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Evo Morales, expresidente de Bolivia: “El único plan del Gobierno de Arce es eliminar mi candidatura”

Enfrentado al presidente, Morales defiende en esta entrevista con EL PAÍS que la acción militar del 26 de junio fue un autogolpe y advierte de posibles movilizaciones en caso de que no pueda presentarse como candidato en 2025

Evo Morales
Bolivia's former President Evo Morales arrives for a Puebla group meeting during the III World Forum on Human Rights at the CCK Cultural center in Buenos Aires, Argentina, Tuesday, March 21, 2023. (AP Photo/Natacha Pisarenko)Natacha Pisarenko (AP)

En un intervalo de su estado de campaña permanente de más de un cuarto de siglo, Juan Evo Morales Ayma (Oruro, 64 años) enciende una computadora en su casa de la ciudad de Cochabamba, en el centro de Bolivia. El 10 de noviembre de 2019, después de denunciar un golpe de Estado y renunciar a la presidencia, esa casa fue asaltada. En un video que registró los vidrios rotos, el vino rociado por el piso, paredes con la leyenda Hijo de puta y asesino escrita en aerosol rojo se oye en off el comentario de quien filmaba. “El Excelentísimo tenía gimnasio”, dice la voz cuando la cámara muestra la cinta de correr. Morales reparó los destrozos y la convirtió en su sitio de paso para reuniones, citas y videoconferencias.

Desde esa casa habla con EL PAÍS del tema que domina la conversación pública de Bolivia desde hace dos años: el conflicto con su exministro de Economía y exdelfín Luis Arce Catacora, actual presidente. También de la acción militar que el 26 de junio hizo que Bolivia volviera a ser noticia mundial y de los presuntos planes del Gobierno para proscribirlo.

Pregunta. ¿Por qué sostiene que en Bolivia hubo un autogolpe?

Respuesta. A las once de la mañana, algunos militares me contaron que había un acuartelamiento sospechoso y lo denuncié. A las tres de la tarde salió en Twitter que había una convocatoria a un paro general indefinido con bloqueo de caminos. Cuando vi los tanques en la Plaza Murillo [la principal del centro de la ciudad de La Paz y a escasos metros de la Casa del Pueblo, el edificio presidencial] y vi al ministro [de Gobierno Carlos] Del Castillo acariciando los tanques me pregunté: ¿Qué clase de golpe es este? Minutos después, los golpistas ya estaban hablando con los golpeados. Y el ministro de Gobierno hablaba entre risas con el general. Si hay golpe, hay furia. No hay risas. Parece un show montado por ellos. ¿Cuando la OEA [Organización de Estados Americanos] o la Embajada de Estados Unidos defienden a un gobierno de izquierda? Aquí la Embajada de Estados Unidos sospechosamente condena el golpe de Estado y la OEA convoca a una reunión de urgencia. Esta es una prueba de la derechización de Lucho Arce. El golpe es un show montado.

El miércoles 26 de junio, el jefe del Ejército, Juan José Zuñiga, llegó en una tanqueta de la división de blindados a la Plaza Murillo. El domingo previo, Evo había advertido en su programa radial que Zúñiga planeaba eliminarlo. El militar le contestó el lunes que “no puede ser más presidente de este país” y que “llegado el caso no permitiría que pisotee la Constitución”, una amenaza velada contra su postulación. Cuando Zúñiga impactó con su tanqueta en una puerta del Palacio Quemado, Arce llamó a Evo para advertirle del golpe militar y para que se pusiera a resguardo. Evo caminaba en ese momento por los terrenos donde cultiva peces.

