El cine mexicano de búsqueda, en diez filmes

FilminLatino, la plataforma de cine del mundo, presenta 10 títulos de directores mexicanos que han creado propuestas temerarias

El cine es un lenguaje para contar historias, donde todo parte del qué se cuenta, pero aún más importante es cómo se cuenta, y a lo largo de los años la cinematografía nacional ha registrado el trabajo de realizadores jóvenes y experimentados que han decidido explorar caminos poco convencionales para compartir sus relatos en imágenes.

Algunos lo llaman cine de búsqueda, otros experimental, de vanguardia, pero sea cual sea el término hay películas en el cine mexicano que han desafiado las con...

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El cine es un lenguaje para contar historias, donde todo parte del qué se cuenta, pero aún más importante es cómo se cuenta, y a lo largo de los años la cinematografía nacional ha registrado el trabajo de realizadores jóvenes y experimentados que han decidido explorar caminos poco convencionales para compartir sus relatos en imágenes.

Algunos lo llaman cine de búsqueda, otros experimental, de vanguardia, pero sea cual sea el término hay películas en el cine mexicano que han desafiado las convenciones del discurso cinematográfico y han transitado por otros territorios más arriesgados, algunos con resultados destacados.

En algunos casos se trata de cintas complejas a nivel de su historia, en donde sus personajes tienen que resolver o enfrentar ciertas circunstancias y de paso encontrarle sentido a la vida, superar frustraciones y temores; también el acercamiento a problemáticas sociales o conflictos familiares o incluso como una calle se puede volver en protagonista de un filme.

FilminLatino, la plataforma de cine del mundo, presenta diez títulos que son una muestra de la exploración narrativa, estética y experimental que algunos directores mexicanos han asumido, quebrantado con las reglas tradicionales, hasta crear propuestas temerarias.

Los murmullos, de Rubén Gámez (México, 1974)

Una gran parte del pueblo de Juchitepec, Estado de México, ha abandonado su lugar de origen para buscar fortuna en la ciudad. Los sobrevivientes sufren la venta de sus mejores terrenos para la agricultura a un panteón. La muerte es una constantes en un lugar en el que apenas hay comida suficiente.

Post Tenebras Lux, de Carlos Reygadas (México, Alemania, Francia 2012)

Juan no soporta por más tiempo los inconvenientes de vivir en la gran ciudad. Este rico empresario decide mudarse al campo junto a su mujer Natalia y sus dos hijos pequeños para encontrar un remanso de paz en sus vidas. Sin embargo, con el paso del tiempo, el cambio de residencia no trae los resultados esperados. La fragilidad de la pareja, el hastío sexual, los problemas de los niños y una comunidad que no acaba de aceptarlos convierten su nueva vida en un infierno.

Los ausentes, de Nicolás Pereda (México, Francia, España, 2014)

Solo, en una casa en la costa de México, vive un hombre de setenta años. Al no contar con el título de propiedad de la tierra donde vive, atestigua con desesperación la demolición de su casa. Poco a poco comienza a perder la razón. Recuerdos de un pasado sin ataduras comienzan a rondar su existencia diaria. Así comienza un viaje a las montañas y al bosque en busca de rostros de su pasado y de los ecos de otro tiempo, de otro yo más joven.

Familia tortuga, de Rubén Ímaz (México, 2006)

El tío Manuel, hombre notable, ha decidido apoyar a sus sobrinos adolescentes y ayudar a su cuñado sindicalista y desempleado. En vísperas de un día especial, la casa materna se convierte en un lugar donde la familia podría evaporarse en un mundo de sueños perdidos.

Me quedo contigo, de Artemio Narro (México, 2014)

Un ensayo sobre la violencia que gira en torno a tres temas: las estructuras de poder, la violencia y los medios de comunicación. Natalia es una joven española que llega a México a vivir con su novio, quien está fuera por trabajo. Ese primer fin de semana con sus amigas desatará una ola irrefrenable de violencia. Girl power en su acepción más agresiva y turbulenta.

Música ocular, de José Antonio Cordero (México, 2012)

¿Los sordos sueñan con música? Un grupo de jóvenes sordos de la costa de Oaxaca eligen las historias que contará la primera película realizada totalmente en lengua de señas mexicana. Al hacerlo, conocemos una cultura cien por ciento visual y la construcción cinematográfica de un sueño colectivo. "Música ocular" es el cruce entre películas silentes, música para sordos y anhelos liberadores.

Hasta el sol tiene manchas, de Julio Hernández Cordón (Guatemala, México, 2013)

Tras un filtro amarillo, esta cinta lúdica y experimental se centra en la amistad que surge entre dos excéntricos personajes: Pepe Moco y Beto. El primero es un muchacho con cierto retraso mental, que vaga por las calles promocionando con una caricatura en su espalda, el voto para un candidato presidencial. Tal apoyo se debe a que este candidato promete al pueblo guatemalteco algo muy atractivo: llevar a la selección centroamericana a su primer Mundial de Futbol. Beto, por su parte, utiliza al graffiti como medio para manifestar el descontento con su vida. 

Los muertos, de Santiago Mohar (México, 2014)

Narra un fin de semana en la vida de un grupo de jóvenes privilegiados en el que se encuentran cara a cara con el crimen y la muerte, forzándolos a cuestionarse los diferentes significados que tienen estos eventos en el contexto de la realidad nacional. Partiendo de un mosaico de personajes, "Los Muertos" hace un trayecto hacia la redención personal y la búsqueda por dar sentido a la muerte que nos rodea.

Calle López, de Lisa Tillinger, Gerardo Barroso (México, 2013)

Una película ubicada entre el documental microsocial y la sinfonía urbana. Relato de personajes que trabajan y habitan una de las calles más estruendosas y vivas del centro histórico de la Ciudad de México; la calle López.

Paraísos artificiales, de Yulene Olaizola (México, 2011)

Luisa, una joven citadina adicta a la heroína, viaja a una playa lejana en la reserva ecológica de Los Tuxtlas, Veracruz con el mar, un pequeño hotel y la selva como todo paisaje. Luisa cree que en este lugar puede dejar de drogarse, algo que no ha podido lograr en la ciudad de México. Poco a poco va conociendo a los habitantes del lugar, especialmente a Salomón, un campesino de 63 años que dedica su vida al trabajo y a la marihuana. Como ella, él sobrelleva sus problemas existenciales a su manera. 

*Alejandro Cárdenas Ochoa es coordinador editorial de la plataforma FilminLatino

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