Manuela Beltrán, la heroína colombiana que quisieron borrar de los libros de historia
El presidente de la Academia Colombiana de Historia niega la existencia de la líder santanderana pero una genealogista refuta su tesis al hallar su acta bautismal
En apenas unas horas la considerada como la primera heroína colombiana de la lucha de independencia pasó de ser realidad a ficción. Armando Martínez, presidente de la Academia Colombiana de Historia, aseguró en dos entrevistas estos días que Manuela Beltrán era una invención literaria. No era la primera vez que se dudaba de su existencia, pero Martínez fue tajante: “Ningún historiador se ha ocupado de esta señora porque no la va a encontrar”. Fin de la historia. O no. La genealogista Rocío Sánchez escuchó esas palabras en la radio y se dirigió al ordenador. En un rato encontró la partida de bautismo de Beltrán: “No se puede decir que no existió porque sí existió”.
El debate histórico no es menor. Manuela Beltrán es una figura que se estudia en las escuelas, que le da nombre a calles, a plazas, a una universidad, a colegios y que tiene una escultura en bronce en Socorro, su pueblo en Santander. Beltrán es considerada la primera mujer en América que se rebeló y uno de los antecedentes que llevaron a la independencia de Colombia. Convertirla en un producto de “la literatura liberal romántica”, como aseguró Martínez, suponía eliminar una parte de la historia con la que han crecido generaciones de colombianos.
Sánchez se dirigió a la Academia Colombiana de Historia en ese momento para demostrar que el acta, con fecha del 2 de julio de 1724, contradecía la nueva tesis. El tesorero de la Academia, Rodrigo Llano, recibió la prueba y publicó un mensaje entre sus contactos que tituló: “Se armó la tremolina”, en el que cuenta las dos versiones. “El balón se va a la cancha de Armando. Esto se puso bueno. Estas son las polémicas que le sirven a la historia”, escribe en tono divertido.
Armando Martínez ha preferido guardar silencio. Llano contesta este martes al teléfono y dice que el tema ya está zanjado. Que está claro que Manuela Beltrán existió, que lo que está en discusión ahora es si fue la heroína que se ha contado. Y esta es su historia...
De Manuela Beltrán se sabe poco. No hay una tumba que la recuerde ni una foto que le ponga cara. Era, cuenta la historia y los socorranos con devoción, una comerciante que el 16 de marzo de 1781 llegó a la plaza central y leyó el edicto con el que el virreinato de la Nueva Granada, la entidad territorial de la Corona española, subía los impuestos al pueblo. Beltrán agarró con ira el papel pegado de la pared, lo rompió en mil pedazos y gritó: “¡viva el Rey y muera el mal Gobierno!”.
La gente se unió a esta rebeldía hasta entonces desconocida y comenzó así la insurrección de los comuneros, preámbulo de la independencia, que recorrió parte del país exigiendo la libertad. El protagonismo de Beltrán empieza y acaba ahí, pues nunca se ha podido probar nada más sobre su vida ni su muerte.
El historiador Martínez asegura, además de su no existencia, que quien rompió el edicto no era ella si no otra mujer. Eso podría ser, dice Sánchez, pero no se puede negar que era “hija de Juan Beltrán y Ángela de Archila Sarmiento”, como dice el documento parroquial. La genealogista, que ha encontrado ancestros judíos de casi 3.000 colombianos para conseguir un pasaporte español, ha logrado ahora que una de las pocas heroínas colombianas siga formando parte de la historia.
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