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El ‘efecto enero’ favorece el dato de empleo en Colombia

Se crearon casi 900.000 puestos de trabajo más que en el primer mes de 2024 y la cifra interanual de desempleo queda en 11,6%

Camilo Sánchez

El efecto enero ha jugado, en general, a favor del mercado de trabajo en Colombia. El más reciente informe del Departamento Nacional de Estadística (Dane), correspondiente al primer mes del año, confirma que se crearon casi 900.000 puestos de trabajo más que en el mismo período de 2024. De esta forma, la tasa interanual de desocupación queda en 11,6%, y baja 1,1 puntos porcentuales frente al inicio del curso anterior. El avance es evidente si se tiene en cuenta que, a nivel nacional, todos los territorios encuestados mostraron un crecimiento en la población ocupada. En síntesis: se trata de un registro consecuente con el cauteloso ritmo de recuperación económica.

La cantidad de colombianos desocupados asciende a los 3 millones, de los 40,2 millones de personas en edad de laborar. El problema es que el 56,1% de los trabajadores subsisten en la informalidad, un indicador que tuvo un incremento del 0,5% en el boletín oficial de enero. Un universo de ciudadanos que, además, no cuenta con el airbag de las redes de protección social de otros países, como un seguro de paro. Por eso sería un error, a la luz de los registros, invitar a la celebración. También habría que recordar que la tasa de desocupación subió en la lectura mensual. En esa encuesta de corto alcance, el país pasó del 9,1% en diciembre, marcado por el usual empuje de la hotelería y el comercio, al 11,6% de este enero.

En conjunto, el panorama que ofrece el mercado laboral ha tenido pocos sobresaltos desde principios del milenio. Hoy está perfectamente alineado con el promedio de la tasa de desempleo desde 2001: 11,65%. Una cifra que no invita a la complacencia y cuyas falencias estructurales de vieja data están de sobra diagnosticadas. A saber: la temporalidad de los contratos por prestación de servicios, la precariedad y la baja productividad. “El desempleo se ha mantenido, históricamente, en tasas altas. Yo diría que Colombia se acostumbró a niveles de dos dígitos”, explica el economista y docente de la universidad Jorge Tadeo Lozano Edwin López.

El contraste con los matices en el discurso del presidente, Gustavo Petro, salta a la vista: “Estamos en camino de obtener la tasa de desempleo más baja del siglo. Esto lo logramos a partir de un gran crecimiento de la agricultura, el turismo y la industria no petroquímica. El nuevo modelo de desarrollo está en auge, como propusimos en campaña, y es más capaz de abrir oportunidades a millones de colombianos que el pasado sistema extractivista y fósil”, aseguró el mandatario de izquierdas.

El Dane ha precisado que la tasa de desempleo de enero ha sido la más baja para este mes desde 2015, cuando la aguja marcó un 11,2%. Para Alejandro Reyes, economista principal del BBVA Colombia, estas cifras deben ser leídas a la luz de los efectos estacionales. Es decir, de los patrones y variables que pesan, más o menos, en función a la época del año: “El dato de desempleo desestacionalizado fue de 9,4%, bajando de 9,7% en diciembre. La razón es múltiple. Por una parte, hay un crecimiento alto de empleo en enero, del 4% año a año, y por otro, hay menor participación laboral [menos persona buscando trabajo], lo que también hace que la tasa de desempleo caiga”.

Su análisis da buena cuenta del laberinto en que se pueden convertir las macrocifras en un nicho donde casi nada es homogéneo: “Yo creo que la lectura es favorable. Estamos en series desestacionalizadas de un dígito. Los datos de asalariados también aportaron un crecimiento importante en enero, algo que no se había observado en diciembre, lo que igualmente apoya la idea de un mejor mercado laboral”, apostilla Reyes.

Los sectores que tuvieron mayor caída en el número de ocupados fueron las actividades científicas y técnicas o los servicios administrativos, con 118.000 empleados menos. Por su parte, destacaron como los que más sumaron el comercio y la reparación de vehículos (242.000), el alojamiento y la restauración (207.000) y, por último, la administración pública, educación y salud (139.000). El desempleo juvenil, además, bajó. Unos 100.00 jóvenes de entre 18 y 28 años que no trabajaban en enero de 2024, consiguieron empleo para este inicio de año. Una noticia positiva para uno de los pilares más frágiles del mercado. La tasa global de este nicho, no obstante, aún permanece en 16,4%.

El economista uruguayo Enrique Gilles, de la escuela de negocios CESA de Bogotá, admite que la fuerza laboral colombiana se ha mostrado en los últimos meses muy “resiliente”. También concede que las tendencias son buenas, a pesar de que la economía a penas despunta, y de que la impresión general es que la incertidumbre política en el país dificulta la toma de decisiones: “La tasa de ocupación ha aumentado desde los últimos años pospandemia y hay cosas que marchan en un buen sentido”. Acto seguido advierte, sin embargo, que las grietas de fondo persisten.

“La tasa de desempleo ha mostrado una dificultad histórica para caer por debajo del 8% o 9%”, argumenta Giles, “esto nos cuenta una historia sobre las dificultades para reformar el mercado laboral. Por ejemplo, un 9% de los ocupados se declara subempleado, que hace referencia a personas que quisieran trabajar más, o en otra cosa, pero no pueden”.

Verificados los registros favorables de enero, también habría que recordar que el 70% de los empleos creados en ese lapso fueron trabajos por cuenta propia. Una realidad incómoda que se recicla como un círculo vicioso. Alrededor de 617.000 nuevos puestos, frente a enero de 2024, se desenvuelven en un universo bastante desprotegido, ya que no paga, en buena medida, sus cotizaciones de seguridad social.

Edwin López argumenta que el país necesita una reforma laboral cuanto antes. Pero descree de la propuesta del Gobierno. Opina, en cambio, que se requiere una que actualice el marco para un entorno digital, con la posibilidad de trabajar de forma remota, y en ocasiones temporal: “El mundo laboral cambió después de la pandemia. Hay mucha más economía gig, menos empleos en centros de atención, como las grandes superficies. Yo no podría decir que el mercado en Colombia es sólido. Aún tiene enormes retos históricos y la recuperación ha sido lenta por el bajo crecimiento y la permanencia de la informalidad”.

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Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.
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