Seis de cada 10 españoles consideran el precio de la comida como el factor más importante a la hora de comprar
Los datos del Eurobarómetro muestran que la mayoría de los europeos dan por hecho que la normativa garantiza que la comida que se vende es segura
Los consumidores europeos se preocupan cada vez más por el precio de los alimentos y dan por hecho que la normativa garantiza que, en general, la comida que se vende en Europa es segura. A la hora de comprar comida, el 54% de los europeos y el 63% de los españoles consideran el precio como el aspecto más importante, una percepción que ha subido cinco puntos en España desde 2019, ...
Los consumidores europeos se preocupan cada vez más por el precio de los alimentos y dan por hecho que la normativa garantiza que, en general, la comida que se vende en Europa es segura. A la hora de comprar comida, el 54% de los europeos y el 63% de los españoles consideran el precio como el aspecto más importante, una percepción que ha subido cinco puntos en España desde 2019, en línea con las subidas del 15% en la cesta de la compra que se están viviendo este año. Estas son algunas de las conclusiones del Eurobarómetro sobre seguridad alimentaria, la mayor encuesta sobre el tema —con casi 27.000 entrevistados en el continente, un millar de ellos en España—, que se ha hecho pública este miércoles.
Según los datos recabados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), cuando los europeos y españoles van a tiendas o supermercados se fijan en el sabor (alrededor del 50% en ambos casos) y en la seguridad alimentaria (46% y 51%, respectivamente). Mientras, el 46% de los europeos (41% de españoles) miran la procedencia —los alimentos de proximidad están ganando adeptos— y el 41% (45% en España) se centran en el contenido nutricional.
Además, un 60% de los europeos (68% de los españoles) considera que las enfermedades de los animales pueden afectar a las personas, mientras que un 65% (72% en España) ha oído hablar de residuos de pesticidas en los alimentos, y un 58% (54% de españoles) sabe del riesgo de los contaminantes medioambientales en el pescado, la carne y los productos lácteos. Para la EFSA, esto resulta “alentador”, porque significa que “evolucionamos hacia sistemas alimentarios sostenibles y hacia la evaluación de riesgos según el principio de una sola salud”, es decir, que la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten.
En cualquier caso, una amplia mayoría de europeos y españoles (en torno al 80%) dan por hecho que la normativa garantiza que los alimentos que se consumen son seguros, algo en lo que trabajan conjuntamente los países y la UE. Más de un tercio de los ciudadanos del continente tienen un nivel muy alto (21%) o alto (17%) de conocimientos relacionados con temas de seguridad alimentaria. Alrededor de seis de cada diez encuestados se informan de estas cuestiones a través de la televisión, un 44% lo hacen a través de familiares, amigos, vecinos o compañeros, mientras que un 37% buscan datos sobre seguridad alimentaria por Internet.
En cuanto a los miedos por los riesgos alimentarios, un 40% están preocupados por los residuos de plaguicidas en la comida, un 39% por los residuos de antibióticos, hormonas o esteroides en la carne, y un 36% por los aditivos como colorantes, conservantes o aromas. Pese a estos datos, hay consenso científico en que los estándares de seguridad alimentaria en Europa son los más altos del mundo, y la EFSA recuerda que todos los aditivos que hay en el mercado son seguros.
La primera encuesta de este tipo se realizó en 2005, y desde entonces ha habido tres más (la anterior se publicó en 2019). En esta ocasión, el barómetro coincide con el 20 aniversario de la propia EFSA, que se creó en 2002 para impulsar normas armonizadas sobre seguridad alimentaria en el continente, siempre a partir del conocimiento científico. El organismo europeo emite informes y evaluaciones de seguridad a partir de los cuales la Comisión Europea regula alimentos y aditivos: el año pasado, por ejemplo, retiraron el dióxido de titanio.