Roberto ‘el Chontico’ Ortiz: “Cali pasó de ser la sucursal del cielo a ser la sucursal del miedo”
El empresario de juegos de azar busca por tercera ocasión la Alcaldía de la tercera ciudad de Colombia en un reñido duelo con Alejandro Eder
“Ustedes me han conocido como un empresario social”, les recuerda Roberto Ortiz (Honda, Tolima, 63 años) al centenar de asistentes al colorido acto en el que varias organizaciones afro escenifican el apoyo a su aspiración por la Alcaldía de Cali en su sede de campaña, el pasado jueves. “Tengo motivos suficientes para devolverle a esta ciudad todo lo que me ha dado”, dice a EL PAÍS al explicar sus razones para querer ser alcalde. Es su tercer intento por gobernar la urbe en la que hizo fortuna como empresario del chance, un popular (y millonario) juego de azar. Hace cuatro años quedó segundo detrás de Jorge Iván Ospina, que ahora acaba su periodo con niveles récord de impopularidad, y ocupó su escaño en el Concejo. La ciudad está empapelada con sus afiches, abundan sus vallas y es el candidato más conocido. Comenzó la campaña como líder destacado de las encuestas, pero la distancia se ha reducido hasta dibujar un cabeza a cabeza, en la competencia más reñida entre las grandes capitales. Su principal rival es Alejandro Eder, quien lo señala de representar el “continuismo”, algo que niega con vehemencia.
Ortiz propone declarar un día de la “afrocaleñidad” y pide a los asistentes defenderlo de los ataques que vengan en la recta final de la contienda. “¿Cuál es la mejor defensa?”, les arenga, al insinuarles pasar al ataque. En esta tarde, viene de asistir a un accidentado debate de Caracol Radio que tuvo que cambiar de lugar por las protestas de los simpatizantes del exmilitar Danis Rentería, el candidato del Pacto Histórico rezagado en los sondeos, que no estaba invitado. Es más la excepción que la regla. El Chontico, como todos lo conocen, ha esquivado la mayoría de los debates en una carrera enrarecida en la que arrecian los señalamientos de guerra sucia, muchos en su contra.
Pregunta. ¿Por qué ha declinado asistir a la mayoría de los debates?
Respuesta. Porque eran debates con 13 candidatos. Todos se venían a darme como pera de boxeo, a golpearme, algunos me insultaban, me comparan con animales, otros se metían con mi familia. Entonces ya sabía qué iba a pasar. Yo decía siempre “interesante que inviten a todos, pero deben pedir respeto. Cuando sean los candidatos que realmente tengan opciones, voy”. Lo que se estaba presentando era un manoseo y un irrespeto contra mi figura y mi familia.
P. ¿Se considera el favorito para la Alcaldía?
R. Sí. Mediciones que han salido nos dan una diferencia con el señor Alejandro Eder. No quiere decir que tengamos nada ganado. Hacemos mediciones internas y sabemos que vamos bien. Esto es una pelea que realmente ya se quedó en dos candidatos. Uno que se ha formado en la lucha, no en el privilegio; y otro que lo ha heredado todo y hace parte de las oligarquías caleñas.
P. Es la tercera ocasión en que busca ser alcalde. ¿Por qué quiere gobernar Cali?
R. Porque esta ciudad me dio la oportunidad de ser un empresario, me dio la oportunidad de ser un político decente. Y, sobre todo, porque aquí hice mi hogar. Tengo motivos suficientes para devolverle a esta ciudad todo lo que me ha dado.
P. ¿A esta altura ya se percibe como un político más que como un empresario?
R. No, he conservado ambas condiciones. En la pandemia, cuando la ciudad tuvo hambre, me fui a los barrios como empresario y como concejal de Cali, cumplí los dos papeles, a hacer jornadas contra el hambre. Hice 500 ollas comunitarias. En el 2021, el año del estallido social, me paré en el Concejo y le pedí al alcalde Ospina: aparezca. He estado presente en los momentos más terribles de Cali, que fueron la pandemia y el estallido social, de frente, ayudando a la gente. ¿Dónde estaban los otros que dicen que quieren ser alcaldes?
