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Una nueva investigación sobre el síndrome de La Habana señala a Rusia como responsable

El Gobierno cubano y el Kremlin rechazan la información publicada por el medio independiente ruso ‘The Insider’ en colaboración con el alemán ‘Der Spiegel’ y el programa estadounidense ‘60 Minutes’

La embajada de EE UU en Cuba
Turistas conducen junto a la embajada de EE UU en La Habana, Cuba.Desmond Boylan (AP)

El misterioso síndrome de La Habana ha vuelto a ocupar titulares en todo el mundo. La investigación sobre el padecimiento que desde hace varios años afecta a unas 200 personas, entre empleados de la Casa Blanca, la CIA o el FBI y sus familiares, y que redireccionó el curso de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, arroja nuevas luces que señalan a Rusia como uno de los responsables directos, tal como en los tiempos de Guerra Fría. La nueva investigación del medio The Insider, en colaboración con Der Spiegel y 60 Minutes, expone que las personas afectadas por el síndrome de La Habana —el nombre que se le dio a los supuestos ataques acústicos que desde 2016 sufrieron más de una veintena de diplomáticos estadounidenses y canadienses durante su estancia de trabajo en la ciudad— podrían haber haber sido causados por miembros de la unidad de inteligencia militar rusa 29155, con armas de “energía dirigida”.

Los primeros afectados en Cuba fueron dos diplomáticos que dijeron haber sufrido “ataques sónicos” el 25 de noviembre de 2016, el día de la muerte de Fidel Castro. Pero hasta el momento son imprecisas las causas o el responsable del también llamado AHI (Anomalous Health Incidents), nombre otorgado al síndrome por la Agencia de Salud de la Defensa de Estados Unidos.

Muchas han sido las hipótesis alrededor de este incidente. Por un tiempo, algunos investigadores dijeron que se trataba del “brote de una histeria colectiva”, de una “enfermedad psicógena masiva” o incluso de un “ataque con microondas”. La Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) emitió un informe el pasado año donde asegura que era “muy improbable” que el síndrome fuera causado por un “adversario extranjero”. Tras la nueva investigación publicada, el congresista estadounidense de origen cubano Carlos Giménez culpó al Gobierno de La Habana de encontrarse detrás de los sucesos junto a Rusia, algo que, en más de una ocasión, ha sido negado por el propio Gobierno cubano y descartado por el equipo de investigadores del FBI. “La Cuba comunista colaboró con Rusia para atacar a funcionarios de inteligencia estadounidenses”, dijo Giménez. “El régimen debe afrontar las consecuencias de sus acciones”.

Por su parte, el Gobierno cubano reaccionó de inmediato a la investigación y negó las acusaciones. La subdirectora para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Johana Tablada de la Torre, dijo a la agencia AP que el síndrome de La Habana “no existe, pues no está registrado” como una enfermedad, y que en realidad es “el síndrome de Washington”. También aseguró que la investigación “trata de presentar a Cuba como una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, aun cuando no se ponga a Cuba como el supuesto principal actor, pone a territorio cubano como la plaza que se presta para que potencias extranjeras puedan hacer actos contra Estados Unidos”. El viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, dijo en X —antes Twitter— que la investigación se trataba de “conjeturas, suposiciones e historias salvajes sin confirmar, con un montón de adjetivos”.

Los ataques a los diplomáticos estadounidenses fueron el principal pretexto para que la administración de Donald Trump retirara a la mayor parte del personal de su embajada en La Habana. Desde entonces, los cubanos deben realizar la mayoría de sus trámites consulares en terceros países. El suceso también marca el punto de retroceso en el restablecimiento de relaciones que había impulsado Barack Obama.

¿Qué dice la nueva investigación?

Con acceso a documentos interceptados de la inteligencia rusa, registros de viajes, metadatos de llamadas y testimonios, la investigación afirma que entre los principales hallazgos está el hecho de que miembros de alto rango de la unidad militar rusa 29155 recibieron premios y ascensos políticos por trabajos relacionados con el desarrollo de “armas acústicas no letales”. También expone que varios agentes adscritos a ese departamento han sido localizados en lugares de todo el mundo “justo antes o en el momento en que se producían incidentes sanitarios anómalos”, y que un oficial fue recompensado por su trabajo relacionado con el desarrollo de dichas armas.

Entre mayo de 2016 y septiembre de 2017, varios diplomáticos en Cuba aseguraron haber experimentado síntomas como mareos, dolores de cabeza, un sonido intenso en los oídos o dificultad para concentrarse. No obstante, ahora la investigación afirma que “probablemente hubo ataques dos años antes” en Fráncfort, Alemania, cuando un empleado del Gobierno estadounidense quedó inconsciente “por algo parecido a un fuerte rayo de energía”.

Desde las primeras víctimas hasta hoy, se han sumado otros funcionarios estadounidenses afectados en países como China, Vietnam, Alemania e incluso Estados Unidos, que dicen experimentar los mismos síntomas, y otros como vértigo, tinnitus, insomnio, náuseas, deterioro psicofisiológico, ceguera o pérdida de audición. Varios de los afectados han sido diagnosticados con lesiones cerebrales traumáticas leves. En 2021, la Administración Biden promulgó la Ley de La Habana, que ha indemnizado a las víctimas confirmadas de IAH.

El teniente coronel retirado del Ejército de Estados Unidos, Greg Edgreen, dijo a 60 Minutes que si hay un factor común entre las víctimas era el “nexo con Rusia”. “Habían trabajado contra Rusia, se habían centrado en Rusia y lo habían hecho extremadamente bien”, sostuvo.

Por su parte, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, dijo a la prensa que hasta el momento “nadie ha publicado ni expresado ninguna prueba convincente de estas acusaciones sin base en ninguna parte. Así que todas ellas no son más que acusaciones infundadas”.

No es la primera vez que una investigación apunta a Rusia como principal responsable de los incidentes con diplomáticos estadounidenses. Hace dos años, un reporte de The New York Times señalaba a ese país como el agente más probable detrás de los atentados a diplomáticos en países como Cuba o China, por “su historial con armas que causan lesiones cerebrales y su interés en fracturar las relaciones de Washington con Pekín y La Habana”. En ese entonces, Rusia también rechazó las acusaciones.

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