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No hay ruta segura para los migrantes centroamericanos Los centroamericanos que huyen de la violencia extrema en Honduras, Guatemala y El Salvador son doblemente victimizados a lo largo de la ruta migratoria hacia México y Estados Unidos, según un informe de Médicos Sin Fronteras William lleva en brazos a su esposa Gloria a la comisaría de policía para poner una denuncia por un asalto sufrido durante la ruta en la frontera de Guatemala con México. Para Gloria es el primer intento de llegar a Estados Unidos donde viven su hermana y su primo.
Su marido, William, hizo la ruta hace seis años. Fue secuestrado por unos narcotraficantes en el estado de Tamaulipas, durante el secuestro sufrió torturas y vio morir a otros migrantes. Consiguió escapar junto a otras cinco personas, pero fue deportado nada más llegar a los Estados Unidos.
Tanto Gloria como William tuvieron que salir de Honduras porque las maras (pandillas) les amenazaron de muerte.
Cortesía MSF Un tren de carga vacío estacionado en las vías cerca del centro de migrantes de Huehuetoca, a unas dos horas al norte de la Ciudad de México.
Antes de la implementación del ‘Plan Frontera Sur’ en julio de 2014, este punto ferroviario era transitado por migrantes que trataban de subir al tren. Pero ahora, debido a los horarios irregulares de los trenes y a las medidas de seguridad (como en los trenes de alta velocidad), la gente elige rutas más clandestinas y, por tanto, más peligrosas.
Cortesía MSF Dos hombres preparan su viaje hacia el norte en el refugio de migrantes de Guadalajara. En Guadalajara el tren pasa por la noche, pero como no hay un horario fijo de tránsito la gente se prepara antes del atardecer.
Cortesía MSF Después de llegar a México caminando, Marisol decidió no subirse el tren de carga conocido como "La Bestia" en el norte porque era demasiado peligroso para viajar sola.
En su lugar, decidió pedir asilo. Cuando era niña Marisol sufrió abusos por parte de su padrastro. Desde que llegó al refugio ha estado apoyando a otras mujeres víctimas de abusos.
Marisol es homosexual y por ello está alojada en la sección reservada al colectivo LGBTI de un refugio de Tenosique.
Cortesía MSF Zona de mujeres del refugio para migrantes de Tenosique.
Casi un tercio de mujeres ha sufrido abusos sexuales cruzando México según datos estadísticos recogidos por los equipos de Médicos Sin Fronteras.
Cortesía MSF Una psicóloga de MSF atiende a una paciente. M. se quedó embarazada tras sufrir una violación en Honduras.
M. decidió huir de su país por miedo a que su violador supiese del embarazo. La primera vez que intentó cruzar la frontera con México fue deportada.
Está embarazada de seis meses y el mes pasado volvió a intentar hacer la ruta hasta llegar al refugio para migrantes de Tenosique.
Cortesía MSF Migrantes pasan el tiempo y se relajan con juegos de mesa mientras esperan a un tren de carga en el refugio de Tenosique. Cortesía MSF Ottoniel, de Guatemala, está tratando de llegar a Estados Unidos por cuarta vez.
La primera vez fue hace nueve años y fue detenido por los servicios de migración en Texas y deportado de vuelta a Guatemala. “Desde entonces la ruta se ha vuelto mucho más peligrosa”, explica Ottoniel.
En su segundo intento fue obligado a portar una mochila llena de drogas, un método muy común usado por los migrantes que no tienen dinero suficiente para pagar un ‘coyote’ (traficante de personas).
Cortesía MSF