Argentina retira tres condecoraciones a Pinochet a pocos días del aniversario del golpe de Estado en Chile

El Gobierno quita al dictador ya fallecido dos insignias de la Orden de Mayo y el collar de la Orden del Libertador San Martín porque “no resulta razonable” el reconocimiento

Augusto Pinchet y María Estela Martínez de Perón, durante una ceremonia en honor al dictador chileno, en Buenos Aires, en 1975.Keystone (Getty Images)

El Gobierno de Argentina ha retirado por decreto tres condecoraciones que el país otorgó al dictador chileno Augusto Pinochet en 1975, 1976 y 1993. La decisión llega pocos días antes de que el lunes Chile conmemore el 50 aniversario del golpe de Estado ejecutado por el dictador y a pocos meses de que Argentina celebre los 40 años del regreso a la democracia. “No resulta razonable que quien asaltó el poder y ejecutó políticas...

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El Gobierno de Argentina ha retirado por decreto tres condecoraciones que el país otorgó al dictador chileno Augusto Pinochet en 1975, 1976 y 1993. La decisión llega pocos días antes de que el lunes Chile conmemore el 50 aniversario del golpe de Estado ejecutado por el dictador y a pocos meses de que Argentina celebre los 40 años del regreso a la democracia. “No resulta razonable que quien asaltó el poder y ejecutó políticas que avasallaron la vida y degradaron la condición humana pueda invocar la dignidad que las condecoraciones otorgadas suponen”, señala el texto publicado este jueves en el Boletín Oficial del Estado, que quita a Pinochet dos insignias de la Orden de Mayo y el collar de la Orden del Libertador San Martín.

Argentina dio al dictador tres reconocimientos. El primero fue durante el Gobierno de María Estela Martínez, viuda de Juan Domingo Perón, en 1975. La mandataria, que se reuniría después con el dictador en Argentina y firmaría con él una declaración de “fraterna cooperación”, reconoció a Pinochet con la Orden de Mayo al mérito militar, en grado de Gran Cruz, que condecora a ciudadanos civiles o militares extranjeros “que se hayan distinguido por sus servicios y obras personales y merezcan la gratitud de la Nación”. Un año después, en 1976, el dictador Jorge Rafael Videla, que había llegado al poder ese año por un golpe de Estado, le otorgó el collar de la Orden del Libertador San Martín, que se da “exclusivamente” a “funcionarios civiles o a militares extranjeros” que “merezcan en alto grado honor y reconocimiento”.

La tercera insignia fue concedida en el Gobierno del peronista neoliberal Carlos Menem en 1993, quien entregó al dictador la Orden de Mayo al mérito también en grado de Gran Cruz. Chile había iniciado la transición hacia la democracia tres años antes –en Argentina la dictadura había terminado una década atrás–, pero Pinochet seguía siendo senador vitalicio y comandante en jefe del Ejército. “Usted, señor general Pinochet, puede estar orgulloso del Ejército que comanda, de su ejemplar idoneidad profesional, gallardía, bizarría y caballerosidad, que todos los soldados de mi país sabemos y reconocemos”, le dijo durante el acto en Chile el entonces jefe del Ejército argentino, Martín Balza, según publica el diario Página/12.

El dictador, fallecido en 2006, y sus descendientes han perdido ahora “el derecho a usar las insignias”. El decreto ha sido publicado pocos días antes de que el presidente argentino, Alberto Fernández, viaje a Chile para asistir a un acto organizado en homenaje al mandatario socialista chileno Salvador Allende, derrocado en el 11 de septiembre de 1973 y muerto justo antes de la toma del Palacio de La Moneda. Pinochet, dice el texto, “no es merecedor de la gratitud de la Nación argentina”. El escrito argumenta que, tras el golpe de Estado, el presidente de facto “implementó una política de persecución y violación de los derechos humanos” e impulsó con otras dictaduras del continente –entre ellas, la argentina– el Plan Cóndor, “un sistema de cooperación clandestina a fin de perseguir a militantes políticos opositores fuera del territorio de sus países”.

“Es necesario reivindicar los valores que dan vida al Estado de Derecho y rechazar cualquier acto negacionista del terrorismo de Estado así como de las consecuentes violaciones a los derechos humanos”, se lee en el decreto firmado por el presidente. El reclamo para que el Estado argentino retirara los reconocimientos al dictador existía desde hacía varios años –en 2005 y en 2015, por ejemplo, se presentaron en la Cámara de Diputados proyectos de ley para llevarlo adelante–, pero solo ahora se ha concretado, en un momento en el que la democracia está “en estado crítico” en varios países de la región, según señala el último Latinobarómetro, y muchos electores muestran “actitudes a favor del autoritarismo”.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, ha descrito el clima que se vive en el país antes de la conmemoración del golpe como “eléctrico”. Una encuesta reciente, dada a conocer horas después de que los partidos de la derecha chilenos rechazaran oficialmente la invitación del presidente Gabriel Boric a firmar una condena al golpe de Estado de Pinochet, mostró que el 44% de los consultados piensa que un golpe de Estado se justifica dependiendo de las circunstancias que vive el país. Al otro lado de los Andes, a 40 años del regreso a la democracia, Argentina enfrenta el desafío de la extrema derecha, que esta semana tensó el consenso construido en las últimas cuatro décadas contra una dictadura que dejó 30.000 desaparecidos con un acto en homenaje a “las otras víctimas”.

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