El Madrid Arena sufrió cinco avalanchas de alto riesgo antes del incidente mortal
El peligro fue constante en el vomitorio donde murieron aplastadas cuatro chicas Las cámaras de seguridad desmienten la versión del promotor de la fiesta ante el juez
Las imágenes grabadas durante la madrugada del pasado 1 de noviembre en el pabellón municipal Madrid Arena, donde se celebró la trágica fiesta de Halloween en la que murieron cuatro chicas y otra resultó herida grave aplastadas por una multitud, prueban cómo el exceso de aforo desencadenó situaciones de alto riesgo en el vomitorio principal de acceso a la pista central, en la planta baja del recinto. El vomitorio donde se produjeron durante una hora larga los problemas es el mismo en el que quedaron atrapadas las cuatro jóvenes que fallecieron aquella noche en Madrid.
Las imágenes, a las que ha tenido acceso EL PAÍS, también explican cómo a partir de las 2.30, minutos antes de la actuación estelar de la noche del pinchadiscos Steve Aoki, los organizadores de la fiesta, la empresa Diviertt, ordenó a los controladores que contrató para el evento, de la firma Kontrol 34, que desviaran al público que estaba entrando a esas horas al recinto por la segunda planta, como es habitual en el pabellón, se dirigieran directamente a la planta primera y a la planta baja por unas zonas no habilitadas para ello, como eran las salidas de emergencia de esas zonas del Madrid Arena. Con la pista atestada de gente cerca de las tres de la madrugada, la organización llevó hasta allí a cientos de personas por una vía absolutamente irregular.
En las imágenes que analiza la policía desde hace una semana, se aprecia como las dificultades para acceder a la pista central ya eran enormes desde las 2.20 de la madrugada. Solo 10 minutos después de esa hora, la organización había decidido desviar a la gente de la entrada principal al recinto por la segunda planta a un acceso hasta entonces cerrada que conducía a la planta baja donde se encontraba la pista central. De esa manera, según muestran las imágenes, mientras que entrar o salir a la pista central por el vomitorio donde ocurrió la tragedia ya era peligroso a las 2.20 de la mañana, cuando se registra la primera avalancha seria, a partir de esa hora y prácticamente cada 10 o 15 minutos volvían a producirse tapones y aglomeraciones de alto riesgo.
Esa situación, que según muestran las imágenes nunca fue controlada o encauzada por los controladores de seguridad de Kontrol 34 que se encontraban en el interior del pabellón, derivó en un incidente mortal, registrado por las cámaras a las 3.33 de la madrugada, donde el tapón del vomitorio ya no permitió la entrada ni la salida normal de gente. Es en ese momento cuando los vigilantes de Kontrol 34 se afanan con la ayuda de algunos jóvenes que habían acudido a la fiesta por rescatar a los jóvenes atrapados dentro del vomitorio. Las escenas de tensión que recogen las cámaras muestran como los controladores de Kontrol 34, con un peto de color amarillo, intentan apartar a los curiosos que se agolpan junto a la entrada del vomitorio.
Esas imágenes, que la policía tuvo a su disposición desde unas horas después de ocurrido el suceso, desmienten en parte o en todo a las declaraciones ante el juez de Miguel Ángel Flores, empresario y organizador de la fiesta, que atribuyó lo ocurrido a un macrobotellón que se realizaba en las afueras del recinto y que provocó que 4.000 jóvenes se saltarán una valla, se colaran en la fiesta y provocaran el exceso de aforo que derivó en las avalanchas.
Las cámaras no recogen nada que tenga que ver con ese episodio sino que muestran una entrada de jóvenes al recinto por los ocho pasillos habilitados para ello mostrando su entrada. Lo que sí recogen las cámaras es un desvío irregular del público por parte de los organizadores a partir de las 2.30 de la madrugada para que accedieran a la pista central en la planta baja por una salida de emergencia.
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