El cambio en Ecopetrol resalta la falta de coordinación interna del Gobierno
A la indefinición sobre si habrá nuevos contratos petroleros se suma el reversazo en la presidencia de la junta de la empresa
Carlos Gustavo Cano, ex ministro de Agricultura de Álvaro Uribe Vélez, duró menos de 24 horas como presidente de la junta directiva de la empresa más grande de Colombia, Ecopetrol. Este viernes envió una carta a varios allegados en la que explica así su salida: “al hacerse pública esta decisión de la Junta, el presidente Petro levantó su voz de protesta y desaprobación, y, a través de varios de sus inmediatos colaboradores, le ordenó a los miembros de Junta afectos a él, y también a quienes no lo son, adelantar en la sesión de esta mañana mi destitución como presidente de la junta”. Cano seguirá en la junta, pues fue uno de los miembros que el Gobierno de Gustavo Petro no pudo cambia en el remezón de este martes. El presidente será Saúl Kattan, cercano al presidente y quien está en Ecopetrol solo desde el martes.
Es usual que los Gobiernos, al manejar más del 85% de las acciones de la petrolera, impongan a alguien de confianza en ese cargo. Por ejemplo, el anterior presidente, Iván Duque, tuvo en ese cargo a Luis Guillermo Echeverri, una de las personas más influyentes en su cuatrienio. Lo que no es usual es que el Gobierno permita que la junta escoja libremente, para luego interceder en ella y modificar su decisión. Al final, la designación de Kattan era esperable, la de Cano no, y de haberse anunciado desde el jueves, habría una menor sensación de zozobra: era esperable y el jueves la nueva junta anunció que mantiene a a Felipe Bayón como cabeza de la empresa, un mensaje de continuidad que podía calmar a los mercados en los que la acción de la petrolera ha caído alrededor del 40% desde inicios de marzo.
El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo explica que lo que ocurrió es que el jueves se dio una información “prematura” y que la reunión de la junta directiva no se había terminado, sino suspendido para continuar el viernes. “Tradicionalmente un representante nombrado por el presidente de la República es quien preside la junta directiva de Ecopetrol y esa fue la decisión del día de hoy. No hubo ninguna consideración negativa sobre el doctor Cano, y el término que usó él de que fue destituido es incorrecto”, explica este viernes en rueda de prensa.
Para el analista Andrés Mejía, “esto se parece a los que hacen en los países nórdicos, que salen del sauna y se tiran a un lago helado. Ayer habíamos recibido la buena noticia de la elección de la presidencia de la junta y de la ratificación de Bayón, y ahora salen con esto. El Gobierno ejerce bruscamente su derecho como accionista controlante, y con eso manda un mensaje terrible, aunque no es la primera vez que los presidentes ejercen caprichosamente su voluntad en Ecopetrol, incluyendo la jugadita de Duque de prorrogar el término de la junta con Echeverri, o cuando Juan Manuel Santos puso a su exministro Juan Carlos Echeverry en la presidencia”.
Lo ocurrido con Cano muestra la falta de coordinación del Gobierno en un tema muy importante. No solo porque Ecopetrol le produce unos recursos grandes (calculados en 24 billones para 2023) sino porque el futuro de la industria de los hidrocarburos se ha convertido en uno de los elementos centrales del proyecto político de Petro: al proponer una transición energética que ha llamado justa, que busca contribuir a la lucha contra el cambio climático, ha convertido el futuro de la industria que produce el 40% de las exportaciones del país en un debate nacional. Y lo ha hecho creando una evidente tensión en su gobierno entre quienes, encabezados por la ministra de Minas, Irene Vélez, proponen no entregar más contratos para explorar y explotar hidrocarburos, y los que creen que hay que mantener andando el sector aunque empujándolo a la transición, como argumenta el ministro Ocampo.
Eso no solo ha llevado a que la ministra de Minas tenga un protagonismo inusual, sino sobre todo a produce una zozobra que no se ha resuelto. Justamente la falta de coordinación se ha transparentado también en la indecisión sobre los contratos. Un ejemplo claro ocurrió hace tres semanas, cuando la viceministra de Energía, Belizza Ruiz, dijo a varios medios “no habrá nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos”. Ese mismo día Ocampo le respondió, también de manera pública: “Esa decisión, perdóneme que le diga a la viceministra, no ha sido tomada”. A la semana siguiente, Vélez terció: “Hoy no vamos a firmar nuevos contratos de exploración y explotación”, dijo. El tema no se ha resuelto.
Este jueves el director de Crédito Público (dependencia del Ministerio de Hacienda), José Roberto Acosta, reactivó el debate al explicar que las proyecciones fiscales indican que sí se requieren nuevos contratos, ante lo cual varios medios titularon que se abría la puerta para ello. Acosta luego aclaró no se ha decidido, pues dependerá de estudios que adelanta el Gobierno. La sensación de falta de certeza creció, y faltaba todavía el episodio de la junta directiva de Ecopetrol.
Para Mejía, todo esto marca un problema mayor. “En este tema, como en muchos otros, el problema con este Gobierno no es que sea uno radical o de izquierda, sino que es un despelote, un caos. No se ponen de acuerdo, no hay funcionarios en propiedad... se ve en otras cosas como declaraciones contradictorias de funcionarios o que tenga que salir el presidente del Senado a regañar a los ministros”.
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