Los fichajes de jugadores colombianos seducen al fútbol mundial, pero dejan pocos ingresos
El número de transferencias a clubes internacionales ubica al país sudamericano por encima de potencias como España o Países Bajos
Los jugadores colombianos han venido haciéndose cada vez más espacio dentro del mercado planetario del fútbol. Las transferencias a clubes extranjeros los catapultó en 2023 hasta la quinta posición en el escalafón de fichajes confeccionado por la FIFA. El éxito, sin embargo, es matizable. El tamaño en dinero de esas transacciones no tiene tan buen desempeño y ubica al país en el vigesimosegundo lugar. Se trata de una paradoja marcada por las características de una industria avivada en los últimos tiempos por operaciones millonarias provenientes de países árabes y clubes chinos.
También pesa el tortuoso camino que deben transitar los futbolistas colombianos, desde los descampados y potreros del Chocó o Antioquia, hasta alcanzar la plantilla de un equipo internacional. Nicolás Maya, administrador y experto en gerencia deportiva, asegura que el crecimiento en las transferencias no se ve reflejado en los números del mercado debido a que la gran mayoría parte hacia ligas con poco músculo: “Muchos van a Perú, Venezuela, Panamá o Centroamérica, donde hay un déficit de talento”.
El valor de esas operaciones, agrega, es muy bajo, y muchos futbolistas cambian de país como agentes libres, sin que un club colombiano haya ingresado recursos por una adquisición de derechos. Las ventas de deportistas más mediáticas, como la del centrocampista de 18 años John Solís de Atlético Nacional al Girona (España) por 6 millones de euros, o la de Miguel Ángel Borja, de 31 años, por 9 millones desde el mismo club antioqueño al Palmeiras de Brasil, son excepciones. Por eso, el escalafón publicado por la FIFA, donde Colombia supera a potencias como España o Países Bajos, puede resultar engañoso.
El contraste con las cifras, y sobre todo las particularidades del mercado, de Brasil, Argentina, Francia o Inglaterra, resulta evidente. “Las transferencias internacionales en Colombia subieron un 20,1% en volumen, contrastado con 2022″, explica el abogado César Giraldo, de la firma especializada en derecho deportivo GHER Sports. “De esto se reportó un valor recibido por transferencias de 50,1 millones de dólares repartido en 27 clubes profesionales”, añade.
Una cifra que le da pie para sentenciar: “Hay que dejar de creer que en transferencias somos lo máximo”. Porque ningún club en Colombia, ni el poderoso Junior de Barranquilla del clan Char, entra siquiera entre las 5.000 empresas más grandes del país: “Si usted pone todo el fútbol colombiano junto, creo que apenas entra en ese listado. El almacén Éxito en su sede de Unicentro hace más plata al año que Millonarios. Entonces esto es un negocio que en realidad no mueve la aguja en el PIB”, explica Nicolás Maya.
Es probable, reconoce Maya, que el envío de remesas de futbolistas a sus familias en Colombia sí tengan algún impacto económico notorio. Pero sin un estudio fiable a la mano prefiere guardar prudencia: “Estamos hablando de muchachos muy humildes que salen para buscar mejores salarios. Ahí hay un concepto de movilidad social evidente y en la mayoría de casos sí hay perspectivas de vivir mejor y enviar algún dinero a casa”. Las estadísticas señalan que los mayores semilleros de jugadores de exportación se concentran en el extrarradio de Medellín, algunas zonas cercanas a Cali y el andén Pacífico.
También hay temas de tipo contractual que explican por qué el dinero de los fichajes no entra a las arcas de los clubes y no se contabiliza en los informes de la FIFA. Una fuente del medio, que pidió mantener su anonimato, cuenta que una gran tajada de estas operaciones se queda en manos de los agentes de jugadores. Su trabajo de intermediación entre los futbolistas y los clubes les suele granjear verdaderas fortunas sin tener que especificar los montos o utilidades que reciben por concretar la firma de un jugador. La fuente subraya que por un lado están las cifras que se reportan por la transacción, y por el otro las que realmente ingresan al club.
El camino está marcado por varios puntos oscuros y a la FIFA, que monopoliza las reglas del mercado, le ha costado siempre implementar reglas para dar transparencia a los circuitos financieros. Colombia, en cualquier caso, es tierra fértil para cultivar nuevos talentos. ¿Por qué no se ha convertido la compraventa de jugadores en un motor más rentable para la economía? Nicolás Amaya destaca un factor histórico y de credibilidad: “A los brasileros, argentinos y uruguayos se les facilita más adaptarse en las ligas importantes. Además, se ha armado una especie de red de comunicación entre jugadores de esos países, que se hablan entre ellos, que se recomiendan unos a otros y mantienen la consistencia en el tipo de clubes que juegan”.
Los colombianos aún no forman parte de ese círculo selecto. “Si un ojeador europeo viaja a Brasil para ver un partido entre Vasco da Gama y Curitiba, por ejemplo, conoce exactamente cuáles son los factores a tener en cuenta y los sobresaltos en el nivel de competitividad”, añade Maya, “una realidad que es muy compleja de medir en Colombia porque a cada rato cambiamos el formato del torneo. Hoy tenemos 20 equipos cuando deberíamos tener 16. El nivel de algunos clubes es muy irregular. Entonces calibrar el nivel de un jugador es complejo”.
No sobra recordar que Argentina, tres veces campeón del mundo, tampoco se caracteriza por la fluidez en la organización de sus torneos domésticos. Pero los argentinos han desarrollado un mercado desde hace décadas y cuentan con un palmarés más rico. “No se debe perder de vista que el fútbol colombiano es relativamente joven”, recuerda el dirigente deportivo Efraín Pachón, “nosotros empezamos a exportar jugadores en 1992. Ahí fue el despegue fuerte. Pero aún nos falta, a nivel de dirigentes, tener el criterio para acertar en los procesos. Hoy no se llevan a cabo. Los clubes van por su lado y no hay comunicación entre las ligas y las divisiones inferiores, que son la primera vitrina donde los ojeadores argentinos primero vieron a James o a Falcao”.
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