Marcela Ángel: “Tenemos que cerrar la brecha entre academia y territorio”
La directora del Programa de investigación de soluciones climáticas naturales del MIT ESI promueve los buenos resultados de los proyectos de mitigación basados en la naturaleza y en el notorio liderazgo femenino de la región
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El trabajo de Marcela Ángel es el de provocar sinergias para rescatar ecosistemas estratégicos en Latinoamérica. La directora del grupo de investigación de soluciones climáticas del MIT (Medellín, 35 años) lleva años buscando desarrollar modelos eficaces que combinen planeación de base comunitaria con diferentes tecnologías e inteligencia artificial para atravesar la “urgencia climática de la región”.
Convencida de que las soluciones al cambio climático están en las comunidades, trabaja codo a codo con expertos en computación, medio ambiente y científicos, así como líderes que empezaron a buscar alternativas a lo que el calentamiento estaba provocando en sus comunidades, mucho antes de que el MIT se fijara en ellos. “Como institución internacional, no queremos reemplazar ningún esfuerzo local, sino que, por el contrario, queremos aunar esfuerzos, iniciativas o activos que ya existan en las regiones”. Días después de llegar de la 27° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP27), la también arquitecta colombiana recibe a América Futura en una cafetería de Bogotá.
Pregunta. Las negociaciones de la COP27 dejaron un sabor agridulce por la falta de acuerdos ambiciosos. Esta sensación se repite cumbre tras cumbre. ¿Qué falló en esta?
Respuesta. Yo creo que hubo un enfoque sin precedentes en cuanto a pérdidas y daños, que era algo necesario en las negociaciones. Pero de alguna forma eso concentró la agenda y se descuidó un poquito los acuerdos que venían de Glasgow principalmente y los esfuerzos de mitigación. Ahí fue donde hubo un quiebre y este sentimiento de que la COP27 no fue suficiente o de que los esfuerzos de reparación nunca van a ser suficientes si al tiempo no se hace un trabajo muy grande de mitigación.
P. Otra de las críticas que reciben estas cumbres es que quienes toman las decisiones están lejos del territorio que pretenden proteger. ¿Está la política y la academia lejos solo en los despachos?
R. Pues lo que nosotros estamos tratando de hacer va justamente en esa dirección. Las soluciones al cambio climático se encuentran en las comunidades y para ello tenemos que cerrar la brecha entre academia y el territorio. La razón por la que yo estuve en la COP27 es porque tuvimos un evento con el Foro Afro- Interamericano de Cambio Climático que convocamos entre el MIT Environmental Solutions Initiative, el Gobierno de Colombia y Conservation International. Llevamos líderes afrodescendientes de base comunitaria de Panamá, Colombia y Honduras para que presentaran sus ideas y algunas de sus prioridades de trabajo en las regiones. Buscamos acercar esas voces a quienes están tomando las decisiones.
P. ¿Es por ello que buscan tecnología e innovación en las comunidades?
R. Buscamos identificar buenas prácticas existentes relacionadas a soluciones climáticas naturales, en cuanto a conservación y de base comunitaria. Trabajamos con una gran lideresa ambiental del Pacífico colombiano, por ejemplo, que es Josefina Klinger, que estuvo en la cumbre con nosotros presentando el modelo de ecoturismo que ellos han creado para Nuquí. También estamos en conversación con líderes de Panamá que hablaban de las posibilidades de replicar ese modelo en otras regiones. Estos son algunos de los casos donde la innovación ya existe a nivel local. Nuestra tarea es apoyar. Ayudar a escalarlo. Y en algunos casos fortalecerlo con información o el desarrollo de nuevas tecnologías.
Hemos tenido unas muy buenas dinámicas con estudiantes de ciencias de la computación y los grupos que manejan inteligencia artificial, porque hay una cantidad de aplicaciones en temas ambientales en las que estas tecnologías pueden tener un impacto, pero que no necesariamente se han aplicado. A veces, es simplemente porque faltan esas conexiones. Pero estos cambios solo se pueden hacer desde un entendimiento profundo de las prioridades de las comunidades y la experiencia de gente como Josefina.
