CRÍTICA | Cuento de invierno

Incredulidad cinematográfica

En esta fantasía pseudo-religiosa, con mucho de ideología 'new age' y abundantes dosis de azúcar, la narración es farragosa

Colin Farrell y Jessica Brown Findlay en 'Cuento de invierno'.

Para que en una película sea efectivo un milagro, en el sentido religioso, casi se necesita otro milagro, esta vez cinematográfico. La visualización del evento en sí, de la intervención divina, implica tantos peligros (en el tono de la secuencia, en la planificación, en la visualización, en la posible entrada de la posproducción...), que se pueden contar con los dedos de una mano (y media) los relatos comandados por un hecho inexplicable por las leyes naturales que acaban confluyendo en un prodigio cinematográfico. Y no hablamos de fantasía al uso, sino de milagro. La palabra, de Drey...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Para que en una película sea efectivo un milagro, en el sentido religioso, casi se necesita otro milagro, esta vez cinematográfico. La visualización del evento en sí, de la intervención divina, implica tantos peligros (en el tono de la secuencia, en la planificación, en la visualización, en la posible entrada de la posproducción...), que se pueden contar con los dedos de una mano (y media) los relatos comandados por un hecho inexplicable por las leyes naturales que acaban confluyendo en un prodigio cinematográfico. Y no hablamos de fantasía al uso, sino de milagro. La palabra, de Dreyer, y Rompiendo las olas, de Von Trier, en la memoria. Eso sí, hacía tiempo que no se veía una tentativa tan errónea como la de Cuento de invierno, película escrita y dirigida por Akiva Goldsman, que adapta una novela de Mark Helprin.

A Goldsman, hasta ahora experimentado productor y, en los círculos de Hollywood, reputado guionista, el proyecto le viene enorme en su tarea como novel director (es su debut). Mientras que, como escritor, en cierto modo se confirman sus problemas para trascender en los grandes temas más allá de una abúlica superficialidad para públicos poco exigentes, demostrada en títulos como El código Da Vinci y Una mente maravillosa, uno de los peores Oscar a la mejor película del cine reciente. En esta fantasía pseudo-religiosa, con mucho de ideología new age y abundantes dosis de azúcar, la narración es farragosa; los personajes, ridículos; el tono, melifluo, y la visualización, sorprendentemente pedestre en una gran producción de este tipo. Desde la narrativa en off de la base del relato, la creencia en que hay algo que nos conecta más allá del tiempo y el espacio, y que aún no podemos comprender, hasta los más nimios detalles, caso del risible peinado del protagonista, Cuento de invierno es un enorme fracaso.

Cuento de invierno

Dirección: Akiva Goldsman.

Intérpretes: Colin Farrell, Russell Crowe, Jessica Brown Findlay, Will Smith, William Hurt.

Género: fantasía. EE UU, 2014.

Duración: 118 minutos.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En