineasta a través de las conversaciones con sus siete hijos

Carlos Saura (izquierda) y Félix Viscarret, hoy en Festival de cine de San Sebastián.JAVIER HERNÁNDEZ

Carlos Saura quiere verse a sí mismo como un personaje imaginario. Es la mejor forma, confiesa, de enfrentarse al pudor que le produce ese retrato íntimo que ha dirigido Félix Viscarret a través de las conversaciones con sus siete hijos, de tres madres diferentes, y generaciones muy alejadas. Saura(s), que se ha presentado hoy, sábado, en el Festival de Cine de San Sebastián en la sección Zabaltegi–Tabakalera, es una aproximación personal y muy cálida a uno de los cineastas clave de...

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Carlos Saura quiere verse a sí mismo como un personaje imaginario. Es la mejor forma, confiesa, de enfrentarse al pudor que le produce ese retrato íntimo que ha dirigido Félix Viscarret a través de las conversaciones con sus siete hijos, de tres madres diferentes, y generaciones muy alejadas. Saura(s), que se ha presentado hoy, sábado, en el Festival de Cine de San Sebastián en la sección Zabaltegi–Tabakalera, es una aproximación personal y muy cálida a uno de los cineastas clave de la cinematografía española, director de más de 40 películas y todavía un hombre enérgico y en activo, que se niega a mirar el pasado. La razón es bien simple: A sus 85 años, Carlos Saura, con su eterna cámara de fotos colgada al cuello, es un gran vitalista, incapaz de parar. El viernes quedó con Antonio Banderas en la ciudad para recoger el Premio Nacional de Cinematografía, para el proyecto tantas veces acariciado sobre Picasso.

“Yo tengo la teoría de que Saura(s) no es un documental, sino una película de ficción. Todo es mentira. Hay un personaje que se llama Carlos Saura que trabaja regular y una serie de actores secundarios que son sus hijos. Todo es una gran mentira. Lo que es bonito de esta película es que todo está inventado, que todo es ficción", asegura, divertido, Saura, a quien no fue difícil convencer para ponerse frente a la cámara y hablar de su pasión creadora, pero también de la relación con sus hijos. "Lo tuve muy fácil desde el principio, me podría poner medallas y decir que fue duro convencer a Carlos y sus siete hijos, pero no fue así. Siempre hubo una actitud a favor por parte de todos ellos”, añade a su lado Félix Viscarret (Pamplona, 1975), realizador de Bajo las estrellas y Vientos de la Habana.

“Lo que sí es verdad es que ese señor que me imita en la pantalla lo ha pasado bien con este juego tan creativo que ha creado Félix. Me he visto mejor de lo que pensaba. De alguna manera, me reconozco”, añade el director de La caza, Cría cuervos o ¡Ay, Carmela¡,  a quien sigue sin gustarle remover en su pasado. “Tengo tantas preocupaciones creativas en el presente que no tengo tiempo de mirar atrás. Necesito dibujar, pintar, escuchar música, hacer fotos y, de vez en cuando, rodar una película. Vitalmente necesito cambiar de ritmo”.

Sus siete hijos, seis varones y una chica, todos ante la pantalla excepto uno a través de una conversación telefónica desde Estados Unidos, van acercándose al padre, juzgándole en ocasiones, a veces acorralándole, cariñosos. Viscarret cree que la película retrata bien la ironía, el humor y las ganas de jugar de Saura, que rompe con la imagen más general sobre el cineasta, como alguien serio o frío. “Yo soy un padre con una relación maravillosa con mis hijos, pero nunca he sido de estos padres pesados que están encima de los hijos. Siempre les he dejado que cada uno buscara su vida de la manera más libre. Quizás, a veces, hay hijos que necesitan padres más rigurosos, pero yo no lo he sido. Mis padres eran iguales. Yo siempre hice lo que me daba la gana y se lo agradezco muchísimo. Me gusta mucho la idea de que ser padre es estar en los momentos en los que un hijo te necesita”.

 La carrera cinematográfica de Saura, que siempre ha buscado más lo que le dictaba la imaginación que la realidad inmediata, ha estado influenciada, como bien demuestra su hijo Antonio en la película, por las mujeres que han formado parte de su vida. "Yo siempre he hecho lo que las mujeres han querido. Me han marcado en todos los sentidos. He convivido con cuatro mujeres y cada una de ellas me ha modificado". Su ironía no termina nunca. Saura es un misterio, dice Viscarret. "Él entreabre una puerta y nunca la abre del todo. Ese misterio es lo que más a mí me atraía. El silencio de Saura es un tipo de respuesta", asegura. Y para muestra, la respuesta cuando se le pregunta por la situación que se vive ahora en Cataluña. "Yo solo estoy por la independencia de Aragón".

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