La economía latinoamericana y las multilatinas en España
Aprovechar las oportunidades para generar condiciones más favorables que impulsen el crecimiento sostenible e inclusivo en América Latina es la contribución más efectiva de las multilatinas y sus líderes
Pronosticar la evolución de cualquier economía resulta una tarea arriesgada, porque los mecanismos económicos responden no sólo a realidades presentes, sino también a expectativas futuras, que pueden o no materializarse. De manera que prever el comportamiento, no de una economía, sino concretamente de la economía latinoamericana, resulta arriesgado, porque los supuestos de partida son complejos y múltiples, así como sus movimientos y efectos.
No obstante, podemos comenzar diciendo que la economía latinoamericana permanece en una senda de bajo crecimiento y no acaba de arrancar, ni de remontar el vuelo. Una situación que no es ajena al contexto de la economía mundial.
Para impulsar la prosperidad, es necesario tener muy en cuenta factores determinantes que las hacen posible, como las políticas públicas, la capacidad innovadora, la productividad, el comercio intrarregional y extrarregional, que representan los desafíos a los que deberán enfrentarse casi todas las economías, aunque en grado y en momentos diferentes.
América Latina debe penetrar en la senda de la prosperidad y competir exitosamente en los exigentes mercados internacionales, adoptando estrategias coherentes e integradas. A su vez, debe enfrentarse a las grandes transformaciones económicas y tecnológicas, donde los términos sostenible e inclusivo adquieren una importancia relevante. Y todo ello, en medio del cambio climático y la transición hacia las energías limpias que intensificaran la demanda de recursos naturales de los cuales la región dispone de la cuarta parte de los bosques tropicales, la tercera parte del agua dulce y la mitad de la biodiversidad del planeta.
La lectura que debe hacer América Latina es que irremediablemente tiene que aprovechar su ventajosa posición geográfica y sus vastos recursos naturales para dar un salto cualitativo hacia procesos enmarcados en una cultura de innovación permanente, apoyada en políticas de competitividad sistémica que mejoren el marco de un modelo de crecimiento innovador, competitivo y sostenible.
Las multilatinas desde una perspectiva amplia y diversa deben continuar su expansión internacional aprovechando todas las ventajas, como por ejemplo, las que les brinda España como el “mercado más natural”, dados los vínculos históricos, lingüísticos y culturales, apoyados en una red muy importante de relaciones económicas, comerciales y financieras, tejidas en gran parte, por las propias empresas españolas presentes en los mercados latinoamericanos (Las multilatinas. Las nuevas multinacionales iberoamericanas, CEAPI).
Se sentirán muy cómodas las multilatinas en España, ya que cuenta con la sede de relevantes organismos iberoamericanos, que conforman la apuesta española de configurarse como centro de negocios e inversiones, pues realmente tiene posiciones diferenciadoras positivas y competitivas que facilitan el acceso a los mercados de Europa, Norte de África y Oriente Medio.
Para potenciar los vínculos y las relaciones bidireccionales, España debe asumir su papel de país “articulador” y como el puente más efectivo para desarrollar redes comerciales que incrementen las exportaciones, promuevan las inversiones y potencien las capacidades científico-tecnológicas dentro de una agenda de temas importantes globales como las migraciones, las cadenas de suministro, la brecha tecnológica, la transición energética y el cambio climático.
Este camino bidireccional de “ida y vuelta”, es decir, transitar en las dos direcciones, tiene mucho sentido. Es evidente que las empresas españolas ya lo han hecho hacia América Latina, y continúan haciéndolo. Ahora les corresponde a las multilatinas acometer la expansión hacia España, que se percibe ampliamente con la llegada cada vez más intensa protagonizada en primer lugar por las mexicanas seguidas de las, argentinas, brasileñas y colombianas.
América Latina en 2023 se posicionó como el cuarto mayor inversor en España con un stock de 47.743 millones de dólares, y si se tienen en cuenta las inversiones en Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros o holdings (ETVE), su volumen se situaría en 66.883 millones de euros, lo que supone un 11% del total de la inversión recibida por España. Este importante volumen inversor se encuentra repartido entre veinte países que forman una pujante comunidad empresarial constituida por más de 600 empresas y 47.000 empleos directos (VI Informe Global Latam 2024).
Todo parece indicar que las multilatinas en perspectivas de futuro, deberán afrontar desafíos y oportunidades, que muy seguramente pondrán a prueba su organización, en donde la evolución de los mercados, junto con la calidad de la gestión, el buen gobierno corporativo y los modelos de innovación, unidos al talento en cuanto a su promoción y retención, representan factores claves para evaluar sus capacidades, tanto para afrontar los desafíos como para aprovechar las oportunidades
Las multilatinas, sin dudas, representan uno de los temas más relevantes de América Latina. En consecuencia, deben competir con éxito en la economía mundial, pero también, conseguir un “soft power” (poder blando), esto es, un peso persuasivo en las relaciones internacionales, que generalmente utiliza la influencia económica y cultural en beneficio de los países y por tanto de la región en su conjunto, que por cierto, acaba de estrenar su “marca global”, una iniciativa liderada por la CAF-Banco de desarrollo para América Latina y el Caribe.
Superar los retos y aprovechar las oportunidades, para generar condiciones más favorables que beneficien e impulsen el crecimiento sostenible e inclusivo en América Latina, es la contribución más efectiva de las multilatinas y sus líderes. Empresas y líderes que afrontan los riesgos, pero al mismo tiempo, deben capturar las oportunidades que ofrece Iberoamérica en el nuevo mundo multipolar.
Como se puede adivinar, la tarea que se presenta, no es solo desafiante por los frutos que se aguardan, sino también por el alto valor estratégico de la región que inexorablemente debe ponerla en valor.
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