OBITUARIO

George Duke, compositor, teclista y arreglista musical

Con un pie en el rock y otro en la tradición jazzística, reconcilió el ‘jazz fusion’ con las listas de ventas

George Duke, en julio de 2009 en Montreux.JEAN-CHRISTOPHE BOLT (AP)

En seis décadas, George Duke tuvo tiempo para hacer de todo: participar como productor y arreglista en obras de ventas millonarias para Michael Jackson o Miles Davis, dar un espaldarazo a la música disco o ejercer como teclista escudero de grandes del jazz (Cannonball Adderley) y del rock (Frank Zappa). Pero sobre todo, el músico estadounidense, fallecido el lunes en Los Ángeles a causa de una leucemia, pasará a la historia por llevar el lenguaje del jazz a territorios distantes como el rock, la música latina, el rhythm and blues… y por reconciliarlo con las listas de ventas....

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En seis décadas, George Duke tuvo tiempo para hacer de todo: participar como productor y arreglista en obras de ventas millonarias para Michael Jackson o Miles Davis, dar un espaldarazo a la música disco o ejercer como teclista escudero de grandes del jazz (Cannonball Adderley) y del rock (Frank Zappa). Pero sobre todo, el músico estadounidense, fallecido el lunes en Los Ángeles a causa de una leucemia, pasará a la historia por llevar el lenguaje del jazz a territorios distantes como el rock, la música latina, el rhythm and blues… y por reconciliarlo con las listas de ventas.

George Duke (San Rafael, California, 1946), impresionado tras presenciar de niño un concierto de Duke Ellington, pronto encaminó sus pasos hacia el mundo del jazz. Acabó sus estudios musicales en el momento y en el lugar adecuados: en el San Francisco de 1967, en plena efervescencia del movimiento jipi. Los músicos de la contracultura y la psicodelia exploraban entonces nuevas vías: el público joven del momento no se conformaba con discos de pop y rock, se encontraba ávido por escuchar jazz, entre otras músicas. Por entonces, Miles Davis electrificaba su sonido, un ídolo juvenil del pop como Jimi Hendrix aspiraba a tocar con él y ambos coincidirían en el cartel de algún festival.

Con un pie en el rock y otro en la tradición jazzística, Duke se encuentra en California con el violinista francés Jean-Luc Ponty y forma un grupo seminal de jazz rock. Pronto abandona el piano clásico para incorporar a sus espectáculos en directo teclados eléctricos. Lo hace más por necesidad que otra cosa: en los locales donde actúa la formación, más propicios para festejos rockeros, no abundaba el instrumento en el que George Duke se especializó. En uno de estos eventos, los dos músicos son contratados por Frank Zappa para su propia banda. El teclista se incorporó en la etapa más jazzística y orquestal de Zappa, la de discos como The Grand Wazoo (1972) y Waka/Jawaka (1972).

Desde los setenta se decantó

Mientras alternaba sus apariciones con el quinteto de Cannonball Adderley, Zappa, un compositor con fama de difícil y exigente con sus músicos, apremiaba a George Duke a pasarse a los sintetizadores y a cantar alguno de sus temas. Este paso adelante en las competencias del teclista vio sus frutos en obras como Apostrophe (1974). Y le sirvió también para encaminar su carrera en solitario, a medio camino entre el jazz y el funk, el rock y la música latina y brasileña.

Para desconcierto de los críticos, abandonó tanto el jazz más ortodoxo de sus mentores como el jazz apto para un público joven de su primera etapa en solitario, cercano a grupos como Weather Report o la Mahavishnu Orchestra. Desde finales de los setenta se decanta por los alardes tecnológicos con sintetizadores, la pulsión funk y los temas cantados: Duke llegó a colar en 1981 un tema en las listas de sencillos más vendidos, la melosa balada Sweet baby, nacida de su proyecto con Stanley Clarke, otro bajista procedente del mundo del jazz también enfrascado en la búsqueda de sonidos comerciales digeribles por cualquier público.

Décadas después, y en varias ocasiones, Duke reconocía su incomodidad con este tipo de producciones, que también exploró en trabajos para otros artistas comerciales de música disco y rhythm and blues. Tal era su versatilidad que podía compaginar trabajos para bandas sonoras y artistas menores con su participación en el icónico Off the Wall de Michael Jackson y en Tutu, una de las últimas grabaciones de Miles Davis.

En los últimos años, sin abandonar su producción en solitario, George Duke había participado en algunos conciertos homenaje a Frank Zappa, concebidos por la propia familia del guitarrista. Su último disco Dreamweaver, tributo a su esposa fallecida hace justo un año, pretendía ser un regreso al sonido que lo encumbró en los setenta, como uno de los padres del jazz fusion. Salió al mercado hace solo unas semanas.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En