El pánico llama a la puerta de los ricos

El argentino Benjamín Naishtat concursa con ‘Historia del miedo’

Fotograma del 'Historia del miedo', película seleccionada por la Berlinale.

En un día marcado por la proyección de Nymphomaniac vol. 1 y de la copia restaurada de El gabinete del doctor Caligari, poco espacio le quedaba a la película argentina Historia del miedo, del debutante Benjamín Naishtat (Buenos Aires, 1986), uno de los dos títulos a concurso ayer en la Berlinale. La película —a mitad de camino entre la griega Canino y la española ...

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En un día marcado por la proyección de Nymphomaniac vol. 1 y de la copia restaurada de El gabinete del doctor Caligari, poco espacio le quedaba a la película argentina Historia del miedo, del debutante Benjamín Naishtat (Buenos Aires, 1986), uno de los dos títulos a concurso ayer en la Berlinale. La película —a mitad de camino entre la griega Canino y la española Gente en sitios,filme que su director no ha visto, y que sí confiesa su amor a John Carpenter y a Stanley Kubrick— juguetea en su inicio con personajes y situaciones, aparentemente inconexas, pero que pronto va encajando para crear en el espectador, al igual que sus protagonistas de clase alta, una sensación de desasosiego.

“Me preocupa cómo se distancia esa clase y los políticos del resto de los argentinos. Cómo se abre aún más la brecha entre el salario base y los 60.000 euros que se llevan los directivos. Esa gente se encierra en barrios privados, y cualquier cosa exterior les asusta. Existe un miedo de clase, y no hay un país, sino varios”, cuenta el director. El argentino quería crear “primero esa atmósfera, que te lleva a una experiencia física, y que luego el espectador pensara en lo que había visto. No me interesa tanto la historia como el clima provocado”.

Naishtat se ganaba la vida, tras estudiar cine, como funcionario, ayudando a la gente a rellenar formularios de becas, en los que justificaban por qué debían recibir esa ayuda: “De ahí surgieron historias”. Otras, la de un chaval que se puso a bailar en un McDonald’s y que provocó el pánico en la cola, hasta que fue detenido por algo que “no es malo ni ilegal”, lo vio en Francia, donde estuvo becado en Lille estudiando dos años Arte Contemporáneo y se especializó en cortos experimentales. En Argentina trabaja como montador e Historia del miedo se ha acabado de financiar gracias a Cine en Construcción, la sección de desarrollo de proyectos del certamen de San Sebastián: “Ahí me vieron programadores de la Berlinale y me eligieron para Panorama. Dos días antes de anunciarse la Sección Oficial, recibí un email del director que empezaba diciendo: ‘Los milagros a veces ocurren’. Me sentí un boxeador, al que de repente suben de peso”. Naishtat confiesa más nervios por su estreno en Berlín que por la posterior carrera de Historia del miedo y después cuenta: “A mí me gustaría que no hubiera enfrentamientos entre el cine narrativo y el experimental, más a la búsqueda de sentimientos. Yo soy un espectador ecléctico, pero no sé si el público está preparado. Solo quiero provocar algo de debate sobre lo que nos está pasando”.

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