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En colaboración conOEI
IBEROAMÉRICA DEMOCRACIA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

UE-Mercosur: un nuevo modelo de desarrollo económico y una nueva etapa para España

Para ambos bloques la integración y la cooperación resultan claves si se quiere incrementar la competencia y el bienestar de sus países

Lula da Silva

El Acuerdo de Asociación de la Unión Europea (UE) con el Mercado Común del Sur (Mercosur) representa un hito sin precedentes al proponerse crear la mayor zona de libre comercio del mundo. Además, contempla liberalizar el comercio de una gran mayoría de productos, estableciendo la eliminación gradual de aranceles en más del 90%, lo que facilitará significativamente aumentar el comercio entre ambos bloques, que suman un PIB superior a 20 billones de euros y 720 millones de habitantes.

El Mercosur constituye el resultado de un largo camino de integración interregional en América Latina. Su origen se encuentra, en buena medida, en la acumulación de experiencias previas, como la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), de la misma forma que la Unión Europea surgió a partir de ese motor inicial de integración que fue la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA).

Formalmente el Mercosur nació en 1991, cuando el modelo económico de industrialización mediante la sustitución de importaciones llegaba a su fin. Durante la década de los ochenta, conocida como la “década perdida”, América Latina atravesó la crisis de la deuda externa, que puso de manifiesto la insostenibilidad de un modelo proteccionista apoyado por el Estado. A pesar de ello, este modelo consiguió que, entre 1950 y 1980, el crecimiento medio del PIB de la región alcanzara el 5,5%. Sin embargo, como lo destaca el economista José Antonio Ocampo, este ritmo de crecimiento no se ha repetido, pues desde 1990 el promedio se ha reducido al 2,5%.

Ocampo subraya que las agendas progresistas impulsadas por gobiernos de izquierda en gran parte de la región durante las últimas décadas no han logrado consolidar un crecimiento económico sostenido. De esta realidad se desprende una conclusión clara: los países latinoamericanos necesitan un nuevo modelo de desarrollo que escape del modelo extractivista y la trampa del ingreso medio, para avanzar hacia niveles más altos de prosperidad.

Este nuevo modelo de desarrollo bien podría iniciarse con el acuerdo UE-Mercosur, cuya estructura se basa en tres pilares: política, comercio y cooperación. El primero pretende un diálogo político y de cooperación que propicie y fortalezca una alianza estratégica entre dos bloques que comparten intereses y valores. El segundo pilar busca la liberalización progresiva del comercio, incluyendo la contratación pública y la liberalización de capitales, así como la armonización de normativas en áreas esenciales como la competencia y los derechos de propiedad intelectual. Finalmente, el pilar de la cooperación se encamina hacia la colaboración institucional y económica con el objetivo de consolidar la integración y fortalecer las capacidades de ambos socios.

Respecto a las oportunidades que se abren para España, el acuerdo inicia una nueva etapa, ya que contempla la progresiva eliminación de aranceles, lo que supone una oportunidad sin precedentes para diversificar las relaciones comerciales, que permite compensar el golpe de los aranceles estadounidenses y consolidar la posición de España en mercados clave de América Latina como los del Mercosur.

El sector agroalimentario español recibe el acuerdo tras meses de incertidumbre por las tensiones comerciales con Estados Unidos, que impuso un gravamen general del 15% a las exportaciones europeas. Por lo tanto, podría decirse que se le abre una ventana optimista. Hasta ahora, la presencia española en estos mercados era limitada: en 2024 las exportaciones agroalimentarias y pesqueras a Argentina apenas alcanzaron 48 millones de euros (0,1% del total) frente a unas importaciones de 1.340 millones. En el caso de Brasil, las exportaciones sumaron 355 millones (0,5% del total) frente a unas importaciones de 2.652 millones. Por su parte, Uruguay recibió 42 millones en exportaciones españolas, pero exportó hacia España 87 millones en el mismo sector.

A pesar de esa balanza comercial negativa, los empresarios españoles ven un horizonte favorable. Entre los productos con mayor potencial destacan el vino, el aceite de oliva, las frutas, las bebidas espirituosas y los cárnicos. El acuerdo también ofrece otras oportunidades en sectores como las energías renovables, un campo prometedor para las empresas españolas, que están muy bien posicionadas para colaborar en estos proyectos. Además, se abren nuevas vías en innovación, tecnología y sostenibilidad mediante una asociación estratégica modernizada que estimula el comercio y la inversión, fomentando sociedades más sostenibles e inclusivas.

España, la cuarta economía más importante de la UE y el mercado más natural por historia, idioma y lazos culturales, tiene la oportunidad de fortalecerse como puente con el Mercosur y como país vertebrador entre ambas regiones, algo que no se logra únicamente por inercia histórica, sino por un liderazgo activo para ocupar ese lugar. Se necesita visión, estrategia y voluntad política, es decir, audacia, tenacidad y decisión. Una de las claves está en convertir los lazos históricos y lingüísticos en activos económicos y geopolíticos, diseñando alianzas que respondan a las oportunidades y los desafíos que se presentan.

Tanto para la Unión Europea como para el Mercosur la integración y la cooperación resultan claves si se quiere incrementar la competencia, el bienestar y la trasmisión del crecimiento económico entre los países. Este proceso, llevado a su máxima expresión, implica un compromiso político firme entre los miembros, que refuerza la solidez del acuerdo.

Toda la fortuna para la firma del acuerdo, cuya cuenta atrás ya ha comenzado. El desenlace está próximo y depende de superar la prueba definitiva, que, según el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, será positiva. Esta decisión histórica está prevista en Brasilia o Foz de Iguaçu el 20 de diciembre de 2025, en el marco de la LXVII cumbre de presidentes del Mercosur. Dicho encuentro coincidirá con el final de la presidencia pro tempore de Brasil y supondrá el inicio de una nueva etapa caracterizada por relaciones más intensas y fructíferas entre ambos bloques.

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