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La gripe aviar avanza hacia el sur y se ensaña con los lobos marinos en la Patagonia argentina

Las autoridades detectaron el virus H5N1 por primera vez en el país en estos mamíferos el 11 de agosto y ya han confirmado casos en una decena de playas y áreas protegidas

Bird flu devastating sea lions in Argentine Patagonia
Lobos marinos, algunos muertos, yacen en la playa de Punta Bermeja, en la Patagonia argentina, el 28 de agosto de 2023.Juan Macri (AP)

Una veintena de lobos marinos aparecieron muertos a principios de agosto en la costa de Tierra del Fuego, en el extremo más austral de Argentina. Los análisis confirmaron que siete de esos mamíferos marinos estaban infectados con el virus de la influenza aviar altamente patogénica H5. Desde entonces, las autoridades han informado de brotes en diferentes provincias del país. El virus se ha propagado con rapidez hacia el sur del continente desde que se detectó un caso en aves silvestres en Colombia a fines de 2022 y hay científicos estudiando los riesgos de que llegue a la Antártida.

Los últimos casos positivos detectados en lobos marinos en Argentina fueron informados este lunes en un comunicado en el que las autoridades advirtieron de que “la alerta se mantiene”. Las muestras se tomaron de mamíferos encontrados muertos en las ciudades de Claromecó y San Blas, en la provincia de Buenos Aires, y en la ciudad de San Antonio Este, en la provincia de Río Negro. Antes de eso, los científicos habían identificado casos en diferentes playas y áreas protegidas de las provincias de Tierra del Fuego, Río Negro, Chubut y Buenos Aires.

“Este brote en lobos marinos empezó en Perú, luego pasó a Chile y ahora está llegando a Argentina”, avisa Pablo Plaza, doctor en Biología e investigador del Conicet, el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia en Argentina. El virus ha afectado, sobre todo, a la especie Otaria flavescens, conocida comúnmente como lobo marino de un pelo, un carnívoro de color pardo que llega a pesar 350 kilos. “Acá hay dos hipótesis”, explica: “O se contagiaron porque estuvieron en contacto con aves infectadas, que es lo más común, o el virus, de alguna manera, sufrió una adaptación y se está transmitiendo de lobo marino a lobo marino”.


El virus de la gripe aviar que circula actualmente por el mundo, el H5N1, deriva de un patógeno que se detectó por primera vez en gansos criados en China en 1996. Es un subtipo muy contagioso que ha provocado una propagación sin precedentes de la enfermedad en las aves. De Asia pasó a África y Europa –donde más de 50 millones de aves de corral fueron sacrificadas en un año— y de allí, a través de Islandia, llegó a América del Norte, según creen los científicos. En octubre de 2022 fue detectado por primera vez en aves silvestres en Colombia y desde allí se propagó por Sudamérica.

De las aves saltó a los mamíferos. “Cuando llega a la fauna es un problema, porque a los animales silvestres no los podés manejar fácilmente”, avisa Plaza. En Perú y a Chile, donde la situación fue especialmente grave, murieron más de 15.000 lobos marinos infectados, según los datos del investigador –otras estimaciones calculan que fueron más de 20.000–. “En las próximas semanas vamos a tener más evidencia de cuál es el real alcance de este brote en Argentina”, cuenta Plaza.

El caso más austral de gripe aviar H5 en un lobo marino se detectó en junio en Puerto Williams, en Chile. Un informe de OFFLU, la red mundial de expertos en influenza animal, publicado el 23 de agosto, señala que “existe un riesgo sustancial” de que la propagación “continúe hacia el sur y llegue a la Antártida y sus islas costeras”, donde aún el virus no está presente. “Este riesgo puede aumentar en los próximos meses debido a la migración primaveral de aves silvestres”, se lee en la investigación, que avisa de que el “impacto negativo” del virus en ese ecosistema “podría ser inmenso”.

“Está todo el mundo en alerta con este virus”, señala Plaza. Un equipo de científicos peruanos y argentinos, del que Plaza forma parte, alertó en enero de que la llegada del virus de la gripe aviar al continente amenazaba las aves protegidas en Sudamérica. Con la muerte masiva de lobos marinos a principios de este año, el mismo equipo publicó el primer borrador de una investigación que sugiere la posibilidad de que el patógeno haya mutado para transmitirse de mamífero a mamífero. “Es un paso más en el riesgo para el ser humano”, dice Plaza, que aclara que el peligro de que se contagie entre personas, por ahora, es “bajo”.

En enero, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó una alerta sobre la “inusual” detección de brotes de influenza aviar en América y por la confirmación, por primera vez, de un caso de infección humana en la región. El análisis de ese primer caso, que ocurrió en Ecuador, destapó la preocupante falta de controles y vigilancia. Hasta la primera semana de julio de 2023, 16 países habían registrado casos en animales y dos habían confirmado infecciones humanas –Ecuador y Chile–, según datos de la organización. Desde 2003, el virus ha saltado casi 900 veces a los humanos y ha matado a más de la mitad.

Para mitigar la propagación, las autoridades argentinas han recomendado no manipular animales muertos o con síntomas sospechosos, y evitar el contacto directo o de las mascotas con estos animales. Además, han pedido notificar ante cualquier sospecha de que un animal puede estar infectado con el virus. Los animales muertos que fueron infectados o de los que se sospecha que murieron por causa del virus son enterrados por las autoridades para evitar cualquier contaminación o contagio de otros animales o personas.

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