P. ¿Cuál sería el objetivo de Arce con un autogolpe?

R. Algunos militares que trabajaban en el ministerio de Defensa me dijeron que se adelantó el autogolpe. En un ministerio, el miércoles 26 en la mañana, un funcionario juntó a sus trabajadores de confianza y les dijo que Lucho le iba a dejar la presidencia a una junta militar. Les dijo: “Evo no puede ganar, no puede ser presidente”. Y anunciaron que esa tarde habría conflictos en la Plaza Murillo. Estaba preparado. El sábado 22, la jefa de Gabinete de Lucho [Marianela Prada] públicamente me destrozó: “Evo va acortar el mandato de Lucho”, “Evo está destrozando Bolivia”. El lunes 24 en la noche, el comandante del Ejército [en referencia a Juan José Zúñiga] dice que Evo no puede ser candidato y si es candidato podría detenerlo. Si Lucho fuera fuerte, al día siguiente le hubiese dado la baja. Pero no desmiente ni desautoriza a su comandante. Creo que ahí se precipita todo y el general Zúñiga se adelanta con el autogolpe.

P. En noviembre de 2019, al llegar como refugiado a la ciudad de México, peleó, a pesar de las resistencias internas, por la candidatura de Arce por considerarlo leal, un buen técnico y con capacidad para llegar a sectores urbanos ¿Cuál es la razón del fondo del conflicto con el Presidente Arce?

P. Tenemos diferencias ideológicas, programáticas, éticas y hasta orgánicas. Las ideológicas. En marzo del año pasado, Lucho dijo que no hay que tener miedo al pluralismo ideológico. ¿Qué nos estaba diciendo? No tengan miedo a la derecha en el MAS-IPSP (Movimiento al Socialismo-Instrumento Para la Soberanía de los Pueblos). Para mi no hay independientes o neutros o los que están al medio. Somos de los pobres o de los ricos. Las diferencias pragmáticas. Cuando asume como presidente, Lucho elimina los ministerios de Energía, Deporte, Comunicación y Cultura. ¿Reducir Cultura? ¿Reducir Energía? Por favor. Yo pensé, en ese primer momento, que se podía derechizar, pero no estaba seguro. Esa receta que aplicó es la receta del Banco Mundial y del FMI de reducir el Estado. ¿Quién invierte ? Sólo las trasnacionales. Lucho dice que para que no haya inflación o déficit fiscal no hay que invertir, pero lo que eso genera es contracción económica. ¿Cuáles son los temas éticos? En 2021, se comentaba que el hijo de Arce [el ingeniero Marcelo Arce Mosqueira] estaba metido en negocios de litio. Donde ahora yo estoy sentado ha venido Lucho a visitarme y yo le he preguntado: “Presidente, en Santa Cruz se comenta mucho que tu hijo está metido en…Eso te va a desgastar, nos va a desgastar políticamente”. Arce se molestó conmigo. Me dijo “no te metas con mi familia nunca más”. Le dije, también, que había corrupción, que había protección al narcotráfico de algunos comandantes. A pesar de eso no hubo nada de nada como respuesta. En 2021, yo organicé la defensa de la presidencia de Arce y aguanté, aguanté y aguanté durante mucho tiempo los ataques. El primer domingo de septiembre de 2022 dije basta. Si yo no hacía eso, el MAS-IPSP estaría hundido como Lucho está hundido ahora. Lucho es una suma que resta.

Dos ismos tironean al Proceso de Cambio, uno conocido, el evismo y otro inesperado, dado los rasgos del Presidente, el arcismo. Arce casi no dio entrevistas y las veces que habló en actos evitó mencionar a su exjefe. Lo que en 2020 empezó como estrategia electoral para asegurarse el voto moderado se volvió principio rector de su política: ignorar a Morales aun en el conflicto. “Va a utilizar todo, incluso poner en duda el golpe fallido, por sus aspiraciones políticas personales”, dijo en una reciente entrevista con EL PAÍS.

Por el contrario, fueron raras las veces que Morales se abstuvo de examinar críticamente a Arce: dijo que se equivocó en proponerlo como candidato y que era el peor presidente desde la recuperación de la democracia en 1982. La división interna del Proceso de Cambio se trasladó a todos los planos: a la labor parlamentaria, a las organizaciones sindicales y sociales y a la propia estructura del MAS. El 5 de mayo de 2024, un Congreso partidario reunido en El Alto con mayoría arcista excluyó a Morales de la nueva dirección nacional. Morales, que un semestre antes celebró sin el arcismo su propio Congreso del MAS en el Chapare, anunció una batalla judicial que se resolvería fuera de los tribunales y dependería de la presión de manifestaciones y bloqueos.