P. Todos coinciden en que Cali es hoy mismo una ciudad rota. ¿En qué momento perdió el rumbo?
R. La ciudad venía perdiendo el rumbo hace rato, por tanta delincuencia, discriminación, pobreza… pero se terminó de romper con el estallido social. Quedaron momentos dolorosos donde la gente quiere hacer lo que se le da la gana, nadie respeta al otro. Entonces hay que recuperar la cultura ciudadana y el civismo que esta ciudad tuvo durante muchos años.
P. ¿Cuál considera el problema más urgente por resolver?
R. La seguridad, indudablemente. Una ciudad que al año tiene mil homicidios es una ciudad insegura. Es la primera en Colombia en homicidios, en atracos, en robos… pasó de ser la sucursal del cielo a ser la sucursal del miedo. Ese es el gran problema que tiene, y para poderlo frenar hay que hacer dos frentes. Uno es la inversión social en los jóvenes, el otro un frente operativo para luchar contra las 200 estructuras del crimen que hay en Cali. Tenemos una criminalidad disparada, y jóvenes que desde muy temprano están siendo inducidos a la drogadicción y a la delincuencia.
P. ¿Cómo califica su relación con el alcalde Jorge Iván Ospina?
R. Cero. Soy el que más lo ha denunciado, he hecho por lo menos 30 denuncias de corrupción del alcalde. Puedo decir que el señor Alejandro Eder ha pagado millones de pesos en redes sociales para desprestigiarme. Me ha llamado ladrón, continuista, ¿qué no ha dicho? He denunciado la corrupción desde el Concejo.
P. Otra exconcejal de oposición, Diana Rojas, también lo señala de representar el continuismo. ¿Las estructuras políticas de Jorge Iván Ospina apoyan su aspiración?
R. Las bases del Partido de la U, Partido Liberal, Partido Conservador, del Polo Democrático, me están apoyando. Todos ellos. Diana Rojas renunció al Concejo al año y medio, se fue y abandonó. Ven la paja en el ojo ajeno, mas no en el propio.
P. También lo acusan de apelar a la lucha de clases.
R. No, yo creo que no. Soy un empresario exitoso, entonces lo que estoy diciendo es que hay un sector de la oligarquía, al lado de Alejandro Eder, patrocinando el desprestigio. Como todos, tengo el derecho a defenderme y a señalarlos. Una apuesta que estoy haciendo es a la reconciliación, lo que pasa es que él comenzó una guerra sucia.
P. ¿Cómo serán las relaciones con el presidente Gustavo Petro en caso de ser elegido alcalde?
R. Le pediré una cita apenas ganemos la Alcaldía, para que me reciba en Bogotá. Voy a pedirle que me ayude a que Cali se recupere y vuelva a ser la ciudad próspera que fue en el pasado. Esta ciudad le dio el triunfo a Gustavo Petro, entonces yo creo que él debe ser sensato y devolverle a Cali el progreso. Entonces iré, y la relación con el presidente de la República, porque es el presidente de todos los colombianos, será cordial y de mucho respeto. Pero sobre todo, pidiéndole que me ayude a sacar a Cali adelante.
P. En otras ciudades están planteando las elecciones regionales como una suerte de plebiscito sobre el Gobierno nacional.
R. Creo que en las democracias los pesos y contrapesos son necesarios. Hoy el Gobierno nacional está presidido por la izquierda, y en gobiernos regionales puede estar gente de izquierda, de centro y de derecha para que hagan el equilibrio. Eso es sano para que exista una buena democracia. Ellos van a conservar el Gobierno nacional, y las capitales de Colombia más grandes van a tener gobiernos de centro y de derecha.
P. Ideológicamente, ¿cómo se definiría?
R. No soy hombre de extremos, soy de ascendencia liberal, un libre pensador, pero sobre todo un hombre centrado en las necesidades de la gente. Hace cuatro años me catalogaron de uribista, sin serlo; y ahora me colocan de petrista, sin serlo.
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