Astrid Rodríguez, la académica que estará al frente del Ministerio del Deporte en Colombia

El ministerio de deportes en Colombia pasó de estar en manos de una mujer conocida por casi todo ciudadano, la medallista de oro María Isabel Urrutia, a una desconocida entre políticos y deportistas, la académica Astrid Rodríguez. Urrutia venía con algo de trayectoria política, como excongresista de 2002 a 2010, y sale del Ministerio acusada de “actuaciones indelicadas” con el presupuesto del Estado. La nueva ministra no ha estado nunca en un cargo público sino que se ha dedicado a la docencia por más de 20 años.

“Queremos priorizar [la educación física] en el colegio, la escuela, la niñez, la juventud”, dijo el presidente Gustavo Petro en la ceremonia de posesión de la nueva ministra. “Este es un tema que, en los pasados seis meses, no ha avanzado”, añadió, explicando que el acceso al deporte debe ser una vértebra importante en la reforma a la salud integral que plantea el gobierno. El presidente dijo que buscó esta vez a una pedagoga en educación física, inspirado en el trabajo de Víctor Jairo Chinchilla, un profesor de educación física cuando él era un joven guerrillero en Zipaquirá, y quien le enseñó sobre el deporte como “una manera de salud preventiva”. La nueva ministra deberá continuar su legado.

Astrid Rodríguez es bogotana, licenciada en educación física de la universidad pública Pedagógica, con un máster en educación y un doctorado en estudios sociales. Trabaja hace más de una década en la Universidad Pedagógica, en la facultad de educación física, donde ha publicado investigaciones sobre cómo cambia positivamente el espacio público con actividades recreativas y deportivas, o la importancia de la pedagogía en educación física.

Su tesis doctoral se enfocó en mirar históricamente cómo la ciclovía de Bogotá ha sido por varias décadas, además de una oportunidad para hacer deporte, una apuesta política para cambiar la forma en la que la ciudadanía interactúa con el espacio público. Con un grupo de colegas también hizo un corto documental sobre cómo un grupo de jóvenes skaters se apropió de un espacio público que antes era un “cementerio de trolibuses”, el parque Estación, para fomentar la actividad física y hacer el primer gran bowl para skaters de la ciudad.

El Ministerio de Deportes es una institución nueva. Nació en 2019 durante el Gobierno de Iván Duque, como una versión reforzada de una institución más pequeña, de 1968, que se llamaba Coldeportes. El presidente Gustavo Petro dijo a Rodríguez, en su cuenta de Twitter, que el Ministerio será dirigido “por primera vez” por una educadora física. El antecedente más cercano es que Mike Forero Nougués, también licenciado en educación física, fue director de Coldeportes de 1978 a 1982. Pero ministro con Duque, y la primera persona en ser nombrada en la cabeza de esa cartera, fue el abogado Eduardo Lucena. “La educación física de la niñez y la juventud en los centros de estudio, y la actividad física generalizada de la población serán nuestra prioridad”, añadió el presidente Petro.

La polémica salida de Urrutia, acusada de firmar más de 200 de contratos cuando el presidente le pidió la renuncia, hará que los ojos estén puestos en el manejo que ahora Rodríguez dé a la entidad con buena parte del presupuesto que quedó amarrado por la exministra. Rodríguez no parece venir de un sector político que dominó ese ámbito deportivo en el pasado (el partido de La U dirigido por Dilian Francisca Toro), ni ser cercana a Urrutia, pero su anonimato entre los deportistas se ve con suspicacia —no la conocen en las federaciones de deportes más importantes del país, como ciclismo o fútbol, ni en el comité olímpico del país—.

“Pregunté a directivos, dirigentes, presidentes de federaciones deportivas y deportistas y ninguno de los que llamé pudo darme razón de ella. Hablé con un par de funcionarios serios del Gobierno y tampoco sabían quién era”, escribió el editor de deportes en el diario El Tiempo, Gabriel Meluk. “Sospecho que su llegada a la cartera más nueva del gabinete nacional responde al ideario del deporte como constructor de comunidad”, añade. “Pero para el ‘deporte-deporte’, ese que hace campeones y medallas y trofeos y hace ponerse la camiseta para arengar en un balcón, pues no...”, termina.

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