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Los repetidos accidentes en helicópteros militares: más fallas humanas que problemas de mantenimiento

Un siniestro este domingo en el departamento de Vichada, que se saldó con ocho militares muertos, abre un debate sobre la necesidad de renovar la flota aérea del Ministerio de Defensa

Fuerza Áerea Colombiana
Un helicóptero Huey II de la Fuerza Aérea Colombiana, durante una inspección técnica en el Comando Aéreo de mantenimiento, en Madrid (Cundinamarca).FAC
Diego Stacey

Ocho militares murieron este domingo después de que un avión de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) se precipitara en el departamento de Vichada, en el oriente del país, mientras se encontraba en una misión humanitaria. “Un abrazo de solidaridad a sus familias en medio de esta noticia que enluta al país”, dijo el presidente Gustavo Petro, que afirmó haber aplazado un día su viaje a México —para asistir a la posesión de Claudia Sheinbaum— con el fin de “seguir la investigación personalmente para determinar las causas del suceso”. El siniestro de este fin de semana es el cuarto accidente de un helicóptero militar este año, los cuales han dejado un total de 25 muertos. Estos episodios han abierto un debate social y político sobre si se tratan de casos aislados o de si existe una cadena de negligencias y de fallos de los mantenimientos de las aeronaves.

La hipótesis que se baraja para el accidente del helicóptero Huey II (con la matrícula FAC-4441) de este domingo en las extensas sabanas del Vichada es “el mal tiempo”, según declaró el gobernador del departamento. La aeronave, de marca norteamericana Bell, estaba realizando una misión humanitaria de evacuación médica cuando la FAC perdió comunicación con la tripulación. A las pocas horas, se encontraron los restos del helicóptero en la zona rural del municipio de Cumaribo, el más extenso de Colombia, sin sobrevivientes. Los tripulantes eran un capitán de la Fuerza Aérea, un subteniente y seis técnicos.

Aunque las investigaciones del siniestro aún son preliminares, usuarios de las redes sociales no han tardado en vincularlo con otros accidentes recientes en los que han fallecido miembros del Ejército y de la Policía Nacional. Más aún con las similitudes del ocurrido el pasado 29 de abril, en el que un helicóptero ruso MI-17 del Ejército se precipitó al suelo mientras realizaba labores de abastecimiento para las tropas en el sur del departamento de Bolívar. Entonces murieron nueve personas, en un hecho que tiene como principal teoría los efectos las malas condiciones climáticas. En ambos casos se ha descartado que la causa haya sido un ataque.

A pesar de que las premisas para estos siniestros remiten al mal tiempo, varias figuras políticas los han relacionado con una supuesta falta de mantenimiento de los helicópteros militares. La conservadora y representante a la Cámara Juana Carolina Londoño pidió hace dos semanas la “remodelación y remodernización de la flota del Ministerio [de Defensa]”. “¿Para cuándo el Gobierno se tomará en serio el deterioro de nuestros equipos militares?”, añadió este lunes la política caldense en sus redes sociales. Es uno más de los reclamos que lleva haciendo durante meses la oposición, que urge un recambio de las aeronaves militares en el país.

Hubert Montoya, piloto de helicóptero durante más de 30 años en la Policía y el Ejército, señala en una llamada telefónica con este diario que “la crispación política no deja ver los verdaderos motivos”. Según señala el coronel retirado, en los incidentes de Vichada y Bolívar “el mal tiempo no tuvo la culpa. Es una falacia decirlo. El piloto es el que decide qué hacer con el helicóptero frente a condiciones adversas del clima”. Además, el experto recalca que la gran mayoría de los accidentes aéreos se deben a fallas humanas y no técnicas, a pesar de los cuestionamientos sobre el mantenimiento de la flota.

A inicios de año, el 5 de febrero, un helicóptero Black Hawk se estrelló en el departamento de Chocó, muy cerca de la frontera con Panamá, y murieron cuatro militares. En esa ocasión hubo un problema durante el aterrizaje, en el que, según Montoya, se presentó un fenómeno aerodinámico conocido en la aviación como hundimiento con potencia, en el que piloto pierde el control de la nave y no la puede frenar. Menos de un mes después, el 22 de febrero, otro Black Hawk, esta vez de la Policía, cayó al suelo en el departamento de Antioquia, en un accidente con cuatro víctimas mortales. “En ningún caso se ha puesto en duda el mantenimiento de los helicópteros, pues es demasiado estricto, casi sagrado, y tanto los pilotos como los ingenieros de vuelo, técnicos y demás tripulantes lo saben”, recalca el experto, que asume que se trata de casos aislados.

Las cifras tampoco muestran un crecimiento abrupto de los accidentes con helicópteros militares durante el Gobierno de Gustavo Petro, como han intentado dar por supuestas algunas cuentas en redes sociales. Los datos del Ministerio de Defensa muestran que, sin contar el último siniestro en Vichada, en los últimos 10 años se han presentado 43 accidentes aéreos de la Fuerza Pública, es decir, un promedio de 4,3 por año. El año de más ocurrencia fue 2015 (siete), seguido de 2014 (seis) y 2018, y 2020 (cinco). Las investigaciones, señala el Ministerio, indican que en un 62,7% de los casos el siniestro fue provocado por el factor humano (unos 27 accidentes), mientras que se ha probado que solo ha habido un caso asociado por falta de mantenimiento, cuando en diciembre de 2016 cayó en San Andrés y Providencia una aeronave de la Armada Nacional y falleció un civil.

Una fuente del Ministerio de Defensa asegura que ninguna aeronave puede volar sin antes tener su debido mantenimiento. Es por eso que en este momento hay 11 helicópteros rusos en tierra, varios de ellos en la base militar de Tolemaida, en Cundinamarca. El contrato con la empresa rusa que llevaba a cabo las labores de preservación venció en 2023 y no ha sido renovado por las sanciones de Estados Unidos a Rusia tras la invasión a Ucrania. “Estamos en contacto permanente con EE UU para poder contratar con una empresa avalada que haga el mantenimiento”, detalla esta fuente.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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