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Rodrigo Londoño, antiguo jefe de las FARC, se ofrece para dialogar con el ELN y ayudar en la paz total

El presidente del partido Comunes ha publicado una carta pública dirigida a Antonio García, comandante del ELN, en la que expresa su deseo de ayudar en las negociaciones de paz

Juan Miguel Hernández Bonilla
El presidente del partido Comunes, Rodrigo Londoño
Rodrigo Londoño durante una rueda de prensa en Medellín, el 4 de enero de 2021.Luis Eduardo Noriega A. (EFE)

Rodrigo Londoño, antiguo jefe militar de la extinta guerrilla de las FARC y ahora presidente del partido Comunes, ha publicado en la tarde de este jueves una carta pública dirigida a Antonio García, actual comandante del ELN, en la que ofrece su ayuda para la construcción de la paz total. “Estoy presto a conversar con el ELN en el lugar y condiciones que el gobierno Petro y las autoridades lo permitan. Mi deseo es aportar un grano de arena en la titánica tarea de lograr la paz total que anhela la nación colombiana”, escribió Londoño en su cuenta de Twitter.

En la carta, Londoño asegura que del éxito del las negociaciones entre el gobierno y el ELN depende el bienestar de cientos de comunidades y la preservación de miles de vidas humanas. “La experiencia que tuvimos en los diálogos de paz de La Habana, que dieron lugar a la firma del Acuerdo Final de Paz entre en el Estado colombiano y las extintas FARC-EP, nos mostraron que los enemigos de la paz son fuertes y poderosos. Sin embargo, ninguno de ellos hace parte del actual gobierno, y, por el contrario, acechan cualquier intento de solución negociada al conflicto que persiste en el país”, escribe el antiguo comandante Timochenko.

La misiva, que llega en un momento difícil para el proceso de paz con la última guerrilla de América Latina, busca concretar un encuentro entre Londoño y García. El antiguo comandante de las FARC dice que las deliberaciones internas del ELN deben ayudar a firmar la paz lo más pronto posible y asegura que a pesar de las contradicciones que ha habido durante la negociación, en especial el fallido cese al fuego bilateral por seis meses anunciado por el presidente Petro y desmentido por la guerrilla del ELN dos días después, debe primar la “voluntad” de actuar en beneficio de la sociedad.

“Pongo a disposición la experiencia de las extintas FARC-EP, convencido que en el intercambio respetuoso siempre florecen elementos novedosos para la solución negociada a la violencia persistente”, dice el documento. Y continúa: “De este modo, estaré presto a conversar con usted, Antonio, si así lo desea, en el lugar y condiciones que el gobierno del presidente Petro y las autoridades lo permitan. Mi abrazo fraterno, convencido de la necesidad de echar a andar la paz de Colombia de una vez y para siempre”.

A continuación la carta completa:

Carta pública a Antonio García, Comandante del Ejército de Liberación Nacional – ELN

Bogotá, 11 de enero de 2023

Respetado Antonio:

No son pocas las razones que motivan esta carta. Por supuesto, una de ellas es que la búsqueda de la solución política y negociada al conflicto armado entre el Estado colombiano y el ELN es un asunto público y de interés nacional. Del éxito de este nuevo intento por dejar el alzamiento armado depende el bienestar de cientos de comunidades y la preservación de miles de vidas humanas. Por esto me asiste el interés de ayudar al desenvolvimiento de las dificultades propias que se presentan en una negociación política.

La experiencia que tuvimos en los diálogos de paz de La Habana, que dieron lugar a la firma del Acuerdo Final de Paz entre en el Estado colombiano y las extintas FARC-EP, nos mostraron que los enemigos de la paz son fuertes y poderosos. Sin embargo, ninguno de ellos hace parte del actual gobierno, y, por el contrario, acechan cualquier intento de solución negociada al conflicto que persiste en el país.

Este gobierno, elegido democráticamente por millones de colombianos que sueñan con un país justo y en paz, está profundamente comprometido con lograr un silenciamiento de los fusiles de todos los actores armados, así como con la justicia social y con las necesidades más sentidas de nuestro pueblo. Es evidente que al elegirlo, las mayorías de Colombia dieron un no rotundo a la violencia y la guerra, votaron por poner fin al uso de las armas en la política. Por ello, ante los desencuentros y contradicciones propias de esta negociación política, debe primar la voluntad de actuar en beneficio de las mayorías del país. Las dificultades propias o las tensiones innecesarias, surgidas dentro o fuera de la mesa de negociación, han de ser rápidamente atendidas con grandeza y generosidad.

La paz demanda actos de heroísmo y de creatividad para llevar a feliz término este proceso de diálogo. En estos asuntos es de vital importancia la participación de facilitadores externos y de expertos en resolución de conflictos que tiendan los puentes de entendimiento común que a los negociadores les son vedados. Confío en que las deliberaciones internas en el conjunto de la militancia del Ejército de Liberación Nacional nutrirán con propuestas encaminadas a alcanzar con prontitud un acuerdo de paz con el Estado colombiano. Para tales efectos pongo a disposición la experiencia de las extintas FARC-EP, convencido que en el intercambio respetuoso siempre florecen elementos novedosos para la solución negociada a la violencia persistente.

De este modo, estaré presto a conversar con usted, Antonio, si así lo desea, en el lugar y condiciones que el gobierno del presidente Petro y las autoridades lo permitan. Mi deseo es aportar un grano de arena en la titánica tarea de lograr la paz total que anhela la nación colombiana.

Mi abrazo fraterno, convencido de la necesidad de echar a andar la paz de Colombia de una vez y para siempre.

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Sobre la firma

Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.

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