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Un aeropuerto tomado y cortes de carreteras: escala la crisis política en Bolivia tras el tiroteo contra Evo Morales

Campesinos del MAS rodean un cuartel en el Chapare desde donde, aseguran, partieron las camionetas utilizadas el domingo para disparar contra el expresidente

Simpatizantes de Evo Morales
Simpatizantes de Evo Morales bloquean una carretera tras el tiroteo al expresidente, este domingo cerca de Cochabamba, Bolivia.Juan Karita (AP)

El tiroteo del domingo 27 de octubre al automóvil en el que viajaba Evo Morales ha elevado un escalón más la pelea que expresidente de Bolivia libra contra su delfín político, Luis Arce, hoy presidente. Aunque no existe una explicación oficial de lo sucedido y Arce ha prometido una “minuciosa investigación”, la hipótesis que recoge la mayor parte de los indicios es la propuesta por el periodista boliviano John Arandia, basada en fuentes policiales: un fallido operativo de detención que terminó en un ataque armado. Morales es buscado por la fiscalía en una investigación por “estupro agravado con tráfico de personas”, porque supuestamente tuvo una hija con una menor de edad en 2016, algo que, según la acusación, “pagó” y escondió mediante cargos y favores políticos para la madre y otros familiares de la adolescente. Morales lo niega.

El exmandatario viajaba a las 6.30 de la mañana del domingo entre dos ciudades cercanas dentro del Chapare, la zona cocalera de Cochabamba, en el centro del territorio boliviano, cuando fue interceptado por dos camionetas que, como no pudieron cerrarle el paso, tirotearon su vehículo. Luego, según denunció el expresidente, se produjo una persecución en la que hubo más disparos. Él salió ileso, pero “una bala pasó a centímetros de mi cabeza”, evocó en una entrevista posterior. Su chofer sufrió una herida superficial en la nuca.

El ataque ocurrió cerca del cuartel de la Novena División del Ejército, acantonado en el Chapare. Según fotografías mostradas por el periodista Arandia, allí había aterrizado un helicóptero de la Policía con un grupo de efectivos equipados con armas largas.

Fotogramas del atentado contra Evo Morales el 27 de octubre 2024.Vídeo: RR SS

Tras la denuncia de Morales, decenas de cocaleros rodearon este cuartel para exigir explicaciones, ya que había testigos de que las camionetas con las que supuestamente se había realizado el operativo habían entrado en él. Un militar fue grabado mientras reconocía ante los manifestantes que los dueños de los vehículos “eran pacos” (policías) y ya habían escapado en su helicóptero. Al final, los militares entregaron las camionetas sospechosas a la gente que lo exigía. Fueron quemadas. Así se evitó un conflicto peor.

“Si Luis Arce no dio la orden de este intento de asesinato debe destituir y procesar inmediatamente a Eduardo del Castillo y Edmundo Novillo, ministros de Gobierno [Seguridad] y Defensa, junto a todos los policías que participaron”, posteó Morales en X. El líder indígena también acusó directamente a los militares y policías de intentar eliminarlo.

Las Fuerzas Armadas respondieron con un comunicado en el que “desmienten rotundamente las falsas acusaciones relacionadas con el supuesto atentado al expresidente Evo Morales” y exhortan a la población del Chapare a mantenerse lejos de los cuarteles para “evitar situaciones dolorosas”. Recomiendan que “estos hechos deben esclarecerse en el marco de una investigación rigurosa y exhaustiva realizada por los órganos competentes”. La Policía no se ha pronunciado hasta ahora.

Los campesinos que viven en el bastión político del “evismo” tomaron el aeropuerto local, en Chimoré, para evitar operaciones aéreas que pudieran derivar en más intentos de detener a su líder. Y masificaron los cortes de ruta que realizan con el mismo propósito desde hace 15 días y que han generado gran rechazo de la población de varias ciudades que sufre escasez de alimentos y combustibles en medio de la crisis económica del país.

Evo Morales es el político boliviano más popular y al mismo tiempo el más impopular, dependiendo de qué sectores sociales sean consultados. Tras la difusión, pocos minutos después del tiroteo, de los videos en que se lo ve en el asiento del copiloto mientras el chofer conduce a su lado a gran velocidad, con las ventanas de la camioneta acribilladas y sus ayudantes de la parte de atrás del vehículo gritándole que se agache, una parte de la población comenzó a dudar y a criticarlo. Las redes sociales se llenaron de memes en los que se lamentaba que el supuesto atentado no hubiera tenido éxito. Pero la descalificación más común fue la del “auto atentado”, alentada además por voceros oficialistas y medios de comunicación “antievistas”.

En las redes, se sobrepuso el rostro del expresidente a la foto de un actor con una estatuilla de los Oscar y otras alusiones similares a su “gran actuación”. Algunos medios asociaron lo sucedido en el Chapare con la publicación de un artículo sobre casos de relaciones con menores en los que ha estado involucrado el expresidente, sugiriendo que el tiroteo fue una cortina de humo para desviar la atención.

La respuesta del “evismo” ha sido pedir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos una “medida cautelar” que proteja la vida del expresidente boliviano y que un grupo internacional de expertos independientes investigue lo que está pasando en Bolivia. También ha solicitado que se involucren la Unión Europea y las Naciones Unidas. La Organización de Estados Americanos pidió una investigación y rechazó toda forma de violencia en la política boliviana.

Los presidentes de Colombia, Venezuela, Cuba y Honduras, además de la expresidenta argentina Cristina Kirchner y otras personalidades izquierdistas han rechazado el “intento de magnicidio”, que es como presenta el evento la comunicación de Morales. No ha habido hasta ahora mensajes públicos de los gobernantes de Brasil, México ni Chile, que también forman parte de la izquierda continental.

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