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La sombra de las apuestas ilegales planea sobre la liga colombiana de fútbol

Las sospechas de amaño de partidos salpican a jugadores de varios equipos de la primera división, cuya fase inicial termina este jueves

Partido entre el Deportivo Independiente Medellín y el Boyacá Chicó, el 25 de octubre de 2024.
Partido entre el Deportivo Independiente Medellín y el Boyacá Chicó, el 25 de octubre de 2024.Dimayor
Diego Stacey

La Liga Betplay Dimayor 2024-II llega a su etapa final. Este jueves se definirán los ocho equipos que jugarán en los cuadrangulares del campeonato de primera división de fútbol colombiano y los que descenderán a la Liga B. La jornada, emocionante para miles de fanáticos, no estará libre de polémica. El torneo tiene sobre sí una gran sombra por las sospechas sacadas a la luz en las últimas semanas de que algunos jugadores de equipos como Envigado, Boyacá Chicó o Patriotas, están amañando partidos en esquemas de apuestas ilegales. Los reclamos han aumentado la presión para que la Dimayor, la organización privada que maneja el fútbol profesional, resuelva las dudas y asegure la legitimidad de una de las más competencias más antiguas del continente.

El caso más reciente se reveló hace apenas una semana. El Boyacá Chicó, en la primera división desde 2023, comunicó oficialmente que estaba realizando un estudio interno de presuntas apuestas “por parte de jugadores pertenecientes a la plantilla profesional”. El anuncio llegó una semana después de un sonado partido contra el Deportivo Independiente Medellín, en el que se criticó duramente al conjunto boyacense por su bajo rendimiento al caer eliminado de la Copa pese a tener tres goles de ventaja. Se sospecha que los futbolistas jugaron en contra del equipo. “Una vez realizado el estudio, se iniciarán los procesos disciplinarios”, señala.

Otro escándalo reciente salpica al antioqueño Envigado, que a inicios de octubre denunció ante la Dimayor y la Fiscalía General de la Nación que Leyder Marcelo Robledo, un futbolista que llegó en préstamo del Real Cartagena, amañó alguno de los pocos partidos que alcanzó a jugar antes de ser apartado del plantel. El equipo se juega este jueves su permanencia en la primera división.

Víctor Delgado, director jurídico de la agencia deportiva Central, indica que las apuestas ilegales son un problema que viene creciendo desde hace varios años. “La legalización de las apuestas deportivas en línea [Colombia fue el primer país de Latinoamérica en hacerlo, en 2016] ha aumentado el riesgo de injerencia de los apostadores en los resultados”, asegura por teléfono. Recuerda que las responsabilidades se remitirán, en principio, a los jugadores. “Muy probablemente han firmado cláusulas en sus contratos de trabajo de no ejercer ninguna actividad ilegal y el amaño de partidos es un claro delito de estafa”, agrega.

Aunque dos equipos afectados han demostrado en público su rechazo, se ha cargado una atmósfera de desconfianza. Javier Hernández Bonet, uno de los periodistas deportivos más reputados, sostuvo en el programa que dirige en Blu Radio que “nadie está creyendo en nadie”. “Antes decían ‘estos periodistas si inventan, cómo enrarecen el ambiente’, pero a los que no les gusta [que se hable del tema] son los que no le dan solución al problema”. El comunicador sugirió que el amaño implica a partidos importantes, como la final de la liga en el segundo semestre de 2023, que disputaron Independiente Medellín y Junior de Barranquilla. “Si bien no se hicieron cargos, sí hubo jugadores a los que les terminaron los contratos por desconfianza”, expuso.

Investigaciones en marcha

Una de las sanciones ejemplares más recientes fue anunciada en agosto. La Comisión Disciplinaria de la Dimayor sancionó a Carlos Augusto Rivas, exjugador de Patriotas, a dos años de inhabilidad para jugar fútbol profesional y para acceder a cualquier estadio en el que se dispute un partido oficial. Según la investigación, el deportista amañó un partido en enero, cuando su equipo perdió 2-0 contra Fortaleza, otro de los equipos manchados por el escándalo. Rivas intentó convencer a algunos de sus compañeros para manipular el resultado, según la indagación.

A esta medida se le suma el caso del Unión Magdalena —equipo de segunda división—, que apartó a ocho de sus jugadores que están siendo investigados por la Fiscalía por este delito.

El dueño de Boyacá Chicó, Eduardo Pimentel, ha denunciado que en muchos de los casos hay una intervención extranjera. “Una persona ofrece 1 millón de dólares en un partido de la A, B o C en cualquier país de Sudamérica y Colombia es de los países preferidos”, contó al diario El Tiempo. El experto Delgado recalca que este es un crimen trasnacional. “Si se confirma que hay un entramado de personajes organizados que sobornan o le pagan a jugadores para que hagan o dejen de hacer acciones en un partido con tal de favorecer una apuesta estaremos hablando de una empresa criminal”, apunta.

Ante este panorama, la Dimayor ha contratado los servicios de multinacionales que monitorean a federaciones deportivas y ligas de fútbol, como Genius Sport o Sportsradar. “La organización y sus afiliados reconocen una nueva amenaza en el deporte y buscan aliados para combatir este flagelo que nos afecta a todos”, afirma Fernando Jaramillo, presidente de la organización a El Tiempo.

Las apuestas ilegales en el fútbol son una problemática global que se expande en ligas tan relevantes como la Premier League (Inglaterra) o la Serie A (Italia). También es un asunto que ha tocado a varios renombrados futbolistas, como el brasileño Lucas Paquetá, jugador del West Ham, acusado en mayo por la Asociación de Fútbol inglesa de exponerse intencionalmente a tarjetas amarillas. Otro notorio incidente fue el del italiano Sandro Tonali, ahora en el Newcastle. La federación italiana lo sancionó con una inhabilidad de 10 meses sin jugar en el conocido como Caso Apuestas, que implicó a varios jugadores de la selección azzurra.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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