Nos hemos acostumbrado a una jornada laboral de ocho horas que al final, muchas veces, pasa a ser de 10, de 12 e, incluso, de 14 horas, y nos parece algo tan normal. En realidad, nos resta mucha productividad.
El gobierno sueco realizó pruebas para averiguar el impacto de establecer una jornada de solo seis horas, obteniendo buenos resultados: aumento de la productividad, mejora de la salud cardiovascular y una reducción del absentismo a la mitad. Todo esto acompañado, por supuesto, de la generación de nuevos puestos de trabajo. A su gobierno no le está resultando fácil implantarlo a nivel general porque, aunque los suecos quieren conciliar más, aún no están dispuestos a que se les reduzca el salario de forma proporcional.