P. El argumento de Arce es que en su apuro por volver a la presidencia afecta la gobernabilidad.

R. Cuando llegué del exilio de Argentina dije que si Lucho hacía una buena gestión habría que ratificarlo. Cuando me seguían insistiendo yo decía que podía volver por una cuestión de Justicia. Ahora digo que tengo que volver por una cuestión política. En 2021, el Gobierno ya estaba en el plan Lucho 2025-2030. Ellos elaboraron una estrategia [muestra un documento con un gráfico] con un mapa de cómo era la política de Bolivia en el que yo estoy a la izquierda, [Luis Fernando] Camacho [el gobernador de Santa Cruz, hoy detenido y acusado de participar en el golpe de Estado contra Morales] y [el expresidente Carlos] Mesa a la derecha. Y al medio, Lucho. Esa es la prueba de la derechización. Ellos hablan de angurria de poder, que estoy desesperado, pero ellos ya estaban en 2021 en campaña para 2025. Ellos tenían un plan negro para destrozarme. Le mostré a Lucho este papel que les estoy mostrando ahora y se molestó.

P. Este Gobierno no parece muy dispuesto a habilitar la candidatura. ¿Qué opciones tiene usted si no puede competir?

R. No sé [hace una pausa]. Mi cálculo, y puedo estar equivocado, es que si me inhabilitan la gente se va a levantar. Esto es una discriminación al movimiento político más grande de la historia.

P. ¿No existe una instancia de negociación? ¿No se pueden dirimir las diferencias en elecciones internas?

R. Yo dije que vayamos a primarias, pero Lucho no quiere. La encuesta de Celag [Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) nos da ganadores. Ellos quieren eliminar las primarias. Si no hay primarias, el único candidato sería Lucho.

P. ¿Y entonces cómo se puede resolver?

R. Ojalá sea vía asamblea, sino va a ser con movilización. Ellos no tienen un plan económico para salvar a Bolivia. En estos momentos estamos peor que en tiempos neoliberales. En 2005, último año del Gobierno neoliberal, había combustible, había dólares, había reservas internacionales, había oro y ahora vaciaron todo. El único plan que tiene es cómo eliminar la candidatura de Evo o quitarnos la sigla del MAS. Esa es la batalla legal que va a venir ahora. Lamento mucho que haya un Tribunal Supremo Electoral sometido, subordinado.

P. ¿No teme que esta pelea habilite un candidato de ultraderecha en Bolivia, como ya sucedió en Argentina con Javier Milei?

R. Estados Unidos habla ahora de la recolonización, que es crear un candidato outsider para los comicios de 2025 para adueñarse de los recursos del litio.

P. ¿Cuánto contribuye la pelea con Arce a que parte de la sociedad boliviana se aleje del MAS?

R. El pueblo sabe que este Gobierno es de derecha. Incluso me busca gente de la derecha, que tal vez son golpistas arrepentidos, y me dicen ‘contigo había estabilidad y crecimiento económico. Evo tu nos decías dónde va y dónde no va. Donde no va, no nos metemos. Donde va, nos metemos y ganamos plata’.

P. Al final de su última presidencia hubo una dificultad para ofrecer un discurso de futuro. ¿Qué es lo nuevo que tiene para ofrecer?

R. Hoy estamos debatiendo con sectores populares y el frente campesino un nuevo plan de Gobierno. También con empresarios, comerciantes y transportistas, que son los que saben de economía y luchan por una verdadera reivindicación. Por ahora yo no estoy lanzando mi programa, lo estamos debatiendo en lo político, lo económico y lo social.

P. En 2006, cuando asumió la presidencia por primera vez, había una propuesta muy clara de nacionalizaciones de los recursos naturales, nueva Constitución. ¿Cuáles serían las prioridades de una nueva presidencia?

R. La tesis del congreso [del MAS-IPSP] del año pasado fue recuperar la revolución para salvar a Bolivia. Muchos sectores populares me dicen ‘Evo, tú has salvado a Bolivia’. Yo no he salvado a Bolivia, el instrumento político y el voto del pueblo unido han salvado a Bolivia.

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