P. ¿Cómo ha cambiado el paradigma de creer que la adaptación al cambio climático requiere de grandes infraestructuras a que, en realidad, lo más eficiente son estas soluciones basadas en la naturaleza?
R. Yo creo que vienen cobrando cada vez más atención desde que ciertos estudios identificaron que más o menos el 30% de la mitigación costo-eficiente necesaria para cumplir las metas del Acuerdo de París pueden ser alcanzadas con soluciones climáticas naturales, y que estas adicionalmente tienen beneficios para la adaptación. Adicionalmente, cuando se mira a escala regional y de los países de América Latina donde las mayores emisiones están asociadas a la deforestación, cada vez hay más evidencia y documentación del rol fundamental de las comunidades indígenas y locales en la conservación de ecosistemas estratégicos. Hay estudios que prueban que las tasas de deforestación en muchos casos son menores en los territorios indígenas que incluso en áreas nacionales protegidas.
P. Y, sin embargo, se sigue apostando por blindar ciertas zonas, aunque eso implique el desalojo de sus guardianes.
R. Sí, desafortunadamente. De hecho, es una de las visiones con mayor trayectoria sobre la conservación, que se protege el territorio sacando a quienes lo habitan. Y eso ha provocado muchos desplazamientos. Es una visión muy europea. También ha sido el caso de Estados Unidos con la creación de los parques naturales. Hay que empezar a cambiar ese paradigma. Hay modelos de conservación con comunidades que son mucho más efectivos.
P. En la región son pocas las palabras necesarias para entender la crisis climática. Acá se siente en primera persona. ¿Existe una mayor conciencia climática en el continente por ello?
R. Sí, aquí sí existe una mayor conciencia ecologista. De hecho han salido encuestas que dicen que Colombia, de hecho, es uno de los países donde hay mayor conciencia ambiental y donde también se ve como una prioridad política. Y yo creo que la otra ventaja que hemos tenido nosotros en Colombia y en algunos casos de otros países de Latinoamérica, es que el tema ambiental no ha sido polarizado como un tema político, como sí es el caso de Estados Unidos, donde un partido que dice que el cambio climático no existe y otro está tratando de hacer todo el trabajo.
P. Y ahora parece que está más presente en la agenda política de un continente que está votando a la izquierda...
R. Sí, claro. Yo creo que eso es muy claro en el caso de Brasil. De hecho, la aparición de Lula [da Silva, presidente electo de Brasil] en la COP fue recibido como como un ‘rockstar’. (Risas). Justamente porque venían de [Jaír] Bolsonaro, que tenía un modelo de desarrollo para la Amazonia explotador y depredador, muy diferente al de conservación y desarrollo sostenible que plantea el presidente electo.
Pero yo creo que en el caso de Colombia sí hemos tenido continuidad. Creo que ahora hay más un enfoque en los modelos de base comunitaria y eso es algo que hay que celebrar porque beneficia a las regiones más marginalizadas, que es en donde están los mayores activos ambientales.
P. ¿Qué ámbitos están menos explorados en la búsqueda de innovación comunitaria?
R. Hemos notado es que las contribuciones de los territorios afrodescendientes están mucho menos documentadas, mucho menos estudiadas. Y esto también hace que haya menos conciencia sobre cuáles son las contribuciones a sus territorios y haya menos financiación y menos oportunidades. Así como los pueblos indígenas han logrado crear una agenda internacional muy importante, las comunidades afro están empezando a hacerlo. Y ahí hay una oportunidad de compartir mejores prácticas enorme.
P. Aunque las mujeres ocupan el 44% de los investigadores, el porcentaje se achica cuando se trata de contratos, sobre todo en el sector privado. ¿Es la ciencia aún un territorio machista?
R. Es una dinámica que vale la pena analizar más, la verdad. Porque en el trabajo ambiental y en la academia hay muchísimas mujeres. Pero luego en los cargos de poder no están. Hay un quiebre, definitivamente. Nosotros vemos reflejado ese liderazgo de mujeres: todos los casos de éxito que nombré y los líderes afros con los que trabajamos hoy, son mujeres.