Recital del Indio Solari

Los dos Bulacio que marcan las tragedias del Indio Solari

El primer muerto en un recital del músico argentino lleva el mismo apellido que la última víctima

Carlos "Indio" Solari durante el show del pasado sábado.

“La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa”. La frase con la que Marx cierra el 18 Brumario nada tiene que ver, pero bien le cabe a esta historia. Fuentes que investigan las dos muertes ocurridas en el recital que el Indio Solari dio en Olavarría (a 350 kilómetros de Buenos Aires) informaron que el fallecido que restaba identificar es Juan Francisco Bulacio. Se trata de un apellido tristemente redundante en la vida de Carlos “Indio” Solari, dado que el ...

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“La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa”. La frase con la que Marx cierra el 18 Brumario nada tiene que ver, pero bien le cabe a esta historia. Fuentes que investigan las dos muertes ocurridas en el recital que el Indio Solari dio en Olavarría (a 350 kilómetros de Buenos Aires) informaron que el fallecido que restaba identificar es Juan Francisco Bulacio. Se trata de un apellido tristemente redundante en la vida de Carlos “Indio” Solari, dado que el 19 de abril de 1991, el joven Walter Bulacio fue detenido en una redada policial cuando iba a ver un recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, la banda creada por Solari, en las inmediaciones del Estadio Obras, en la capital argentina. El joven de 17 años apareció muerto en su calabozo en una comisaría algunas horas más tarde. La historia acompañó al artista como una pesada carga durante toda su carrera y el “caso Bulacio” se convirtió en un símbolo del abuso policial en Argentina, aunque nadie fue preso. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), incluso, condenó a Argentina el 18 de septiembre de 2003 y ordenó indemnizar a la familia y “concluir la investigación”.

El sábado, en Olavarría, el Indio cantó un viejo tema de los Redondos que muchos creen está dedicado a aquel joven. “Walter invade la tierra”, dice el estribillo. Entre el público había dos personas con el apellido Bulacio: la hermana de Walter y un hombre de 36 años llamado Juan Francisco. Cuestiones del destino, Juan Franciso fue una de los dos muertos que dejó el recital del sábado. “La coincidencia del apellido entre la segunda víctima del recital del Indio y Walter Bulacio es un simbolismo macabro, pero no hay parentesco entre ellos. Es una casualidad con una carga simbólica tremendamente fuerte", dijo Maria del Carmen Verdú, abogada de la familia de Walter Bulacio, a radio El Mundo. “La hermana de Walter estuvo en el recital, pero está bien ella y todos los compañeros con los que viajó”, agregó.

Una imagen de Walter Bulacio es sostenida por su abuela.CORREPI

Ni Juan Francisco Bulacio ni León, el otro fallecido en el recital de Olavarría, presentaron síntomas de aplastamiento interno, según lo que indica el informe preliminar del forense que revisó los cuerpos. Ambas muertes fueron atribuidas a paros cardiorrespiratorios y en el caso de León se sumó una trombosis cardiopulmonar. Resta conocer el resultado del laboratorio. Su mujer, María José, dijo el hombre se empezó a sentir mal y pidió asistencia a los médicos. Estos le informaron que tenía un problema de presión arterial y pocos minutos después se desplomó. Una ambulancia lo trasladó de urgencia al hospital de Olavarría, pero los médicos no pudieron hacer nada.

“Tuve que caminar 24 cuadras para poder llegar al auto y encima iba caminando a contramano de toda la gente que estaba intentando entrar al show en veredas que estaban colapsadas. Cuando llegué al hospital, me dijeron que estaban esperando que llegara alguien porque mi marido había ingresado ya fallecido”, contó la mujer. El deceso fue caratulado como “muerte dudosa”. La mujer también relató: “Siempre fuimos a los recitales del Indio y de Los Redondos. Siempre hubo organización. Lo único que puedo decir es que esta vez no hubo organización. Yo compré una entrada en el mes de enero. A mí nadie me pidió entrada, no pasé controles. Siempre estuve acostumbrada a que a diez cuadras me frenen para controles, chequeos, ni cartera podía llevar porque no podía entrar ni un encendedor. Esta vez no hubo controles”.

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